Voces en el Silencio
En una amplia sala circular,
cuyas paredes eran de roca finamente labradas dándole un aire antiguo pero
reverencial, no tenía ventanas pero era
iluminada por luces artificiales decoradas con cristales y en el centro, una
mesa rectangular de caoba roja exquisitamente tallada; estaban sentados a su
alrededor un grupo de seis seres semejantes a los humanos, ya no lo eran, eran
imitaciones perfectas de humanos los mas hermosos, su formas de perfección imposibles; tan blancos como el mármol, cabellos
resplandecientes y sus ojos brillaban aun en la oscuridad, sus manos adornadas
por una uñas traslucidas… cristalizadas, ellos alguna vez hace una eternidad fueron
humanos, ahora son inmortales y los mas viejos de su raza, bebedores de sangre
como suelen denominarse… pero en cada uno de ellos reinaba un silencio absoluto
y el ambiente estaba tenso tratando de digerir los acontecimientos relatados por
Marius, lo que estaba claro para todos que una vez mas su existencia podría estar en
peligro.
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La alcoba, decorada
exquisitamente en un estilo francés, en cada rincón y mueble hay flores de
diferentes tipos y formas cuyos aromas impregnaba la estancia que estaba iluminada
por el fuego de la chimenea que ardía lentamente, dos mujeres pelirrojas salían
del cuarto de baño una guiaba a la otra, Jesse, quien tenía una expresión de
preocupación en su rostro, sentó a su tía Mekare en la enorme cama y con
delicadeza peinó su cabello aún húmedo, luego después de un tiempo la recostó en la cama la cual estaba
frente a una enorme ventana abierta que mostraba el cielo estrellado y la luna llena,
alisó
con esmero cada pliegue del vestido negro de su tía y coloco delicadas joyas,
pulseras de piedras preciosas en sus manos y pies, brazaletes en los antebrazos,
además de un hermoso collar de plata y oro, según le había dicho Maharet,
cuando los estaban escogiendo en una tienda:
- “…a ella siempre le
gustaron mucho estos obsequios de parte de la gente que nos agradecía, aunque
nunca los pedía, decía que no había nada de malo en llevar los destellos de la
tierra…”
Luego Jesse se acomodó junto
a ella descansando su cabeza en su hombro y con suma tristeza sollozó por ellas,
preguntándose si alguna vez las gemelas estarían juntas de nuevo.
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Maharet la única mujer del
grupo, había estado en silencio hasta el momento en que Kaiman, hombre apuesto de contextura fuerte,
ojos negros y cabello negro azabache, la sacó de sus pensamientos volvió a
preguntar…
- ¿…Maharet Estás bien?,
sería mejor esperar hasta mañana para que continuemos…
En su mayoría cruzaron
miradas de inquietud, pero Maharet respondió mas tranquila
- Estoy bien, puedo
continuar.
- Maharet, necesitamos saber,
que nos esclarezcas muchas cosas – Continuó Kaiman - para poder entender los
acontecimientos de esta noche ya que todos carecemos de información referente a
tu hermana y sobre todo de situaciones sobrenaturales.
Guardaron silencio unos
minutos hasta que Marius, preguntó afablemente
- Se por experiencia que hay
una notable diferencia del estado ausente de Mekare con el de Akasha, no solo
es lo físico sino también en su Conciencia. Ahora que nos ha sido revelado que ella
puede estar en un grave peligro, debes decírnoslo por favor, el riesgo que ella
está corriendo al estar en ese estado y el porque no podemos ayudarle nosotros.
