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Voces en el
Silencio
Marius impresionado al ver que era un humano quien
había entrado en sus pensamientos, le hizo enojarse con él mismo por ser tan descuidado…
otra vez, bajo flotando la gran cascada aterrizando en una piedra, la persona
que tenia frente a él era un jovencito pequeño de 1.56 de estatura, con cabello liso negro azabache y algo largo ya que caía
desordenadamente en su su frente, a penas dejaba ver sus ojos que
eran igual de oscuros pero con un brillo de gracia e inteligencia en ellos, sus
dientes muy blancos, y su piel color canela; la ropa que vestía era muy
sencilla: una camisa que alguna vez fue blanca de mangas cortas y un pantalón
azulon corto muy gastado.
- Buenas noches, - dijo el chico en inglés muy alegremente con un marcado acento centroamericano,
un poco agitado por correr una distancia en corto tiempo - Mi nombre es
Cristóbal, perdóneme haberle llamado la atención de esa forma, ¡fue un
atrevimiento de mi parte!, es que… - mientras se explicaba le miraba
intensamente, saltando de Mekare a Marius de Marius a Mekare – pensé que se iría
antes de que escuchara mi voz a través de la catarata, yo estaba… no pude reaccionar a tiempo cuando
estaba aquí abajo, ¡usted es muy veloz!
Marius mostrando una sonrisa hermosa que siempre le
ha caracterizado
- Mucho gusto Cristóbal mi nombre es Marius, no te preocupes
por eso – dijo él con su encanto, aunque
el sabía que eran raros los humanos que podían entrar en su cabeza – te agradecería mucho que no lo vuelvas hacer
Cristóbal… se que sabes quien es mi acompañante – el chico sonrió apenadamente
- Es ella quien esperaba, aunque desconozco su
verdadero nombre, Señor Marius
- Ella es Mekare, Cristóbal llámame solo por mi
nombre
- ¡Mekare!– repitió Cristóbal mientras la miraba
fijamente anonadado aun mas como si el simple hecho de conocer su nombre le
hubiese dado mas presencia a su persona, por el color
de sus ojos verdes intenso pero sin esencia y su piel traslucida blanca,
o sus rizos brillando con los resplandores de la luna, Marius intento leer su
mente, como el chico lo había hecho con el, pero había una muralla en sus
pensamientos aunque estaba seguro que el chico lo hacia sin intención y a pesar
de la emoción con que había hablado, su corazón estaba muy tranquilo y su
músculos relajados
- Que bueno que están aquí, estaba preocupado, porque
los he esperado tres días, y pensé que ya no venían hasta que ayer ese espíritu
me pidió que me comunicara con una persona, así que tenia la esperanza que
vendrían a tiempo
- Fuiste tu el que entro en los sueños de Jesse
- Jesse, si ella, aunque no fue exactamente yo el
que lo hizo, fue él, es algo complicado, - concluyo al ver la mirada de Marius
- pero él fue muy convincente además no podía desperdiciar esa oportunidad es extraño
ver espíritus de su tipo… pidiendo un favor tan fervientemente.
- Tu eres un hechicero – dijo Marius aunque mas
pareció una afirmación que una pregunta
- ¿yo…? No… vera soy un Chaman, s… Marius, que es muy diferente… de lo que se cree, pero yo no lo parezco, – dijo entre risas
Cristóbal, - Supongo que esperaba alguien que pareciera mas confiable – se
detuvo en seco sin esperar respuesta ya que mirando hacia el poniente como si
el sonido de algo le hubiera detenido - ¡Nos están llamando!, tenemos que
partir ahora
- De acuerdo, dijo Marius – yo te seguiré tratando de escuchar lo mismo pero no habia nada mas que bichos, viento y arboles.
La seriedad que tenia guardada el chico apareció
tras escuchar a Marius
- Usted, vendrá también… -
- Si no puedo
alejarme de Mekare, ya que su hermana me solicitó le cuidara
- Nosotros no queremos dañarla, solo queremos darle
la oportunidad de curarse…
- Lo se. Y no
es mi intención ser un obstáculo, o una amenaza para nadie, solo que no me
pidas que la deje sola, no me es posible hacerlo.
- Me imagino que diga lo que diga no podré
convencerlo de lo contrario ¿Verdad?
