lunes, 11 de junio de 2012

Cap. IV – Despertar 1ra Parte

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Voces en el Silencio

Marius impresionado al ver que era un humano quien había entrado en sus pensamientos, le hizo enojarse con él mismo por ser tan descuidado… otra vez, bajo flotando la gran cascada aterrizando en una piedra, la persona que tenia frente a él era un jovencito pequeño de 1.56 de estatura, con cabello liso negro azabache y algo largo ya que caía desordenadamente en su su frente, a penas dejaba ver sus ojos que eran igual de oscuros pero con un brillo de gracia e inteligencia en ellos, sus dientes muy blancos, y su piel color canela; la ropa que vestía era muy sencilla: una camisa que alguna vez fue blanca de mangas cortas y un pantalón azulon corto  muy gastado. 
- Buenas noches, - dijo el chico en inglés muy alegremente con un marcado acento centroamericano, un poco agitado por correr una distancia en corto tiempo - Mi nombre es Cristóbal, perdóneme haberle llamado la atención de esa forma, ¡fue un atrevimiento de mi parte!, es que… - mientras se explicaba le miraba intensamente, saltando de Mekare a Marius de Marius a Mekare – pensé que se iría antes de que escuchara mi voz a través de la catarata,  yo estaba… no pude reaccionar a tiempo cuando estaba aquí abajo, ¡usted es muy veloz!

Marius mostrando una sonrisa hermosa que siempre le ha  caracterizado
- Mucho gusto Cristóbal mi nombre es Marius, no te preocupes por eso  – dijo él con su encanto, aunque el sabía que eran raros los humanos que podían entrar en su cabeza – te agradecería mucho que no lo vuelvas hacer Cristóbal… se que sabes quien es mi acompañante – el chico sonrió apenadamente
- Es ella quien esperaba, aunque desconozco su verdadero nombre, Señor Marius
- Ella es Mekare, Cristóbal llámame solo por mi nombre
- ¡Mekare!– repitió Cristóbal mientras la miraba fijamente anonadado aun mas como si el simple hecho de conocer su nombre le hubiese dado mas presencia a su persona,  por el color  de sus ojos verdes intenso pero sin esencia y su piel traslucida blanca, o sus rizos brillando con los resplandores de la luna, Marius intento leer su mente, como el chico lo había hecho con el, pero había una muralla en sus pensamientos aunque estaba seguro que el chico lo hacia sin intención y a pesar de la emoción con que había hablado, su corazón estaba muy tranquilo y su músculos relajados

- Que bueno que están aquí, estaba preocupado, porque los he esperado tres días, y pensé que ya no venían hasta que ayer ese espíritu me pidió que me comunicara con una persona, así que tenia la esperanza que vendrían a tiempo  
- Fuiste tu el que entro en los sueños de Jesse
- Jesse, si ella, aunque no fue exactamente yo el que lo hizo, fue él, es algo complicado, - concluyo al ver la mirada de Marius - pero él fue muy convincente además no podía desperdiciar esa oportunidad es extraño ver espíritus de su tipo… pidiendo un favor tan fervientemente.
- Tu eres un hechicero – dijo Marius aunque mas pareció una afirmación que una pregunta  
- ¿yo…? No… vera soy un Chaman, s… Marius, que es muy diferente… de lo que se cree, pero yo no lo parezco, – dijo entre risas Cristóbal, - Supongo que esperaba alguien que pareciera mas confiable – se detuvo en seco sin esperar respuesta ya que mirando hacia el poniente como si el sonido de algo le hubiera detenido - ¡Nos están llamando!, tenemos que partir ahora
- De acuerdo, dijo Marius – yo te seguiré tratando de escuchar lo mismo pero no habia nada mas que bichos, viento y arboles.

La seriedad que tenia guardada el chico apareció tras escuchar a Marius
- Usted, vendrá también… -
- Si no  puedo alejarme de Mekare, ya que su hermana me solicitó le cuidara
- Nosotros no queremos dañarla, solo queremos darle la oportunidad de curarse…
- Lo se.  Y no es mi intención ser un obstáculo, o una amenaza para nadie, solo que no me pidas que la deje sola, no me es posible hacerlo.
- Me imagino que diga lo que diga no podré convencerlo de lo contrario ¿Verdad?
- Eso es un hecho – Contesto Marius, el chico suspiro, y de nuevo surgió su sonrisa,
- bueno, que le vamos hacer, por favor sígame, no queda tan lejos de aquí… 



Marius le sugirió a Cristóbal si le podía llevar, que le indicara el camino y llegarían volando, el chico le pareció interesarle la idea pero freno su deseo diciendo que seria una mala idea llegar de esa forma además que solo conocía el camino por tierra no por el aire.