Todos estaban expectantes a
su respuesta, tardó un par de segundos…
- Hace mucho tiempo, cuando
las dos éramos aun muy niñas, llego hasta nosotras una caravana de tierras
lejanas, esas personas traían como propósito que nuestra madre ayudara a una
mujer que había sido, hasta hacia poco su hechicera, pero que estaba en
desgracia; ella había caído en un ausentismo total, la causa fue un acontecimiento
que no se atrevieron a contar frente a nosotras, aunque Mekare escuchó los
murmullos de la gente. Decían que la mujer tenía el don de ver acontecimientos
futuros y de alguna manera en un ritual su habilidad se salió de control por lo
que su mente se abrió a un sin número de imágenes, lugares, momentos, tal fue
su tormento que su mente no pudo contener tanta información y su cuerpo
encontró la forma de evitarlo cerrando su mente ante la agresión, no pudiendo
así mismo regresar a su estado normal. Nuestra madre sabía que la única forma de
ayudarla era tratando de extraer su habilidad espiritual y encerrarla dentro de
un contenedor para dejar libre a la mente, para sanar… Pero solo muchos individuos
virtuosos podrían hacer tal trabajo,
además no ha muchos les agrada este trabajo, pues siempre se corre el riesgo
enorme de dañar permanentemente el espíritu… la parte conciente de la persona
enferma… el cuerpo sin mente no puede vivir…
Los cinco seres inmortales
estaban concientes que la historia que narraba Maharet era realmente la
explicación de porque Mekare necesitaba alejarse de ellos, pero aun había
incógnitas a las cuales Maharet contestó sin que ellos preguntasen.
- Para nosotros el tiempo es
indispensable para poder adaptarnos a
nuestras nuevas habilidades, tal vez, Mekare no pudo contener nuestra
conciencia colectiva… y posiblemente… ella haya pensado en esa posibilidad de
restauración por medio del mismo método…
- Crees tú Maharet que tu hermana
Mekare fue quien planificó los eventos de esta noche para curarse a si misma.
Maharet no contestó…
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La suave brisa que soplaba parecía murmurarle a
las hojas y su corazón era como música que se hacía acompañar, la pequeña niña
de cabellos rojos no quería moverse de aquellos brazos que arrullaban su sueño,
se sentía segura, era acaso su madre, no, no lo era, aquella persona… ¿quién
era?, sin duda su tía, tenía sus brazos tan fuertes como una muralla y su piel
suave como la seda y tan blanca como la leche y sus largos rizos rojos veteados
de oro por la luz de aquella luna, caían sobre sus hombros.
Con los ojos entre abiertos
miró como un cielo estrellado estaba sobre ellas, cerró de nuevo los ojos y se
acomodó perezosamente en el pecho de aquel ser que también dormitaba, sus ojos descansaban,
la niña escuchó sonidos extraños a la distancia, quería seguir durmiendo pero
la curiosidad le pudo más que la pereza, se soltó lentamente de los brazos de
su tía, y se descubrió a si misma que se
encontraba en lo alto de un edifico de piedra cuyo forma era muy peculiar, no
había visto una estructura semejante solo el los libros de historia antigua… la
cual tenía en el piso innumerables inscripciones con formas de personas,
animales y criatura. Se asomó a uno de los cuatro bordes y miró que a su
alrededor muy abajo había un mar verde que se extendía desde el horizonte, lo
mismo pasó en cada borde una enorme
cantidad de árboles de extraña forma se asentaban desde la base de la
estructura hasta donde alcanzaba su vista, en uno de los bordes había una larga
escalinata que llegaba a la base del edificio hasta donde se encontraba ella, se
volvió hacia su tía la cual vestía un traje algo extraño, nunca se lo había
visto antes, era blanco muy largo de una sola pieza y de sencillo corte y
escotado estallado con un fajo, iba descalza y en su pie derecho encontró una hermosa pieza de
joyería una esclava gruesa. Le llamo mucho la atención también contemplo otras
joyas que llevaba, hasta que el sonido, aquel sonido extraño que le había hecho
despertar se hizo escuchar de nuevo, esta supo de donde venia se oía en la
parte baja del edificio, al pie de la escalinata, la niña sin tardanza bajo
como pudo por ella, eran escalones muy altos como si gigantes la usaran y la
distancia era larga. Cuando al fin bajo se encontró rodeada es un espesa selva,
el sonido se hacia mas fuerte y le siguió por entre las raíces de aquellos
enormes árboles de hojas anchas ya que no había ningún camino ni sendero
visible de vez en vez se devolvía para ver el edificio que había dejado atrás
pero ya no se veía solo las ramas que cubrían el cielo, pero el sonido estaba
mas cerca, llego a una rivera de un ancho río, ¿era acaso ese sonido, el agua?, no, no lo era, miro al frente, la
niña se asusto pego un grito ya que del otro lado del río, entre la
espesura estaba una criatura titánica
con enormes ojos oscuros de mirada nublada dientes blancos puntiagudos que
mostraba fieramente ante su presencia y su cuerpo sin forma parecía fundirse
entre la oscuridad de la que provenía salía lentamente y quería aproximarse,
ella quiso correr y gritar pero no podía hacerlo, no podía moverse cerro los
ojos con fuerza llamando a su tía, pero en instantes sintió una respiración fuerte y pesada frente
a ella…
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Todos respetaron los
pensamientos que tenia para si Maharet
- Es posible – pregunto Mael
de nuevo – que Mekare previno esta situación, preparando tal vez todo cuanto ha acontecido esta noche,
será eso posible.