- Eso es un hecho – Contesto Marius, el chico
suspiro, y de nuevo surgió su sonrisa,
- bueno, que le vamos hacer, por favor sígame, no
queda tan lejos de aquí…
Marius le sugirió a Cristóbal si le podía llevar, que le indicara el camino y
llegarían volando, el chico le pareció interesarle la idea pero freno su deseo
diciendo que seria una mala idea llegar de esa forma además que solo conocía el
camino por tierra no por el aire.
Se introdujo a la selva espesa, por los pequeños
árboles que luchaban por alcanzar el sol,
enredaderas que pendía de los Árboles gigantes que cuyo el espesor de la
copa evitaba la entrada de la luz de luna, aunque esto no era un problema para
Marius ya que la noche era su elemento, cargaba a Mekare en brazos, le era mas
practico y además era una bella mujer… y Cristóbal era parte de ese lugar,
cuando había algo que le estorbara y que no pudiera rodear tenia su machete, su
pequeña estatura encerraba dentro de si una interesante
personalidad eso le pareció agradarle al inmortal.
- Usualmente los chamanes son personas maduras –
comento el chico mientras se metía por en medio de una enredadera - estaba en
lo correcto Marius al esperar alguien
mayor, debería ser mi padre el que realizará esta empresa, pero el falleció
prematuramente hace dos años
- Lamento escucharlo – Dijo Marius – mientras le seguía
de cerca creando su propio sendero, aplastando o doblando lo que se le
atravesara con el poder de la mente
- Si, yo también, él me hace mucha falta… miro hacia
atrás y vio el sendero que dejaban Marius el cual volvía casi a la normalidad
cuando el se alejaba, el chico sonrió aún mas… y Marius escucho algo como
“Asombroso” salir de su boca
- Tú ocupaste su lugar – continúo Marius
- Si, mi padre me enseño todo sus conocimientos
desde que era un niño, porque yo herede el don desde que naci… - Unas lianas lo
había atrapado, pero se safo rápidamente su contextura era flexible y le hace
muy fácil entrar o pasar a través de hendiduras angostas entre los árboles, ya
que evitaba en lo posible dañar.
- A las personas les ha sido difícil poder confiar
en mi debido a mi edad, aunque hasta el momento, creo que lo he hecho bien…
Marius y Cristóbal siguieron charlando atravesando
la frondosa selva, así pudo escuchar del joven que a pesar de su edad llevaba
una responsabilidad muy grande sanando personas y acudiendo a donde le llamaran,
pidiendo sus habilidades sobrenaturales aunque a él le parecían lo mas normal
del mundo, aunque no especificaba como lo hacia, al inmortal le recordó que era
una vida similar a la que llevaban las gemelas antes de ser transformadas, el
joven parecía muy feliz al contarle sus cosas, sobre todo cuando menciono que
hacia mas de 2 años que estaba casado y que esperaba con ansia tener su primer
hijo.
Cubrían mas terreno y la selva no parecía
desaparecer si no hacerse mas espesa, siempre pasaban uno que otro riachuelo o
río; Marius también le contó ciertas cosas que el joven preguntaba y se
sorprendió al saber que Marius no era ingles sino Italiano, mejor dicho romano,
así que le llovieron miles de preguntas acerca del mundo antiguo del que
provenía; la noche avanzaba y ellos
también, supo también que Cristóbal hablaba muy bien el ingles, alemán, español
y portugués, según el su don de lenguas que era heredado de su línea familiar;
también, a ciertos extranjeros misioneros habían llegado a su pueblo para
convertirles al cristianismo, a unos científicos, que iban y venían a buscar
hiervas milagrosas o ciudades perdidas; también encontró que tenía en común la lectura, cada vez
que Cristóbal encontraba algún libro se lo leía con ansia.
Seria debido al paso “lento” que llevaban, el
inmortal noto que no había encontrado criatura alguna y la selva es famosa por
albergar gran cantidad de animales.
- Es por el espíritu que nos sigue – Dijo Cristóbal tranquilamente
- los animales prefieren evitarlo por instinto natural
- Puedes verlo.
- Si – dijo deteniéndose y viendo hacia atrás, - y
se parece mucho a usted
- ¿A mí?, en que sentido
- Bueno su apariencia, rubio, alto, ojos azules,
sabe que por un momento creí que era él quien la traía en brazos, me quede
helado del susto… pero viéndolos de cerca a los dos son diferentes – dijo
Cristóbal volviendo al camino - usted es un poco mas bajo y delgado no tiene
pinta de guerrero
- Si es cierto, nunca me agradaron las armas,
prefiero la pluma y el papel… y ¿él está aquí ahora?