Se introdujo a la selva espesa, por los pequeños árboles que luchaban por alcanzar el sol,  enredaderas que pendía de los Árboles gigantes que cuyo el espesor de la copa evitaba la entrada de la luz de luna, aunque esto no era un problema para Marius ya que la noche era su elemento, cargaba a Mekare en brazos, le era mas practico y además era una bella mujer… y Cristóbal era parte de ese lugar, cuando había algo que le estorbara y que no pudiera rodear tenia su machete, su pequeña estatura encerraba dentro de si una interesante personalidad eso le pareció agradarle al inmortal.

- Usualmente los chamanes son personas maduras – comento el chico mientras se metía por en medio de una enredadera - estaba en lo correcto Marius al esperar alguien  mayor, debería ser mi padre el que realizará esta empresa, pero el falleció prematuramente hace dos años
- Lamento escucharlo – Dijo Marius – mientras le seguía de cerca creando su propio sendero, aplastando o doblando lo que se le atravesara con el poder de la mente   
- Si, yo también, él me hace mucha falta… miro hacia atrás y vio el sendero que dejaban Marius el cual volvía casi a la normalidad cuando el se alejaba, el chico sonrió aún mas… y Marius escucho algo como “Asombroso” salir de su boca
- Tú ocupaste su lugar – continúo Marius 
- Si, mi padre me enseño todo sus conocimientos desde que era un niño, porque yo herede el don desde que naci… - Unas lianas lo había atrapado, pero se safo rápidamente su contextura era flexible y le hace muy fácil entrar o pasar a través de hendiduras angostas entre los árboles, ya que evitaba en lo posible dañar.  
- A las personas les ha sido difícil poder confiar en mi debido a mi edad, aunque hasta el momento, creo que lo he hecho bien…

Marius y Cristóbal siguieron charlando atravesando la frondosa selva, así pudo escuchar del joven que a pesar de su edad llevaba una responsabilidad muy grande sanando personas y acudiendo a donde le llamaran, pidiendo sus habilidades sobrenaturales aunque a él le parecían lo mas normal del mundo, aunque no especificaba como lo hacia, al inmortal le recordó que era una vida similar a la que llevaban las gemelas antes de ser transformadas, el joven parecía muy feliz al contarle sus cosas, sobre todo cuando menciono que hacia mas de 2 años que estaba casado y que esperaba con ansia tener su primer hijo.
Cubrían mas terreno y la selva no parecía desaparecer si no hacerse mas espesa, siempre pasaban uno que otro riachuelo o río; Marius también le contó ciertas cosas que el joven preguntaba y se sorprendió al saber que Marius no era ingles sino Italiano, mejor dicho romano, así que le llovieron miles de preguntas acerca del mundo antiguo del que provenía;  la noche avanzaba y ellos también, supo también que Cristóbal hablaba muy bien el ingles, alemán, español y portugués, según el su don de lenguas que era heredado de su línea familiar; también, a ciertos extranjeros misioneros habían llegado a su pueblo para convertirles al cristianismo, a unos científicos, que iban y venían a buscar hiervas milagrosas o ciudades perdidas; también encontró que tenía en común la lectura, cada vez que Cristóbal encontraba algún libro se lo leía con ansia. 
Seria debido al paso “lento” que llevaban, el inmortal noto que no había encontrado criatura alguna y la selva es famosa por albergar gran cantidad de animales.