- Eso fue lo que insinuó el
espíritu – Contesto Marius.
- Como podría uno de
nosotros hacer algo así – dijo enérgico Santino.
- No tenemos seguridad en
ninguno de los casos – intervino Kaiman – Maharet lo ha dicho, los espíritus
son caprichosos y tienden a mentir, pretendiendo ser otra entidad, o a ser
utilizados por alguien mas.
- Y si ese alguien fue la misma Mekare –
contravino Mael – ¡Maharet! Tu fuiste parte de ella, a caso no es posible que ella aun siga siendo
una hechicera y que ella ordenado a ese espíritu.
Kayman aguardo un par de segundos
para que Maharet contestara, pero ella no lo hizo, así que él respondió:
- Lo era, cuando fue humana,
pero ella no dio ninguna muestra de habilidades después de su transformación y
como ha dicho Maharet ella nunca más ha vuelto a sentir su presencia.
- Pero, solo estuvieron
juntos un par semanas después de su transformación – dijo Mael, en un tono
emocional que Marius recordó haberle visto antes, hacia ya mucho tiempo cuando
era humano – después de eso, ella pudo tener esas habilidades sin decirle a
nadie y desarrollarlas a través de los siete mil años trascurridos.
- Debes de recordar –
intervino Marius - que era una novicia
cuando fue privada de la sangre su mente
no soporto el ayuno por lo que perdió la razón…
- Puede ser, pero esa situación pudo haberle devuelto sus
poderes, he escuchado eso a través del tiempo, ¡algunos que han pasado por esa
tortura se les han abierto los ojos para el mundo espiritual!
- Pero esos bebedores de
sangre tienden a destruirse con el paso del tiempo… - dijo en un tono triste y
pausado Eric, que había estado taciturno.
- Nunca se ha sabido de uno
de nosotros que pueda “manejar” espíritus – comento Santino
- ¡Ella es diferente! –
insistió vehemente, Mael – todos lo hemos visto ya, ella hizo lo que ninguno de
nosotros pudo atreverse a hacer, destruyo
la amenaza de nuestra raza… Akasha, sin ningún problema… ella sabia que ese
momento vendría y tu Kaiman era el mas fiel a ese pensamiento, sabias que ella
vendría sin demora para hacer valer su maleficio y preparo su camino, alguien
irracional no podría haber tenido la visión que le mostrara lo que pasaría con
Akasha y lo que esta pasando ahora… ella no pudo estar desquiciada por los
siete mil años…
Nadie respondió a eso,
porque nadie tenía la certeza de lo que sucedió a la hermana muda desde que fue
separada de su hermana ciega.
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Lagrimas incesablemente
corrían por su rostro, la pequeña sabia que esa cosa monstruosa estaba justo
frente a ella, tan cerca que podía sentir el ritmo fuerte y áspero de su
respiración no se atrevía a mirar y sus llamados silenciosos no surtían efecto,
su tía no podía escucharla…
Pero alguien lo hizo, ya que
de un momento a otro una voz grave, una voz recia, pero acogedora le dijo,
- ¡No tengas miedo, pequeña,
puedes abrir los ojos!
- No quiero – Respondió la
niña asustada – eso me comerá.
- No lo hará, ya que todavía
sigue del otro lado del río.