- Si a su lado mientras caminamos
- Que clase de espíritu es – pregunto Marius con un
hito de curiosidad – escuche por boca de otra persona que él era su espíritu
acompañante ¿que es exactamente?
- Si que lo
es, son espíritus que algún hechicero adopta o mejor dicho ellos adoptan al
chaman para darles sus favores exclusivos y que este en contribución le
alimenta, pero él es especial ya que el era un humano… es rarísimo escuchar alguno,
ya que ellos no tiene muchas habilidades y además tienden a desequilibrarse
debido a sus experiencias cuando estuvieron vivos como la ira, envidia, cosas
como esas, y resultan muy peligrosos, pero Drevón es diferente por eso… por el
tiempo que han estado juntos… porque es lo bastante poderoso para hacer cosas
por su cuenta, o será por la naturaleza de su ama – hubo un silencio por
parte de Cristóbal por haber tocado un tema tal vez susceptible.
- Un bebedor de Sangre – Dijo Marius
- Un inmortal – siguió Cristóbal – los chamanes vamos aumentado
nuestro poder con el tiempo, debido a la
experiencia que nos da la existencia; a nuestra comprensión de la esencia de las
cosas, (que nuestro ser sea susceptibles a las cosas que no se pueden ver, al
mundo espiritual) – Aclaro por alguna razón – lo mismo pasa con un espíritu acompañante
que se alimenta de un hechicero, pues evoluciona en poder al mismo tiempo ya
que unen sus esencias y cada uno se va desarrollando conjuntamente con el
otro, hasta que el chaman muere pero en este caso no ha pasado y no pasara a
menos que el contenedor sea destruido
- ¿Contenedor?
- si algo físico un objeto, cosa algo que haya
pertenecido al ser en cuestión es atado y llevado por el hechicero
- ¿Es por eso que Drevon puede tomar el cuerpo sin
permiso de una hechicera? pregunto Marius
El joven se detuvo su marcha y con una expresión de
aprensión
- ¿Como? ¿usted lo vio?
- Si – dijo Marius – el hablo con varios de nosotros
inclusive poseyó a uno de nuestra raza
- Es mas sorprendente de lo que creí – se refería a
la hechicera y no al inmortal bebedor de sangre - es difícil tener un contacto
de tal forma si no es permitido por esa persona y mas si es alguien que conoce como
defenderse.
Cayó un silencio de pronto mientras Cristóbal
analizaba la situación que al parecer no sabia.
Mientras eso pasaba la mañana se acercaba mas, Llegaron al poco tiempo a un claro pero
resulto ser un enorme árbol que hacia muy poco había aplastado todo bajo su
peso, y era tan grande que mas parecía un enorme puente, mientras el chico
pensaba que hacer, Marius puso delicadamente en pie a Mekare y ella obedientemente se mantuvo parada, la tomo por
la cintura y se acerco al joven que no había notado sus intenciones; también le tomo por la cintura y Marius de un salto pasaba por encima del
gran obstáculo cayendo delicadamente en el piso dejando atrás el gigantesco
árbol.
– ¡fantástico! – dijo maravillado Cristóbal, como lo
hace.
– No lo se, solo lo hago.
– Asombroso -
Al fin, después de horas de caminata, llegaron a
otro río que estaba al pie de una
montaña que sobresalía, allí en la rivera se detuvieron, del otro lado, un
asentamiento de chozas echas manualmente de ramas y hojas.
Todos los que allí estaban fueron a recibirles con
antorchas en la mano, era aproximadamente 12 personas entre 5 mujeres y 7 hombres
todos de diferentes edades pero en su mayoría eran de edad madura casi todos
vestían ropa modernas para asombro de Marius.
Uno de ellos al parecer el mayor de todos era un hombre
de color tal vez de 75 años, vestía una camisa blanca y un pantalón del mismo
color, su cabellos casi blanco rizado, su ojos café oscuro, cejas pobladas,
aunque su contextura parecía fuerte el paso de tiempo se hacia sentir al
caminar hacia ellos.