- Es por el espíritu que nos sigue – Dijo Cristóbal tranquilamente - los animales prefieren evitarlo por instinto natural
- Puedes verlo.
- Si – dijo deteniéndose y viendo hacia atrás, - y se parece mucho a usted
- ¿A mí?, en que sentido
- Bueno su apariencia, rubio, alto, ojos azules, sabe que por un momento creí que era él quien la traía en brazos, me quede helado del susto… pero viéndolos de cerca a los dos son diferentes – dijo Cristóbal volviendo al camino - usted es un poco mas bajo y delgado no tiene pinta de guerrero
- Si es cierto, nunca me agradaron las armas, prefiero la pluma y el papel… y ¿él está aquí ahora?
- Si a su lado mientras caminamos
- Que clase de espíritu es – pregunto Marius con un hito de curiosidad – escuche por boca de otra persona que él era su espíritu acompañante ¿que es exactamente? 
-  Si que lo es, son espíritus que algún hechicero adopta o mejor dicho ellos adoptan al chaman para darles sus favores exclusivos y que este en contribución le alimenta, pero él es especial ya que el era un humano… es rarísimo escuchar alguno, ya que ellos no tiene muchas habilidades y además tienden a desequilibrarse debido a sus experiencias cuando estuvieron vivos como la ira, envidia, cosas como esas, y resultan muy peligrosos, pero Drevón es diferente por eso… por el tiempo que han estado juntos… porque es lo bastante poderoso para hacer cosas por su cuenta, o será por la naturaleza de su ama – hubo un silencio por parte de Cristóbal por haber tocado un tema tal vez susceptible.
- Un bebedor de Sangre – Dijo Marius
- Un inmortal – siguió  Cristóbal – los chamanes vamos aumentado nuestro poder con el tiempo, debido  a la experiencia que nos da la existencia; a nuestra comprensión de la esencia de las cosas, (que nuestro ser sea susceptibles a las cosas que no se pueden ver, al mundo espiritual) – Aclaro por alguna razón – lo mismo pasa con un espíritu acompañante que se alimenta de un hechicero, pues evoluciona en poder al mismo tiempo ya que unen sus esencias y cada uno se va desarrollando conjuntamente con el otro, hasta que el chaman muere pero en este caso no ha pasado y no pasara a menos que el contenedor sea destruido

- ¿Contenedor?
- si algo físico un objeto, cosa algo que haya pertenecido al ser en cuestión es atado y llevado por el hechicero  
- ¿Es por eso que Drevon puede tomar el cuerpo sin permiso de una hechicera? pregunto Marius

El joven se detuvo su marcha y con una expresión de aprensión
- ¿Como? ¿usted lo vio?
- Si – dijo Marius – el hablo con varios de nosotros inclusive poseyó a uno de nuestra raza
- Es mas sorprendente de lo que creí – se refería a la hechicera y no al inmortal bebedor de sangre - es difícil tener un contacto de tal forma si no es permitido por esa persona y mas si es alguien que conoce como defenderse.

Cayó un silencio de pronto mientras Cristóbal analizaba la situación que al parecer no sabia.
Mientras eso pasaba la mañana se acercaba mas,  Llegaron al poco tiempo a un claro pero resulto ser un enorme árbol que hacia muy poco había aplastado todo bajo su peso, y era tan grande que mas parecía un enorme puente, mientras el chico pensaba que hacer, Marius puso delicadamente en pie a Mekare y ella  obedientemente se mantuvo parada, la tomo por la cintura y se acerco al joven que no había notado sus intenciones; también  le tomo por la cintura  y Marius de un salto pasaba por encima del gran obstáculo cayendo delicadamente en el piso dejando atrás el gigantesco árbol.
– ¡fantástico! – dijo maravillado Cristóbal, como lo hace.
– No lo se, solo lo hago.
– Asombroso -


*_______*


Al fin, después de horas de caminata, llegaron a otro río  que estaba al pie de una montaña que sobresalía, allí en la rivera se detuvieron, del otro lado, un asentamiento de chozas echas manualmente de ramas y hojas.

Todos los que allí estaban fueron a recibirles con antorchas en la mano, era aproximadamente 12 personas entre 5 mujeres y 7 hombres todos de diferentes edades pero en su mayoría eran de edad madura casi todos vestían ropa modernas para asombro de Marius.

Uno de ellos al parecer el mayor de todos era un hombre de color tal vez de 75 años, vestía una camisa blanca y un pantalón del mismo color, su cabellos casi blanco rizado, su ojos café oscuro, cejas pobladas, aunque su contextura parecía fuerte el paso de tiempo se hacia sentir al caminar hacia ellos.