La pequeña abrió los ojos y
frente a ella ya no había nada; la cosa seguía en la otra orilla del río, ya no
tan fiera, pero expectante, no en ella sino en la persona que estaba a su
espalda, se dio la vuelta y se encontró con un gigantesco hombre de cabellos
rubios, ojos grandes color azul-violeta, con una amable sonrisa en su rostro y
vestido de forma mas extraña, no llevaba camisa pero en su piel desnuda habían “garabatos” pintados de color azul y
negro, un pantalón de pieles y botas del mismo material y al parecer llevaba
una enorme espada es su espalda.
La niña se le quedo viendo nunca
había visto a alguien tan alto en su vida, ni siquiera aquel amigo de su tía
Maharet llamado Mael…
-<<‘Seguramente la
pirámide pertenece a este gigante’>>- pensó-
El hombre rió ante tal
pensamiento y se agacho tratando de llegar a la estatura de la niña
- No soy un gigante… solo alguien…
muy alto… ¿ya no tienes miedo?
- No ya no, porque no estoy
sola
- Nunca estas sola siempre
estamos contigo, tu Tía Maharet cuando estas despiertas y….
- Tía Mekare cuando duermo...
- Si, ella la que siempre
visitas cuando duermes, quieres regresar a su lado
- Si
- Tienes que tener cuidado
con esos entes- le dijo, mientras la tomaba en brazos y se dirigía hacia la
pirámide – no te harán daño siempre y cuando no les tengas miedo, eres de las
personas que pueden darles poder y compañía así que siempre te buscarán pero si
tienes temor eso les dará fuerza y podrían lastimarte –
Animales de todas formas aparecían entre las ramas al
parecer la criatura les había espantado y ahora se sentían seguras para salir.
La niña noto que él caminaba seguro pero despacio y cojeaba de la pierna
izquierda, mientras los árboles se
movían a su paso, quiso preguntar algo pero le pareció mal hacerlo.
- Se que vas a preguntar –
Dijo el hombre rubio – no, no me duele, por lo menos ahora ya no. – la niña río ante la respuesta y después de
pensarlo bien le pregunto
- Eres… como ellos
El hombre no dijo nada por
un momento, pero respondió:
- Si lo soy…
- Tu eres… un…
- Fantasma, espíritu,
aparición como quieras llamarle – le dijo él tranquilamente con una sonrisa en
los labios.
- Pero tú eres diferente, tú
forma siempre a sido igual, verdad
- Es cierto
- ¿Por qué?- inquirió la
niña –
- Yo tengo un motivo de
existencia, por ello no me he perdido a mi mismo, mientras ellos disiparon su
esencia con el paso del tiempo en recuerdos tormentosos, o tristes y se aferran
a ellos para no irse y luego toman la forma de criaturas.
- ¿Por qué siempre me olvido
de ella, cuando despierto y de ti?
- Es complicado, creo que
ella tendría que explicártelo, pero si te esfuerzas recordaras mi nombre
La niña se concentro lo mas
que pudo y en un instante el nombre le vino a la mente
- Tu nombre es… es
¡Drevon!
Drevon... en ese otro mundo de sombras |
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Todos habían quedado
callados analizando la situación que había expuesto Mael con tanta fuerza,
Kaiman fue el primero en hablar.
- Es probable que Mekare pudo recobrar en
algún momento su razón, y que el ayuno al que fue sometida pudo haberle abierto
los ojos a los espíritus, por lo que pudo haber utilizado alguno de ellos, aunque
no podemos estar seguros completamente de eso, también tenemos que saber quien
es el espíritu que utilizó para manifestarse, Maharet puedes decirnos quien es…
- El no es un antiguo
espíritu – Contestó Maharet – fue un ser humano alguna vez, su nombre era
Drevon era un guerrero perteneciente a los Pueblos del Mar le conocimos cuando
éramos niñas, su padre había venido hasta nuestra madre en busca de guía para
dejar un sucesor como solía pasar con los líderes de ciertos lugares, su hijo
Drevon era la opción lógica pero su padre tenía dudas ya que el era baldado de
su pierna izquierda, mi madre le dijo que era su única opción, ellos se fueron
y después de años él regresó ya hecho hombre nos conoció y se prendó de mi
hermana, que ella se había rehusado a
cualquier relación. Se quedó con nosotras a presenciar el rito fúnebre, cuando
los soldados atacaron a nuestro pueblo él y otros hombres les hicieron frente
pero resultaron vencidos por la cantidad de soldados egipcios, y murieron
protegiéndonos de alguna manera su espíritu no trascendió y se quedo atrás, mas
ya no supe de él... y Mekare no le mencionó después.