Cruzo el
riachuelo y le hizo una señal a Cristóbal de no hablar al parecer quería
explicar la presencia de Marius, se detuvo enfrente a él que cargaba en sus
brazos a Mekare, toco el rostro de ella mirando con detenimiento sus ojos
verdes que reflejaban el crepitar de la antorcha que el llevaba en su mano
derecha y luego hablo varias frases en un idioma que Marius desconocía, su voz se
oía cansada pero con un acento que marcaba autoridad y dos de las mujeres una
de color la cual llevaba un vistoso vestido color verde y sandalias, de cabello
largo muy negro con una que otra hilo plateado iba agarrado en un moño
elaborado y otra era joven de piel canela clara y ojos oscuros cabello castaño
muy corto, con un baquero moderno y una blusa blanca de botones y una botas, de aproximadamente 30 años, ambas
respondieron al llamado acercándose a ellos, Marius se presento con su encanto
habitual
- Buenas noches a todos, Mi nombre es Marius
El hombre que le había ignorado abiertamente le miro
al fin con un aire tal vez de desden,
Marius no pudo saberlo con franqueza ya que era imposible de leer sus
pensamientos, cosa que no había ni siquiera intentado hacer y sus cuerpos era
tan indescifrables como sus mentes lo único que Marius estaba seguro que a
ninguno pareció alegrarle su presencia excepto a Cristóbal quien tradujo el
saludo de Marius a ese idioma, el hombre le contesto, y El joven se dirigió a Marius
- Marius dice el señor Tiaho que si puede dejarla en
el suelo
Marius obedientemente la dejo tocar con sus pies el
blando suelo de la rivera y las mujeres
que aguardaban se acercaron pero no vieron a Marius a los ojos, inclusive no le
miraron, tomaron cada una de la manos a
Mekare y cruzaron el río con ella llevándola dentro del follaje que empezaba al
pie de la montaña, Marius no dijo nada sin embargo intento seguir a las mujeres
se llevaban a Mekare, pero Tiaho se movió franqueándole el paso y
dirigiéndose a él volvió hablar en un tono autoritario:
- Él le dice que no puede pasar porque usted no es
bienvenido – le tradujo Cristóbal – pero no se preocupe ella esta bien muy cera
de aquí
Marius sonrió ante la esperada bienvenida sin
embargo con paciencia
- No es mi intención transgredir sus preceptos,
pero, solicito respetuosamente a usted Tiaho, que me permita quedarme lo más
cerca posible de Mekare, vengo en pedido de su hermana
Cristóbal hablo al hombre mayor pero este pareció
enojarse no tanto con Marius ya que le tiro una mirada fría como el hielo, si
no con Cristóbal
Marius trato intervenir pero prudentemente no lo hizo, ya que Cristóbal
hablaba al parecer a favor de su persona ya que escucho su nombre un par de
veces y el de Mekare también, después de
la seria y airada conversación el hombre mayor llamado Tiaho se acerco a
Cristóbal y con una fuertes palabras (parecía ser una fuerte advertencia)
termino el diálogo dejando al joven con una expresión de perplejidad, y se
alejo marchándose por donde se habían llevado a Mekare cerca de la montaña
*_______*
- Marius – Dijo Cristóbal seriamente - Hágame una
promesa muy seria y júreme por lo más
sagrado que tenga que no la romperá sin importar nada
- No erijo mis acciones en base juramentos Cristóbal,
pero las cosas que hago o digo no son basadas en banalidades – dijo Marius
sinceramente mirándolo a sus negros ojos – pero si has confiado en mi
trayéndome hasta aquí y abogando por mi presencia en este lugar haré todo para
recompensar esa confianza que has puesto en mi
Cristóbal se quedo un poco sobrecogido al escuchar
las palabras del rubio inmortal
- Entonces si le pido que haga algo extraño lo hará
- Por supuesto; siempre y cuando, haya al menos una
pequeña explicación. Te aseguro, como ya
te lo he expresado, que no quiero molestarlos ni dañarlos, ¿me crees?
- Si, aunque no se porque – dijo Cristóbal
- Que paso exactamente – Pregunto Marius – entre tú
y el hombre Tiaho
- Me ha regañado por haberlo traído tan fácilmente
aquí… pero creo que lo he convencido a que usted se quede…
- ¿Crees?
- Me refiero a que no nos ha echado… y aun estamos
los dos aquí, pero me dijo que me hacia
responsable de lo que usted hiciera y que le tenia que vigilar – dijo
sonrientemente
- Me parece
sensato de su parte, que no confié en mí y confía plenamente en ti, tal vez no
en tu decisión pero si en tus habilidades – comentó Marius, el chico sonrío… y
alzando la ceja derecha:
- Así que puedo pedirle un par de favores
- Que es lo que necesitas que haga o mejor dicho que
no haga
- Usted lo tiene que analizar todo verdad ¿Es un
habito de su gente?