Cruzo  el riachuelo y le hizo una señal a Cristóbal de no hablar al parecer quería explicar la presencia de Marius, se detuvo enfrente a él que cargaba en sus brazos a Mekare, toco el rostro de ella mirando con detenimiento sus ojos verdes que reflejaban el crepitar de la antorcha que el llevaba en su mano derecha y luego hablo varias frases en un idioma que Marius desconocía, su voz se oía cansada pero con un acento que marcaba autoridad y dos de las mujeres una de color la cual llevaba un vistoso vestido color verde y sandalias, de cabello largo muy negro con una que otra hilo plateado iba agarrado en un moño elaborado y otra era joven de piel canela clara y ojos oscuros cabello castaño muy corto, con un baquero moderno y una blusa blanca de botones  y una botas, de aproximadamente 30 años, ambas respondieron al llamado acercándose a ellos, Marius se presento con su encanto habitual
- Buenas noches a todos, Mi nombre es Marius

El hombre que le había ignorado abiertamente le miro al fin  con un aire tal vez de desden, Marius no pudo saberlo con franqueza ya que era imposible de leer sus pensamientos, cosa que no había ni siquiera intentado hacer y sus cuerpos era tan indescifrables como sus mentes lo único que Marius estaba seguro que a ninguno pareció alegrarle su presencia excepto a Cristóbal quien tradujo el saludo de Marius a ese idioma, el hombre le contesto, y El joven  se dirigió a Marius
- Marius dice el señor Tiaho que si puede dejarla en el suelo

Marius obedientemente la dejo tocar con sus pies el blando suelo de la rivera  y las mujeres que aguardaban se acercaron pero no vieron a Marius a los ojos, inclusive no le miraron,  tomaron cada una de la manos a Mekare y cruzaron el río con ella llevándola dentro del follaje que empezaba al pie de la montaña, Marius no dijo nada sin embargo intento seguir a las mujeres se llevaban a Mekare, pero Tiaho se movió franqueándole el paso y dirigiéndose a él volvió hablar en un tono autoritario:
- Él le dice que no puede pasar porque usted no es bienvenido – le tradujo Cristóbal – pero no se preocupe ella esta bien muy cera de aquí

Marius sonrió ante la esperada bienvenida sin embargo con paciencia
- No es mi intención transgredir sus preceptos, pero, solicito respetuosamente a usted Tiaho, que me permita quedarme lo más cerca posible de Mekare, vengo en pedido de su hermana
Cristóbal hablo al hombre mayor pero este pareció enojarse no tanto con Marius ya que le tiro una mirada fría como el hielo, si no con Cristóbal 

Marius trato intervenir pero  prudentemente no lo hizo, ya que Cristóbal hablaba al parecer a favor de su persona ya que escucho su nombre un par de veces y el de Mekare también,  después de la seria y airada conversación el hombre mayor llamado Tiaho se acerco a Cristóbal y con una fuertes palabras (parecía ser una fuerte advertencia) termino el diálogo dejando al joven con una expresión de perplejidad, y se alejo marchándose por donde se habían llevado a Mekare cerca de la montaña

*_______*

- Marius – Dijo Cristóbal seriamente - Hágame una promesa muy seria  y júreme por lo más sagrado que tenga que no la romperá sin importar nada

- No erijo mis acciones en base juramentos Cristóbal, pero las cosas que hago o digo no son basadas en banalidades – dijo Marius sinceramente mirándolo a sus negros ojos – pero si has confiado en mi trayéndome hasta aquí y abogando por mi presencia en este lugar haré todo para recompensar esa confianza que has puesto en mi   