- La entidad llamada Drevon -
argumentó Marius - me pareció que amaba
a tu hermana, y seguro que él no lastimaría a Mekare… es posible que si fuera
en verdad él, se dejaría utilizar para dañarla.
- Los espíritus humanos -
Comento Maharet con un hito de tristeza - los que se quedan tienden a encerrarse en un
solo evento y con el paso del tiempo pierden su esencia y sus recuerdos y se
convierten en espíritus de ira o pena, también hay otros que se aferran a
sentimientos lo suficientemente fuertes para mantener su entidad intacta por lo
que se quedan cerca del ser amado, pero ambos tipos no tienen suficiente fuerza
o poder para manifestarse por si mismos por lo que la persona nunca notaría su
presencia a menos que tenga habilidades, así que esto espíritus para hacerse
sentir dependen de alguien, un médium o hechicero que les de la fuerza
suficiente para hacerlo. Pero si alguien les convoca podrían negarse a tal
punto de ser destruidos… yo no puedo saber si es él en verdad… o si otro ente
se hizo pasar por él, yo ya no puedo identificarles de ninguna manera…
- Es por eso que él dijo que
tú, no podrías ayudarnos o ninguno de nosotros – susurró Eric.
– Tal vez alguno de nosotros
pueda ver fantasmas, o tratar de conocer las respuestas de lo que no entendemos
por medio de fe – Dijo Kaiman – pero Ningún bebedor de sangre tiene la facultad
de un hechicero, no es verdad Maharet -
Ella solo asintió sin mirar a nadie - ninguno
que haya sido transformado, aun siendo un humano con facultades fuertes, puede
conservarlas.
- Eso no lo sabemos – agregó
Mael – no puede ser imposible, solo que no tenemos suficiente información para
afirmarlo, pero, tal vez el bebedor que tenga esas habilidades sea Mekare, ya
tenía el conocimiento previo, el ayuno le devolvió sus poderes.
- Como nosotros no podemos
ayudarles – dijo Marius – quien puede ayudarla…, humanos hechiceros, poniendo
su poder en contenedores, esa es la forma de ayudarla, pero si esto pasa quién
o quiénes lo harían.
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Habían llegado de nuevo a la
gran pirámide escalonada, la niña contemplaba a la durmiente junto con el
guerrero pintado.
- ¿Cuándo despertará,
Drevon?
- Aun no lo se, pero pronto,
cuando lo haga cumplirá una promesa y con ello estará protegiendo a Maharet y a
todos los que ella ama incluida a ti.
- Entonces le conoceré y
hablaré con ella
- No, no podrás,
- ¿Por qué?
- Puede ser que ella no pueda
soportar tanta carga en un solo instante, por eso es que duerme, está tratando
de amoldar su espíritu para lo que viene.
- No entiendo
- No importa cuando llegue
el momento, tus habilidades servirán para que tus tías puedan estar juntas de
nuevo.
- ¿Mis habilidades?, ver
fantasmas…
- Si, esas y otras que irás
obteniendo con el tiempo, cuando seas madura serás como alguna vez lo fueron
tus tías: grandes hechiceras.
- Una Hechicera; soy una de
ellas.
- Si y una muy fuerte porque
la sangre de ellas corre por tus venas… y sobre todo, tu tía Maharet y los que
son como ella podrán confiar en ti y la dejaran ir porque tú eres carne de su
carne y sangre de su sangre y eso es un lazo inquebrantable que ni ellos pueden
olvidar.
- Entonces yo les ayudaré.
- Si y regresarás a este
mismo sitio pero ya no en sueños sino en el mundo físico y traerás contigo a
Mekare.
- Pero como lo haré si no se
como llegar.
- Llegarás siguiendo el
camino del cielo nocturno, como lo hacían los humanos en algún tiempo siguiendo
el mapa estelar, solo recuerda esta bóveda celeste, en este lugar te estarán
esperando los que te ayudarán a traerla de su sueño.
- Ni siquiera Tía Maharet
puede venir.
- Ni siquiera a ella.
