sábado, 9 de junio de 2012

Cap. III – Búsqueda 1ra Parte

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Voces en el Silencio
La selva frondosa, donde vive Pachamama, un grupo de hombres, discutían entre si en su dialecto nativo perdido en el tiempo, la mayoría no querían  seguir por el camino que uno de ellos estaba sugiriendo. 
- Es mejor tomar el camino largo, es más seguro – dijo uno. 
- No, no tenemos tiempo, hace mas de una semana que nos esperan… es mejor cruzar a través de ella  y no por el río, tardaremos mucho en llegar.- dijo otro 
- Tienes razón pero no pienso morir solo por llegar mas rápido.- agrego otro 
- Tu crees que Pachamama nos mataría, dejaremos un sacrifico y nos dejara pasar. – Dijo el líder 
- No lo creo, nos ha tomado mucho tiempo encontrar el alimento para dejarlo.- dijo el primero 
- solo uno servirá – dijo otro…

Al fin el grupo de hombres paso por en medio de la selva cuando hubo llegado la noche ellos se preocuparon mucho tanto que no se detuvieron a descansar y agilizaron el paso todo lo que podían, a pesar de que iban muy cargados y cansados, al llegar a un claro un pequeño riachuelo pasaba por allí y en medio una roca plana grabada en ella un sin numero de formas, el líder de ellos dejo la mejor presa que llevaban sobre la piedra y siguieron su camino, una lluvia les hizo su paso mas lento y la poca luz que había desapareció sin embargo siguieron su camino entre la selva hasta que el líder que iba al principió de la fila, se detuvo en seco los demás hicieron lo mismo y tomaron sus lanzas listos para cualquier cosas que viniese, todo quedo en silencio y oyeron a la distancia que algo a toda carrera se aproximaba a ellos, cuando estuvo los suficientemente cerca vieron que era otro hombre perteneciente a otra tribu un "guerrero del mar", pero no tenia muy buen aspecto sus ojos estaban desorbitados y su cuerpo lleno de sangre.
El líder trato de ayudarlo pero solo podía gemir, le habían arrancado la lengua, al saber esto los del grupo se quedaron mirando y trataron de dejarlo atrás ya que era un mal augurio ayudarle, pero el hombre no se quería quedar solo y les siguió a la distancia ya casi estaban al final de la noche cuando el mudo corrió y se pudo frente a ellos y les hizo gestos desesperados pero ellos no le hicieron caso  y le ignoraron como lo venían haciendo en todo el camino que les siguió.

Llegaron a un lugar donde visiblemente habían arrancado los arboles de raíz amontonándolos a la orilla de este como un muralla subieron por uno y miraron dentro de este y se encontraron con una pesadilla,  hombres o lo que solían ser hombres hasta hace un par de horas estaban despedazados por todos lados y los que aún vivian no lo harían por mucho tiempo, por la armas que hacia en el piso desechas parecían ser guerreros de tierras lejanas de la horilla del mar que no habían respetado los dominio de Pachamama".

Termino de contar la historia el joven hechicero de aproximadamente de 17 años de cabellos negros como la noche y ojos igual de oscuros que brillaban por el continú0o mover de las llamas de la enorme hoguera a su alrededor impacientes escuchaban sus historias un grupo de personas entre ellos niños, jóvenes y viejos. Que se habían sentado alrededor de la fogata y miraban al joven con interés y respeto a pesar de su edad, él de piel  tostada igual que ellos por el sol y ropas muy sencillas, algo raídas por el continuo uso peor muy limpias, llevaba con él un morral grande hecho a mano, dentro cosas desconocidas para ellos… el siempre llegaba a las aldeas cuando le era requerida sus “habilidades” ya sea de sanación de alguna enfermedad o para expulsar de algún cuerpo un espíritu inmundo, o para guiarles en la decisiones correctas, dar guia a la vida de un infante o traerlo al mundo, o despedir el espíritu de algún moribundo a la otra vida y convencerlo que no siga atormentando su familia, en fin tantas cosas que puede hacer esas personas que han sido tocadas con esas habilidades desde su nacimiento.

*______________*

Esforzándose como nunca lo había hecho antes, surcaba los cielos ambarinos, poco a poco se quedaba atrás el funesto amanecer que había dejado en su piel su leve caricia, miro hacia abajo, a la que portaba entre sus brazos debajo de su capa negra junto a su pecho: ninguna luz había tocado algunos de sus cabellos rojos y sus ojos verdes parecían tan vacuos como hermosos.

Fueron pocos los segundos de duda que había caído sobre él al momento de emprender la huida, cuando hacia su aparición por el horizonte el sol, pero se juró a si mismo y a ella que le ayudaría a regresar, aun sabiendo que lo que acababa de hacer tal vez se le condenaría de traición o genocidio, pero sabia en el fondo de su ser seria capaz de hacerlo, ya que el no tenia miedo de lo que pudiera pasar, porque ella no lo había tenido, estaba seguro… ya que la sangre de su dulce Jesse corría pos sus venas y las imágenes que habían retornado a ella, el las había visto también, era la confirmación de sus deseos, de su clamor, Mekare, necesitaba que le ayudasen a regresar del lugar hasta donde se encontraba a su cuerpo. 