Cristóbal se quedo un poco sobrecogido al escuchar las palabras del rubio inmortal 
- Entonces si le pido que haga algo extraño lo hará
- Por supuesto; siempre y cuando, haya al menos una pequeña explicación. Te  aseguro, como ya te lo he expresado, que no quiero molestarlos ni dañarlos, ¿me crees?
- Si, aunque no se porque – dijo Cristóbal    
- Que paso exactamente – Pregunto Marius – entre tú y el hombre Tiaho
- Me ha regañado por haberlo traído tan fácilmente aquí… pero creo que lo he convencido a que usted se quede…
- ¿Crees?
- Me refiero a que no nos ha echado… y aun estamos los dos aquí, pero me  dijo que me hacia responsable de lo que usted hiciera y que le tenia que vigilar – dijo sonrientemente
-  Me parece sensato de su parte, que no confié en mí y confía plenamente en ti, tal vez no en tu decisión pero si en tus habilidades – comentó Marius, el chico sonrío… y alzando la ceja derecha:
- Así que puedo pedirle un par de favores
- Que es lo que necesitas que haga o mejor dicho que no haga
- Usted lo tiene que analizar todo verdad ¿Es un habito de su gente?
- No. En realidad somos como cualquiera
- Mmmm!!! Primeramente, sin animo de ofenderlo… que no se alimente de ninguno de nosotros o de las criaturas de por aquí,
- No tocare a ninguno de ustedes, debido a mi edad mi sed no es un problema 
- ¿en serio, por?... bueno, También, que no se traslade como lo hacen ustedes si no mas sencillamente, si no es molestia.
- Te refieres a que no vuele o que aparezca y desaparezca de un lado a otro imprevistamente
- Si eso y que no salga de su cuerpo ya que en este lugar es muy especial y estaría en un problema serio. No trate de relacionarse con ningunos de los demás chamanes a menos que ellos le busquen y si es así – dijo bajando la voz – tenga cuidado de que no lo toquen a usted o alguna de sus pertenencias, nunca se sabe
- Esta bien – contesto en medio de una sonrisa -  Gracias por el consejo
- En las noches cuando se despierte no debe de andar indagando solo por lo alrededores,  yo le estaré esperando en este lugar y tratare de aclarar sus dudas, también debe hacerme caso si le pido algo
- Esta bien
- Y lo mas importante mañana en la noche empezará la curación, si se le permite entrar en cámara principal de la pirámide no debe nunca tocar, acercarse o mirar fijamente a la Sra. Mekare esto es muy importante. Prometo explicárselo después.
- Eso es todo – pregunto Marius
- Creo que eso es todo por el momento
- Muy bien, haré todo cuanto me has pedido, pero aun no he visto esa estructura todavía
- Haaa!!! – Exclamo Cristóbal con la picardía de niño pequeño escondiendo su mejor juguete – ya lo vera, es grandiosa… pero antes quiere seguirme y le mostrare donde esta Sra. Mekare – termino Cristóbal

*_______*

Cristóbal tomo una de las antorchas, y caminaron  río abajo del lado opuesto a la montaña, entraron en la espesura subieron una cuesta; era fácil perder el sentido de orientación en un lugar como este, ya que la espesura de la selva era un manto que lo cubría todo, llegaron a lo alto de una especie montículo de piedra que sobresalía la luna caía de lleno en este lugar al observar abajo se podía divisar luces de antorcha que estaban colocadas en la orilla del un estanque.

Con sus ojos de vampiro Marius pudo ver con claridad todo lo que pasaba como si estuviera abajo, allí en medio del estanque estaba Mekare en deslumbrante belleza, le habían despojado de su ropa y joyas; y procedían a darle un baño
- Están preparándola para mañana en la noche, ya que no pueden hacerlo de día - dijo Cristóbal
- Que hermosa mujer – dijo Marius
- Puede verla desde esta distancia – dijo con asombro Cristóbal – no me parece prudente entonces… - dijo el un tanto incomodo

Marius solo asintió con la cabeza esbozando una de sus sonrisas encantadora, siguió observando a la silenciosa pelirroja, de cabellos largos rojos ondulantes, de cuerpo esbelto como delicado; era un ángel de piel blanca y ojos verdes, tan tentadora para cubrirla de besos… ¿Cómo será Mekare verdaderamente en su interior?...  

Junto a Mekare estaban la mujer de color que era casi tan alta como ella, peinaba su cabellos rojos y la mas joven se acerco con unas tijeras y se las dio ella cuidadosamente le cortó su cabello regresándole  cuidadosamente mechones que la joven colocaba en la bandeja de madera que llevaba,
- Porque le cortaron el cabello – pregunto Marius –
- Lo necesitamos – respondió simplemente Cristóbal

Cuando hubieron terminado la joven llevo la bandeja junto a las ropas que había retirado, estaban doblados cuidadosamente en una mesa improvisada en la orilla opuesta junto a sus objetos personales, la joven estaba colocando el cabello dentro de una especie de bolsa y desaparecía con todo saliendo de la vista entrando a la selva.

Mientras tanto otras dos mujeres aparecieron una de ellas llevaba en sus manos ropa de color blanco seguramente para Mekare, ella rubia con ojos color gris, aunque su piel era morenada de contextura rellenita, llevaba un vestido estampado color blanco con flores amarillas de aproximadamente 50 años, colocó la ropa una piedra próxima a ella y entro al estanque.