- ¿Por qué?
- Tu tía no estaría bien
aun, ella sanará lentamente. Solo cuando esté completamente sana podrá regresar
con los suyos no antes, y no preguntes porque, tu misma lo sabrás cuando llegue
el momento. Te aseguro que tú eres la única que puedes ayudarles para estar
juntas de nuevo Jesse.
*______________________*
- Es por eso que necesita
irse, para restablecer la cordura – suspiró Eric en un tono preocupado – Si
Mekare no se va, siempre estará en ese
estado de ausencia, y no es justo, nosotros no podemos ayudarle.
- Pero ella lleva nuestra
existencia consigo – se apresuro en informar Santino – si no funciona el
encantamiento… moriremos todos, pero, si es alguien más, que quiere
destruirnos, esa cosa estuvo dentro de mi… ese espíritu inmundo… no pueden
creerle - Interrumpió Santino.
- Mekare tiene el derecho de
ser restablecida – dijo enérgicamente Mael.
- Derecho, quieres decir que
debemos – Intervino Santino - correr el
riesgo de caer en una trampa de alguien que quieres nuestra destrucción, porque
en ningún momento hemos llegado a la certeza de que Mekare haya hecho esto,
solo tenemos teorías, posibilidades nada de pruebas concretas o hechos.
Mael se enardeció ante tal
comentario y le gritó a Santino:
- Cuida tu lengua, si
quieres expresar tu miedo gimotea, mas no le faltes el respeto a tus mayores.
Santino miró a Maharet que
yacía sombría en su asiento
- En un tiempo – Interrumpió
Marius con un gesto serio- no creías en las pruebas o los hechos solo en la fe.
Santino se le quedó mirando
con asombro, mas no supo contestar al creerle un ataque verbal.
- Que es lo que quieres
decir Marius – Pregunto Kaiman, que había visto algo más en las palabras de
Marius.
- No tenemos pruebas de
nada, mas sin embargo de lo que hablamos aquí es de la “vida” de un ser al que
le debemos mucho, y del que dependemos todos. Lo que se decida aquí repercutirá
en la existencia de muchos o de uno, pero no somos nosotros a quien le toca esa
decisión si no a la persona quien más le ama…
Todos los presentes miraron
a Maharet que no dijo una palabra al respecto
- Entiendo – Dijo Kaiman… –
No podemos llegar mas lejos esta noche… será mejor que todos busquemos nuestro
lugar de descanso, han sido demasiadas cosas para una noche tan larga. Mañana
seguiremos con esta reunión.
Maharet no resistiendo más
se levantó y salió de la habitación, nadie le detuvo, aunque más de alguno
quiso hacerlo pero los más antiguos les detuvieron con la mirada ya que eso
equivaldría a una insolencia.
Después de unos minutos, que
parecieron eternidades…
- ¿Pero que podemos esperar...?
– Preguntó Santino en tono nervioso – Maharet dejará ir a su hermana en tan lamentable
estado de locura, quien sabe a donde… y
con quien, no podemos permitirlo, para eso es
este concilio, no podemos dejar que Maharet tome una decisión tan
personal no tiene las ideas en claro, debido a la relación tan cercana.
- Y tú las tienes en claro –
dijo en un tono muy tranquilo pero suspicaz Marius… - porque no recuerdas nada
del visitante que tomó prestado tu cuerpo.
Santino se indignó ante tal
comentario, una sombra de miedo cruzó sus negros ojos disfrazándola rápidamente
de ira.
Mael extrañamente tranquilo
intervino sin ánimo de interponerse solo comentó tal vez para si mismo en una
tenue voz
- Pasará lo que tenga que
pasar, hay cosas que ya están escritas.
Todos guardaron silencio y
uno a uno salieron del salón.
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El viento frío que hacía, recorría
la habitación que estaba en la parte mas alta de la de casa Jesse, hablaba
entre sueños, no quería despertar pero un súbito frió helado que había apagado
el fuego de la chimenea desapareciendo rápidamente, cuando ella despertó, miró
a su alrededor y no vió a mas nadie que ellas dos, aunque titiritaba de frío su
mente ardía en pensamientos y recuerdos que siempre estuvieron allí, una idea
se prendó de ella, lo había recordado, se paro rápidamente y salió corriendo
hacia el salón de concilio .Tenía que decirle a su Tía Maharet lo que había
pasado, tenía que hacerlo lo mas pronto posible, como pudo haber sido capaz de
olvidar cosas tan importantes.