- No. En realidad somos como cualquiera
- Mmmm!!! Primeramente, sin animo de ofenderlo… que
no se alimente de ninguno de nosotros o de las criaturas de por aquí,
- No tocare a ninguno de ustedes, debido a mi edad
mi sed no es un problema
- ¿en serio, por?... bueno, También, que no se
traslade como lo hacen ustedes si no mas sencillamente, si no es molestia.
- Te refieres a que no vuele o que aparezca y
desaparezca de un lado a otro imprevistamente
- Si eso y que no salga de su cuerpo ya que en este
lugar es muy especial y estaría en un problema serio. No trate de relacionarse
con ningunos de los demás chamanes a menos que ellos le busquen y si es así –
dijo bajando la voz – tenga cuidado de que no lo toquen a usted o alguna de sus
pertenencias, nunca se sabe
- Esta bien – contesto en medio de una sonrisa - Gracias por el consejo
- En las noches cuando se despierte no debe de andar
indagando solo por lo alrededores, yo le
estaré esperando en este lugar y tratare de aclarar sus dudas, también debe
hacerme caso si le pido algo
- Esta bien
- Y lo mas importante mañana en la noche empezará la
curación, si se le permite entrar en cámara principal de la pirámide no debe
nunca tocar, acercarse o mirar fijamente a la Sra. Mekare esto es muy
importante. Prometo explicárselo después.
- Eso es todo – pregunto Marius
- Creo que eso es todo por el momento
- Muy bien, haré todo cuanto me has pedido, pero aun
no he visto esa estructura todavía
- Haaa!!! – Exclamo Cristóbal con la picardía de
niño pequeño escondiendo su mejor juguete – ya lo vera, es grandiosa… pero
antes quiere seguirme y le mostrare donde esta Sra. Mekare – termino Cristóbal
*_______*
Cristóbal tomo una de las antorchas, y caminaron río abajo del lado opuesto a la montaña,
entraron en la espesura subieron una cuesta; era fácil perder el sentido de
orientación en un lugar como este, ya que la espesura de la selva era un manto
que lo cubría todo, llegaron a lo alto de una especie montículo de piedra que
sobresalía la luna caía de lleno en este lugar al observar abajo se podía
divisar luces de antorcha que estaban colocadas en la orilla del un estanque.
Con sus ojos de vampiro Marius pudo ver con claridad
todo lo que pasaba como si estuviera abajo, allí en medio del estanque estaba
Mekare en deslumbrante belleza, le habían despojado de su ropa y joyas; y
procedían a darle un baño
- Están preparándola para mañana en la noche, ya que
no pueden hacerlo de día - dijo Cristóbal
- Que hermosa mujer – dijo Marius
- Puede verla desde esta distancia – dijo con
asombro Cristóbal – no me parece prudente entonces… - dijo el un tanto incomodo
Marius solo asintió con la cabeza esbozando una de
sus sonrisas encantadora, siguió observando a la silenciosa pelirroja, de
cabellos largos rojos ondulantes, de cuerpo esbelto como delicado; era un ángel
de piel blanca y ojos verdes, tan tentadora para cubrirla de besos… ¿Cómo será Mekare
verdaderamente en su interior?...
Junto a Mekare estaban la mujer de color que era
casi tan alta como ella, peinaba su cabellos rojos y la mas joven se acerco con
unas tijeras y se las dio ella cuidadosamente le cortó su cabello regresándole cuidadosamente mechones que la joven colocaba
en la bandeja de madera que llevaba,
- Porque le cortaron el cabello – pregunto Marius –
- Lo necesitamos – respondió simplemente Cristóbal
Cuando hubieron terminado la joven llevo la bandeja
junto a las ropas que había retirado, estaban doblados cuidadosamente en una
mesa improvisada en la orilla opuesta junto a sus objetos personales, la joven estaba
colocando el cabello dentro de una especie de bolsa y desaparecía con todo
saliendo de la vista entrando a la selva.
Mientras tanto otras dos mujeres aparecieron una de
ellas llevaba en sus manos ropa de color blanco seguramente para Mekare, ella
rubia con ojos color gris, aunque su piel era morenada de contextura rellenita,
llevaba un vestido estampado color blanco con flores amarillas de
aproximadamente 50 años, colocó la ropa una piedra próxima a ella y entro al
estanque.