La otra mujer estaba ya con Mekare frotando su piel con una especie esencia que tenia en un guacal que en su interior se podía aprecia lo que le pareció a marius una especie de aceite y flores colores rojas, la mujer era también de edad madura, 45 tal vez;  cabello rizado color negro agarrado en una cola, mulata aunque un poco baja llevaba un pantalón negro y una blusa larga color blanca; y por ultimo la mayor de todas una anciana de cabello blanco rizado era un poco menor que Tiaho, su piel muy blanca y arrugada, sus ojos negros y muy intensos, miraron hacia lo alto divisando a Marius y Cristóbal, ofreciéndoles una sonrisa de bienvenida; era muy bajita y delgada pero mejor conservada que Tiaho, siguió observando a las otras desde la horrilla ella llevaba en las manos una caja de madera rustica muy vieja tallada a mano, cuando terminaron llevaron a Mekare frente a la anciana ella saco de la caja una daga de piedra de jade  y  una especie de plato hondo también hecha del mismo material y corto las muñeca de la mano derecha dejando caer la sangre dentro del plato de metal.

Marius pudo sentir el dulce olor la sangre de Mekare a esa distancia, comprendiendo así el porque Mael había cedido tan rápido a la sed hasta el punto de enloquecer momentáneamente, era tan seductora su olor que entraba por su nariz y tocaba su paladar haciéndose sentir su textura recorriendo su garganta…  por un momento tubo un pequeño pensamiento malintencionado, pero el crepitar intenso de la antorcha que Cristóbal llevaba se incremento en una llamarada, casi imperceptible hizo que pasara rápidamente de su mente.

- No se exalte Marius – intervino Cristóbal sacando a Marius de su aislamiento junto con la antorcha – necesitamos su sangre también pero solo un poco si alguno de nosotros quisiera hacer algo diferente su espíritu acompañante intervendría

Marius no comento nada al respecto, veía como las heridas se cerraban y pensó lo extraño que era, nunca otra sangre de un bebedor de sangre provocaba tal necesidad de poseerla…

La anciana después de hacer un extraño preparado utilizando una pequeña parte de la sangre dibujo figuras en distintos lugares del cuerpo de Mekare, en la frente, la nuca, la espalda, el pecho las palmas de las manos el vientre los pies y al final de su espalda.

- que son esos símbolos que dibujan en su cuerpo
- son sellos que marcan  los centro de poder, todos nosotros tenemos lugares especiales de energía en nuestro cuerpo
- Como las chacras
- podría decirse que algo parecido, ya que no es su energia vital la que marcamos ya que ella esta… bueno…
- esta muerta – continúo Marius
- si… eso, marcamos los puntos de su esencia…
   
Luego vistieron con delicadeza con los ropajes blancos era un vestido largo de una sola pieza con una abertura para los brazos y la cabeza, le llegaba hasta los talones, y era justo de su talla, seguidamente todas se retiraron del lugar.

Detrás de ellos y sin aviso apareció la mujer de cabello corto, trayendo consigo solo una especie de maletín al verlos sonrió a ambos hombres y saludo en español

- Buenos días – dijo con delicada voz, con una asentó característicos de Venezuela;
- Buenas noches – contestaron al unísono los dos caballeros
- Usted debería tener las pertenencias - Ella dirigiéndose a Marius directamente
- Gracias, señorita – alcanzado la maleta
- Mi nombre es Leila – había en la mujer una sombra de curiosidad
- Mucho gusto el mío es Marius, solo Marius, gracias
- Revise todas sus cosas, por favor, ¿Esta todo? – Pregunto ella
- Si, por su puesto – Marius abrió la maleta y dentro estaban la vestimenta que llevaba incluido la capa, junto con sus zapatos y las joyas – todo esta en orden gracias

La mujer sonrió al hombre rubio y miro directamente a Cristóbal y este a su vez como respuesta se sonrojo
- Ya van abrirla, seguramente no quieres perderte esto Cristóbal
- por su puesto que no!!! – contesto entusiastamente Cristóbal -  con su sangre verdad, era con su sangre en el sello principal
- Si de esa forma… ¡tu tenias razón! – dijo un poco contrariada -, Usted también vendrá creo que hay salas especialmente para que su gente descanse en el día. 
- En la pirámide – comento Marius
- Si