Llegó a la parte escondida
de la casa, al gran salón, de un golpe abrió la puerta, pero se angustió al ver
que casi todos se habían ido, en ella solo encontró a Marius que estaba
sentado en el mismo lugar, él le recibió con una sonrisa
- Buscas a Maharet?
- Si, ¿DÓNDE ESTA? –
pregunto Jesse con desesperación
- No lo se, salió del
concilio hace mucho rato…
Sin decir mas Jesse se dio
la vuelta y salió de la misma forma brusca con la que entró… Marius se quedó de
nuevo solo con sus pensamientos.
Jesse se puso a buscar a
Maharet por todos lados pero no la encontró solo a Mael que estaba en una de
las terrazas que estaban cercanas a la habitación de Mekare, ella al verlo no
pudo contenerse mas y se hecho a llorar
en sus brazos como cuando era una adolescente, él que sacaba su lado menos
impulsivo y mas dulce con ella le consoló.
- ya sabes lo que pasó en el
concilio
– No…
- Entonces porque lloras,
Jesse
- Es mi culpa…
- No, no lo fue, tú y Eric
fueron adormecidos tal vez por algún hechicero o el mismo espíritu con el que
Marius habló… no te preocupes, todo estará bien
- Tú no lo entiendes Mael
- Entonces dímelo para
entender niña,
Jesse entre sollozos le
contó a Mael todo lo que había soñado…
*______________________*
Lejos de la gran casa en la
laguna donde todo había acontecido una figura de mujer lloraba desconsoladamente
en la rivera dejando caer sus lágrimas de sangre correr por su rostro hasta el agua poco a poco fue
serenándose hasta cobrar al menos un poco de su acostumbrado aplomo, a la
distancia Kayman le observaba.
No podía intervenir con sus
pensamientos pero al menos él no la dejaría sola con su pena, él sabía cuanto
había añorado Maharet estar con su hermana de nuevo pero era una situación tan
difícil para ella desde el momento que la reina murió, cuando al fin ocurrió, fue una Felicidad
amarga, el que Mekare estuviera en ese estado su cuerpo era cuidado con esmero
y amor por su hermana, pero ella no recibía ninguna señal que su conciencia
estuviese allí, inclusive mas de alguna vez intentó ese contacto con ella por medios poco ortodoxos, pero nada había
servido. Todos los demás Eric, Jesse, el errante Mael inclusive él mismo no se
había apartado de Maharet tratando al menos de ser un poco de compañía para
ella, auque todos ellos temían por su bienestar Mekare podría despertar y lastimarlos
o bien no despertar.
Faltaba ya muy poco para el
amanecer y ella se encontraba mas tranquila se levantó de donde estaba y se
dirigió de nuevo a la gran casa, Kayman le siguió a la distancia cuando ella
hubo entrado el centro en el bosque para buscar su lugar de descanso.
En los pasillos de la casa
no se oía ningún murmullo, era un silencio muy sobrecogedor, Maharet caminaba
despacio, tanto como podía, trataba de que no llegara el momento, cuando tomó
las escaleras para subir a las habitaciones se encontró con Marius que bajaba,
ella no le miro y siguió subiendo, él no
dijo nada pues no quiso molestarla así
que se detuvo para dejarle pasar, cuando ella estuvo en lo alto de la escalera sin
darse la vuelta con voz cansada y triste le preguntó:
– ¿Tú que harías, Marius? Tú
que eres uno de lo mas sabios de nosotros, dime ¿que harías si fuese uno de tus
amores?
Marius le miró con dulzura y
con voz decidida le contestó.
- No podría hacerlo,
preferiría morir antes de tomar una decisión.
Ella no dijo nada, y siguió avanzando hacia la
habitación de Mekare.
- El tiempo corre de alguna
manera mas lentamente esta noche - dijo
Mael contemplando a la durmiente – y me gustaría que me dijeras si has sido tú…
si pudieras darme lo que perdí hace
tanto tiempo.