La otra mujer estaba ya con Mekare frotando su piel
con una especie esencia que tenia en un guacal que en su interior se podía
aprecia lo que le pareció a marius una especie de aceite y flores colores
rojas, la mujer era también de edad madura, 45 tal vez; cabello rizado color negro agarrado en una
cola, mulata aunque un poco baja llevaba un pantalón negro y una blusa larga
color blanca; y por ultimo la mayor de todas una anciana de cabello blanco
rizado era un poco menor que Tiaho, su piel muy blanca y arrugada, sus ojos
negros y muy intensos, miraron hacia lo alto divisando a Marius y Cristóbal, ofreciéndoles
una sonrisa de bienvenida; era muy bajita y delgada pero mejor conservada que
Tiaho, siguió observando a las otras desde la horrilla ella llevaba en las
manos una caja de madera rustica muy vieja tallada a mano, cuando terminaron
llevaron a Mekare frente a la anciana ella saco de la caja una daga de piedra
de jade y una especie de plato hondo también hecha del
mismo material y corto las muñeca de la mano derecha dejando caer la sangre
dentro del plato de metal.
Marius pudo sentir el dulce olor la sangre de Mekare
a esa distancia, comprendiendo así el porque Mael había cedido tan rápido a la
sed hasta el punto de enloquecer momentáneamente, era tan seductora su olor que
entraba por su nariz y tocaba su paladar haciéndose sentir su textura
recorriendo su garganta… por un momento
tubo un pequeño pensamiento malintencionado, pero el crepitar intenso de la
antorcha que Cristóbal llevaba se incremento en una llamarada, casi
imperceptible hizo que pasara rápidamente de su mente.
- No se exalte Marius – intervino Cristóbal sacando a
Marius de su aislamiento junto con la antorcha – necesitamos su sangre también
pero solo un poco si alguno de nosotros quisiera hacer algo diferente su
espíritu acompañante intervendría
Marius no comento nada al respecto, veía como las
heridas se cerraban y pensó lo extraño que era, nunca otra sangre de un bebedor
de sangre provocaba tal necesidad de poseerla…
La anciana después de hacer un extraño preparado utilizando
una pequeña parte de la sangre dibujo figuras en distintos lugares del cuerpo
de Mekare, en la frente, la nuca, la espalda, el pecho las palmas de las manos
el vientre los pies y al final de su espalda.
- que son esos símbolos que dibujan en su cuerpo
- son sellos que marcan los centro de poder, todos nosotros tenemos
lugares especiales de energía en nuestro cuerpo
- Como las chacras
- podría decirse que algo parecido, ya que no es su
energia vital la que marcamos ya que ella esta… bueno…
- esta muerta – continúo Marius
- si… eso, marcamos los puntos de su esencia…
Luego vistieron con delicadeza con los ropajes
blancos era un vestido largo de una sola pieza con una abertura para los brazos
y la cabeza, le llegaba hasta los talones, y era justo de su talla,
seguidamente todas se retiraron del lugar.
Detrás de ellos y sin aviso apareció la mujer de
cabello corto, trayendo consigo solo una especie de maletín al verlos sonrió a
ambos hombres y saludo en español
- Buenos días – dijo con delicada voz,
con una asentó característicos de Venezuela;
- Buenas noches – contestaron al unísono los dos
caballeros
- Usted debería tener las pertenencias - Ella
dirigiéndose a Marius directamente
- Gracias, señorita – alcanzado la maleta
- Mi nombre es Leila – había en la mujer una sombra
de curiosidad
- Mucho gusto el mío es Marius, solo Marius, gracias
- Revise todas sus cosas, por favor, ¿Esta todo? –
Pregunto ella
- Si, por su puesto – Marius abrió la maleta y
dentro estaban la vestimenta que llevaba incluido la capa, junto con sus
zapatos y las joyas – todo esta en orden gracias
La mujer sonrió al hombre rubio y miro directamente
a Cristóbal y este a su vez como respuesta se sonrojo
- Ya van abrirla, seguramente no quieres perderte
esto Cristóbal
- por su puesto que no!!! – contesto entusiastamente
Cristóbal - con su sangre verdad, era
con su sangre en el sello principal
- Si de esa forma… ¡tu tenias razón! – dijo un poco
contrariada -, Usted también vendrá creo que hay salas especialmente para que
su gente descanse en el día.