Los tres regresaron prácticamente por donde habían venido silenciosamente encabezados por la mujer, Marius encontró esto muy grato ya que de alguna manera parecían confiar en el, al menos eso parecía, al llegar nuevamente al pequeño río lo siguieron este bajaba de la montaña dispersamente había una línea de antorchas y el sendero a seguir estaba reciente hecho, había limpiado y dejado un pequeño y angosto camino que iba en subida por la pendiente no había mucha diferencia de lo caminado anteriormente para Marius pero poco a poco fue dándose cuenta
- Esta es… – dijo un juguetón Cristóbal a Marius –
- La montaña es la pirámide – dijo Marius tranquilamente quitándole el aire de juego a Cristóbal, mientras Leila se escuchaba reír adelante   
- Pero…¡¿Cómo se dio cuenta?! – pregunto exaltado
- De alguna manera la posición de los grandes árboles de este lugar en especifico tiene un orden aleatorio y son diferentes a los demás, así que cabe razonar que fueron sembrados en terrazas… - siendo condensendiente con el decepcionado chico - …aunque para ser sincero no me había dado cuenta antes porque…

Y en efecto los árboles fueron sembrados y crecieron en cada de una de los enormes terrazas que formaban la pirámide escalonada, por lo que había estado cubierta por ellos y con el paso del tiempo fue perfectamente camuflada, inclusive por los que alguna vez oyeron de su existencia: ya que no miraban nada mas que otra montaña  y nadie que no se hubiera acercado lo suficiente sabría que en vez de una montaña era una pirámide.

Mientras subían con sus ojos de vampiro Marius pudo ver rastros de piedra granítica casi imperceptibles, al llegar a la mitad del camino  estaba una cantidad de atochas eran la mayoría de los chamanes, los cuales habían sacando de raíz un enorme árbol de Castaña, estaba echado a un lado casi intacto (Marius se pregunto ¿Cómo? ya que no había allí ninguna maquinaria para hacer tal proeza) siguió adelante y se unión con los demás mientras que Marius y Cristóbal se quedaron rezagados a una distancia demasiado prudente muy a pesar de Cristóbal se le dificultaba grandemente ver lo que sucedía y daba de saltitos para poder alcanzar a ver

Marius sin embargo no tenía ese problema y le relato a jovencito lo que veía: en el agujero donde había estado la castaña entre sus raíces (le recordó gravemente el lugar donde fue transformado) se escondía una entrada hacia el interior se veía unos pilares y una enorme puerta circular de granito blanco en la cual estaba gravadas símbolos (no muy común para la arquitectura del lugar) Marius calculo que ni  4 antiguos podrían mover tal puerta que aun estaba aun medio soterrada.

Todos los chamanes estaban a la expectativa, haciendo un círculo en la entrada y en el centro Mekare bella y tan ausente como siempre a los acontecimientos, el cabello corto le quedaba muy bien sus rizos cortos le dejaban ver claramente sus rasgos tan parecidos a los de Maharet, pero Mekare parecía de alguna manera frágil…    

La anciana estaba pasando a Tiaho la sangre de Mekare el cual roció en cada uno de los pilares, ese olor dulce nuevamente, inquieto a Marius, tubo que morderse la lengua para dejar pasar un poco de sangre en su garganta para que no le quemara la sed, mientras que el anciano dejo caer la mayoría del liquido carmesí en la voca abierta de una de las imágenes centrales la cual para asombro de Marius fue absorbida por la piedra dejando ver que los hilillos de sangre recorrían cada una de las grietas cinceladas de la gran puerta lo mismo pasaba con las columnas después esta desapareció absorbida por la piedra tras un segundo de silencio “absoluto” escucho estruendos dentro y fuera la tierra tembló y con facilidad la puerta circular comenzó a girar por si misma hasta dejar una enorme entrada a un oscuro pasillo el anciano sin demora pidió una antorcha y fue el primero en entrar nadie le siguió luego su luz desapareció en la oscuridad y esperaron.