Maharet entró a la
habitación encontrando a Mael, los miró por unos instantes
- Mael podrías déjanos
solas…
- Tengo que decirte algo muy
importante Maharet antes que tomes una decisión – le dijo Mael seriamente
- Está bien pero mañana…
podrías dejarnos solas, por favor.
- Pero prométeme que no
decidirás nada antes que hablemos.
Maharet se sentó a la orilla
de la cama de Mekare y contempló con dulzura unos instantes a Mekare sin
prestar atención a Mael, quien se retiró dejándolas solas. Ella se acercó más y
acarició las calidas mejillas de su hermana mayor. En unos instantes lágrimas de sangre
recorrieron el rostro, pero esas lágrimas eran de Maharet, y llorando de nuevo
abrazó con desesperación a su hermana y con voz entrecortada por el llanto…
- ¡Perdóname Mekare!
Marius quedó muy preocupado
por Maharet, no sabía si había cometido un error al responderle con tanta
franqueza sin darle mas explicación, así que tratando de enmendar su desatención
siguió sus pasos, él sabía que seguramente se encontraba en la habitación de su
hermana, cuando llegó al pasillo donde estaba la habitación de Mekare, encontró
a Mael que tenía su frente apoyada en la puerta, estaba tan absorto que no le
sintió venir, para no ser descortés le habló desde la distancia
- Mael…
Mael giro despacio el rostro
y le miró directamente a los ojos, Marius no supo descifrar esa mirada que
nunca le había visto y eso le desconcertó,
- Están juntas ahora, ella
necesita tiempo…. Y tenemos que dárselo… - Dijo Mael mientras caminaba hacia
Marius. – estamos cansados ha sido una noche tan larga… como ninguna que
recuerde… - y se alejó bajando por las gradas.
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Junto con el amanecer llegó
la mañana, y todos los bebedores de sangre en su mayoría dormían de sus refugios donde la luz no podia lastimarlos. El día llegó a su fin dejando que la noche tomara su lugar.
Uno tras otro fueron
llegando a la gran casa cuando apenas hubo desaparecido el crepúsculo,
reuniéndose en el gran salón del día anterior Santino apareció con su acostumbrado traje
negro de impecable corte y su cabello negro largo agarrado en una cola, estaba un
tanto impaciente… Kaiman vestía con la misma ropa del día anterior sin embargo
nunca perdía ese toque elegante y serio, al parecer no se había alejado mucho
de la casa; Marius que se había tardado un poco en bajar se había tomado su
tiempo sin prisa para arreglar su vestimenta, pantalón negro camisa blanca y un
abrigo largo color rojo. Esta vez había cortado su cabello muy corto dejando
ver sus rasgos escandinavos mas claramente, el joven Eric les saludo con su
simpatía de siempre aunque parecía un tanto mas lánguido que el día anterior,
se acercó con cuidado a Kaiman y le susurró algo, este se le quedo mirando un
tanto desconcertado y subió de inmediato a la parte alta de la residencia,
seguido por Eric.
Santino y Marius cruzaron
miradas de incertidumbre, pero debido a su antigua discordia no se dirigieron
la palabra; esperaron. Kaiman y Maharet bajaron.
Maharet no se sentó aunque
los otros tomaron sus lugares faltando Eric y Mael
- ¿Qué es lo que sucede? –
preguntó Marius con su tranquilidad habitual no demostrando su impaciencia.
- Marius – Pregunto Maharet
– sabes tú donde está Mael -
- No, no le he visto desde
esta madrugada, cuando salía de la habitación de tu hermana
- Me ha escuchado – expresó Maharet con tono de angustia,
mientras ella y Kaiman cruzaron miradas
de temor, cuando las puertas se abrieron, Eric entró con Jesse que se
encontraba tan pálida y frágil como si la hubieran drenado.
- ¿QUÉ ESTA PASANDO AQUI? –
alzó la voz Santino
- Me temo – Dijo Kaiman
- que estamos en un problema mucho
mayor, creemos que Mael se ha llevado a Mekare.
Continuara...
Sigue Leyendo Cap. III
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Holap aqui les dejo el Cap. II. con su Ilustracion (Drevon)
ResponderEliminarme gusta tu libro ana
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