- En la pirámide – comento Marius
- Si
Los tres regresaron prácticamente por donde habían
venido silenciosamente encabezados por la mujer, Marius encontró esto muy grato
ya que de alguna manera parecían confiar en el, al menos eso parecía, al llegar
nuevamente al pequeño río lo siguieron este bajaba de la montaña dispersamente
había una línea de antorchas y el sendero a seguir estaba reciente hecho, había
limpiado y dejado un pequeño y angosto camino que iba en subida por la
pendiente no había mucha diferencia de lo caminado anteriormente para Marius
pero poco a poco fue dándose cuenta
- Esta es… – dijo un juguetón Cristóbal a Marius –
- La montaña es la pirámide – dijo Marius
tranquilamente quitándole el aire de juego a Cristóbal, mientras Leila se
escuchaba reír adelante
- Pero…¡¿Cómo se dio cuenta?! – pregunto exaltado
- De alguna manera la posición de los grandes
árboles de este lugar en especifico tiene un orden aleatorio y son diferentes a
los demás, así que cabe razonar que fueron sembrados en terrazas… - siendo
condensendiente con el decepcionado chico - …aunque para ser sincero no me
había dado cuenta antes porque…
Y en efecto los árboles fueron sembrados y crecieron
en cada de una de los enormes terrazas que formaban la pirámide escalonada, por
lo que había estado cubierta por ellos y con el paso del tiempo fue
perfectamente camuflada, inclusive por los que alguna vez oyeron de su
existencia: ya que no miraban nada mas que otra montaña y nadie que no se hubiera acercado lo
suficiente sabría que en vez de una montaña era una pirámide.
Mientras subían con sus ojos de vampiro Marius pudo
ver rastros de piedra granítica casi imperceptibles, al llegar a la mitad del
camino estaba una cantidad de atochas
eran la mayoría de los chamanes, los cuales habían sacando de raíz un enorme árbol
de Castaña, estaba echado a un lado casi intacto
(Marius se pregunto ¿Cómo? ya que no había allí ninguna maquinaria para hacer
tal proeza) siguió adelante y se unión con los demás mientras que Marius y
Cristóbal se quedaron rezagados a una distancia demasiado prudente muy a pesar
de Cristóbal se le dificultaba grandemente ver lo que sucedía y daba de
saltitos para poder alcanzar a ver
Marius sin embargo no tenía ese problema y le relato
a jovencito lo que veía: en el agujero donde había estado la castaña entre sus
raíces (le recordó gravemente el lugar donde fue transformado) se escondía una
entrada hacia el interior se veía unos pilares y una enorme puerta circular de
granito blanco en la cual estaba gravadas símbolos (no muy común para la
arquitectura del lugar) Marius calculo que ni
4 antiguos podrían mover tal puerta que aun estaba aun medio soterrada.
Todos los chamanes estaban a la expectativa,
haciendo un círculo en la entrada y en el centro Mekare bella y tan ausente
como siempre a los acontecimientos, el cabello corto le quedaba muy bien sus
rizos cortos le dejaban ver claramente sus rasgos tan parecidos a los de
Maharet, pero Mekare parecía de alguna manera frágil…
La anciana estaba pasando a Tiaho la sangre de Mekare
el cual roció en cada uno de los pilares, ese olor dulce nuevamente, inquieto a
Marius, tubo que morderse la lengua para dejar pasar un poco de sangre en su garganta para que no le quemara la sed, mientras que el anciano dejo caer la mayoría del liquido carmesí en la voca
abierta de una de las imágenes centrales la cual para asombro de Marius fue
absorbida por la piedra dejando ver que los hilillos de sangre recorrían cada
una de las grietas cinceladas de la gran puerta lo mismo pasaba con las
columnas después esta desapareció absorbida por la piedra tras un segundo de
silencio “absoluto” escucho estruendos dentro y fuera la tierra tembló y con
facilidad la puerta circular comenzó a girar por si misma hasta dejar una
enorme entrada a un oscuro pasillo el anciano sin demora pidió una antorcha y
fue el primero en entrar nadie le siguió luego su luz desapareció en la
oscuridad y esperaron.
El amanecer estaba muy cerca Marius no estaba
cansado a pesar de no haber dormido dos días completos sin embargo se vería en
la necesidad de buscar un lugar seguro donde resguardarse del día, después de
casi media hora una luz ilumino el pasaje por donde entro y regresando un crepitar de fuego se escucho dentro que iluminó
la entrada todos entraron, Casi todos excepto Cristóbal y Marius
- Creo que no podré esperar ese lugar acogedor del
cual hablaba Leila
- Si esto va para largo Marius
- y creo que
tu estas ansioso por seguirlos
- Lo siento no puedo evitarlo, debe ser sensacional
dentro ¿no lo cree?