El amanecer estaba muy cerca Marius no estaba cansado a pesar de no haber dormido dos días completos sin embargo se vería en la necesidad de buscar un lugar seguro donde resguardarse del día, después de casi media hora una luz ilumino el pasaje por donde entro y regresando un crepitar de fuego se escucho dentro que iluminó la entrada todos entraron, Casi todos excepto Cristóbal y Marius

- Creo que no podré esperar ese lugar acogedor del cual hablaba Leila
- Si esto va para largo Marius 
- y creo que  tu estas ansioso por seguirlos
- Lo siento no puedo evitarlo, debe ser sensacional dentro ¿no lo cree?
- Por su puesto - contestó
- Acaso no va a tratar de entrar y seguirla
- no podría, no se me ha invitado a pasar 
- no pueden entrar a un lugar sin permiso de su dueño

Marius río ante tal idea que viene de una leyenda sobre su gente
- Claro que no, eso seria una descortesía…
- Si es cierto – dijo apenado Cristóbal por su pequeña ilusa suposición –
- y hay alguien mas cuidándola en todo momento inclusive de mi. Drevon
-Si es cierto… se que puede encontrar un lugar mas acorde con su estilo que enterrarse por allí, de niño mi papa me llevaba a la selva para enseñarme cosas del oficio, y por naturaleza  se que hay muchos escondrijos en los alrededores también estructuras pequeñas cubiertas por la vegetación
- ¿como las encuentro?
- Fácil – contesto Cristóbal – solo perciba la esencia de muerte
- No me vas a escoltar
- No, prefiero seguirlos y confió en usted Marius y en el amanecer falta solo media hora

Marius se despidió del jovencito Cristóbal y  bajo caminado por la ladera, había comenzado a lloviznar copiosamente
– Esencia de muerte – dijo para si mismo,

Eso era fácil, después de todo el era un vampiro, llego al campo marcado del encuentro, ascendió por un gigantesco vayo como solo lo hacen los vampiros,  hasta llegar al tercer piso de la copa de los árboles allí concentro su mente y agudizo sus sentidos vampiricos teniendo en respuesta muchas percepciones en diferentes direcciones escogió una lejos de la pirámide llego allí saltando de rama en rama, cuando llego supo que estaba en lo alto de una Catarata, mas humilde que otras que habían pasado, pero hermosa con una caída de mas de 40 pies, escalo por el lado mas cercano las afilada pared con facilidad, sabia que ningún humano podría hacerlo por la fuerza de la corriente y lo alto de su localización allí escondida por el flujo del agua entro por una angosta grieta encontrándose dentro de una cámara esculpida en la roca misma muy semejante a la casa de Maharet pero esta rustica y descuidada, en todas las paredes había signos: figuras de personas y animales, tal vez era un lenguaje jeroglífico, tal vez solo figuras decorativas… había en un rincón una especie de lecho de piedra, que resulto ser un mausoleo, tuvo curiosidad de levantar la pesada tapa, pero sintió pesadez en su ojos el sol afuera ya había salido.
Sus ropas estaba empapadas y se las quito, saco de la maleta el abrigo con que Mael había puesto a Mekare y se recostó en sobre el ataúd de piedra dejando a un lado el maletín y sus ropas.
- Mekare – se dijo a si mismo él siempre había tenido curiosidad sobre la nueva madre como era natural; igual que todos los bebedores pero Maharet había sido un muro impenetrable cuando se referían a Mekare, de las muchas veces que Marius estuvo de visita en la casa de Maharet nunca había visto Mekare auque sabia que ella estaba alli, Maharet nunca lo había permitido ni a él ni a nadie tener contacto alguno, si no a sus mas allegados, a su familia, que la cuidaba con mucho recelo del mundo exterior para así nunca mas separarse otra vez.

Pero eso era lo que había sucedido, una separación, y ahora él era quien debía cuidarla, ella el mayor tesoro de todo los bebedores, pensó que era ironía poética, cuidar a Mekare, la madre, la reina de los condenados como la había llamado su hermana, auque Marius sabia que esta vez fue su voluntad…, él se dejo llevar por las circunstancias y se ofreció, nadie le pidió hacerlo, fue su boca la que dijo que él podía llevar a cabo esa tarea, hasta hace unas horas no tenia intensiones de estar en un lugar diferente a su cómoda cama de terciopelo  su tibia habitación en una bulliciosa ciudad y  con un nuevo libro en su cabecera, pero, tampoco le molestaba en absoluto el duro lecho en el que reposaba o el incomodo frío que llegaba hasta sus huesos como ahora se dejaba llevar por el sueño placido que solo un bebedor de sangre disfruta solo para llegar rápidamente a la siguiente noche y seguir con su cometido, cuidar de la Madre una vez más.
 
Fin 1ra. parte Cap. IV

Sigue leyendo el Cap. IV

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