- Por su puesto - contestó
- Acaso no va a tratar de entrar y seguirla
- no podría, no se me ha invitado a pasar
- no pueden entrar a un lugar sin permiso de su
dueño
Marius río ante tal idea que viene de una leyenda
sobre su gente
- Claro que no, eso seria una descortesía…
- Si es cierto – dijo apenado Cristóbal por su
pequeña ilusa suposición –
- y hay alguien mas cuidándola en todo momento
inclusive de mi. Drevon
-Si es cierto… se que puede encontrar un lugar mas
acorde con su estilo que enterrarse por allí, de niño mi papa me llevaba a la selva
para enseñarme cosas del oficio, y por naturaleza se que hay muchos
escondrijos en los alrededores también estructuras pequeñas cubiertas por la
vegetación
- ¿como las encuentro?
- Fácil – contesto Cristóbal – solo perciba la esencia
de muerte
- No me vas a escoltar
- No, prefiero seguirlos y confió en usted Marius y
en el amanecer falta solo media hora
Marius se despidió del jovencito Cristóbal y bajo caminado por la ladera, había comenzado
a lloviznar copiosamente
– Esencia de muerte – dijo para si mismo,
Eso era fácil, después de todo el era un vampiro,
llego al campo marcado del encuentro, ascendió por un gigantesco vayo como solo
lo hacen los vampiros, hasta llegar al
tercer piso de la copa de los árboles allí concentro su mente y agudizo sus
sentidos vampiricos teniendo en respuesta muchas percepciones en diferentes
direcciones escogió una lejos de la pirámide llego allí saltando de rama en
rama, cuando llego supo que estaba en lo alto de una Catarata, mas humilde que
otras que habían pasado, pero hermosa con una caída de mas de 40 pies, escalo
por el lado mas cercano las afilada pared con facilidad, sabia que ningún
humano podría hacerlo por la fuerza de la corriente y lo alto de su
localización allí escondida por el flujo del agua entro por una angosta grieta
encontrándose dentro de una cámara esculpida en la roca misma muy semejante a
la casa de Maharet pero esta rustica y descuidada, en todas las paredes había
signos: figuras de personas y animales, tal vez era un lenguaje jeroglífico,
tal vez solo figuras decorativas… había en un rincón una especie de lecho de
piedra, que resulto ser un mausoleo, tuvo curiosidad de levantar la pesada
tapa, pero sintió pesadez en su ojos el sol afuera ya había salido.
Sus ropas estaba empapadas y se las quito, saco de
la maleta el abrigo con que Mael había puesto a Mekare y se recostó en sobre el
ataúd de piedra dejando a un lado el maletín y sus ropas.
- Mekare – se dijo a si mismo él siempre había
tenido curiosidad sobre la nueva madre como era natural; igual que todos los
bebedores pero Maharet había sido un muro impenetrable cuando se referían a
Mekare, de las muchas veces que Marius estuvo de visita en la casa de Maharet
nunca había visto Mekare auque sabia que ella estaba alli, Maharet nunca lo
había permitido ni a él ni a nadie tener contacto alguno, si no a sus mas
allegados, a su familia, que la cuidaba con mucho recelo del mundo exterior
para así nunca mas separarse otra vez.
Pero eso era lo que había sucedido, una separación,
y ahora él era quien debía cuidarla, ella el mayor tesoro de todo los bebedores,
pensó que era ironía poética, cuidar a Mekare, la madre, la reina de los
condenados como la había llamado su hermana, auque Marius sabia que esta vez fue
su voluntad…, él se dejo llevar por las circunstancias y se ofreció, nadie le pidió
hacerlo, fue su boca la que dijo que él podía llevar a cabo esa tarea, hasta
hace unas horas no tenia intensiones de estar en un lugar diferente a su cómoda
cama de terciopelo su tibia habitación
en una bulliciosa ciudad y con un nuevo
libro en su cabecera, pero, tampoco le molestaba en absoluto el duro lecho en
el que reposaba o el incomodo frío que llegaba hasta sus huesos como ahora se
dejaba llevar por el sueño placido que solo un bebedor de sangre disfruta solo
para llegar rápidamente a la siguiente noche y seguir con su cometido, cuidar
de la Madre una vez más.