Mael sabia donde ir, pero tenia que estar seguro de que hacer… por lo que necesitaba hablar con ese ente llamado Drevon, mientras volaba pensó en que hacer y a quien buscar. Voló durante horas por el cielo nocturno atravesando el océano llegando al viejo mundo, atravesó continentes pasando por su lugar de origen y siguió por el norte hasta aquel país gélido en medio del mar, ciudades dejo atrás hasta llegar a una ciudad pequeña en la cual nevaba levemente, descendió en una residencia de antigüedad obvia estilo renacentista ostentosa pero discreta en medio de las otras mansiones, poso a su dócil acompañante en el piso y le sacudió  la nieve en los cabellos, luego el se quito la capa y se la puso a ella, protegiéndola del gélido viento le coloco la capucha, el también tenia mucha nieve en su cabeza después de quitársela, se dirigió a la entrada de la casa, guiando a la dama tomada de la mano por el patio, toco a la gran puerta de roble y al llamado abrió la puerta un hombre viejo, calvo con mirada centrina, por la vestimenta era el mayordomo de la mansión. El que al parecer ya había visto a Mael con anterioridad, le dejo pasar, hasta una enorme sala muy bien acondicionada y tibia, allí les dejo después de decirle que la ama de la casa había salido a su paseo nocturno por la ciudad y que le esperasen allí, Mael sentó a Mekare en un lustroso sillón  a lado de la chimenea y el se acomodo en otra frente a ella, no le había quitado la capa y decidió dejarla así, por el momento, espero, hasta que por fin el ama de la casa entro por la puerta del salón.

Era una joven dama muy elegantemente vestida en un abrigo blanco hasta los pies, de largos cabellos negros peinados en una cola, su rostro inmaculado color blanco como el marfil labios carnosos color rosado, ojos brillantes negros y un tanto fríos miro a Mael y sin hacerle ninguna bienvenida se quito el abrigo le dejo caer en el piso, mostrando un inmaculado traje color negro de gala que combinada muy bien con su cabellos, se acerco a la chimenea a calentar sus pequeñas manos.
- Pensé que estarías  en el concilio…  entonces ¿a que se debe tu presencia en mi casa Mael y acompañado? – Le pregunto la joven, observando de reojo a la mujer con la capa y capucha que solo le dejaba ver los labios- eso si que es novedad.
- Necesito un favor tuyo
- ¿Un Favor?
- No creo que tengamos tanta amistad como para que lo pidas
- No creo que debas negarte
- Tiene que ver con tu silenciosa acompañante…

Mael se paro y con un gesto de permiso, le quito la capucha a Mekare dejando ver su rostro de marfil, sus ojos verdes y los largos cabellos rojos que cayeron sobre sus hombros…
La joven se le quedo mirando y con un gesto de asombro le pregunto
- ¿Ella es…?
-  Si es Mekare
- ¿Que haces con ella?

- Con respecto al favor que te pido, puedes quedarte con ella y cuidarla un par de horas necesito ir a un lugar…
- ¿Yo?
- A caso le tienes miedo Zenobia.

*______________*

- … El Sr. David Talbot, si me gustaría hablar con él, le hablo de parte de una amiga que tenemos en común… - Dijo Mael a la mujer que le había contestado en la Casa Matriz de Londres.
Después de unos segundos…
- Lo siento Señor McDuuff, el Señor Talbot no se encuentra en estos momentos algún mensaje para él,
- No gracias – dijo colgando el auricular del teléfono publico en el que estaba – de alguna manera pudo indagar en los pensamientos de la mujer a pesar de que ella tenia casi un muro de protección en su cabeza e, don de la mente no era su fuerte.

Esto era un problema muy grande para Mael ya que sin Talbot no tenia ninguna otra opción confiable, él sabia que todo miembro de la Talamasca  tiene facultades sobrehumanas (le había comentado alguna vez Jesse) y el era famoso en esta área de espíritus además seria el único Talamasca que podría ayudarle en esa situación, pues de alguna manera Lestat le había abierto su interés para los seres como él,  vampiros, definición que Mael y otros antiguos detestaban, estaba seguro que no se rehusaría por interés o curiosidad.

Se paseo por las inmediaciones de la casa matriz agudizando su mente, solo detecto un matiz de preocupación en sus ocupantes, al parecer ninguno sabia donde estaba el Superior de la Talamasca, aun así se quedo un poco mas, no tardo mucho tiempo y una joven alta cabellos castaño oscuro salio de la instalación, Mael aprovecho la oportunidad y le siguió por las calles de Londres, ella camino un rato hasta llegar al centro allí entro en una cafetería y pidió al mesero una bebida caliente, Mael entro después y se quedo un rato observando discretamente, hasta que ella llamo al camarero este llevo a Mael una tasa de chocolate caliente. Antes que él preguntara algo, el mesero le indico que si él quería podía sentarse en la misma mesa de la joven ya que ella lo invitaba. Y eso fue lo que hizo, dejo la tasa y se fue a sentar frente a la joven ella de alguna manera se dio cuenta y le enfrento directamente.

- Muy buenas noches señor -  saludo ella con extrema cortesía, tenia un acento algo oxidado del sur de estados unidos.
Mael escruto en su mente sin vergüenza, pero no pudo obtener nada de ella. Ella supo lo que hacia pero no se enojo solo sonrió con malicia dándole un sorbo a su chocolate.
- Es obvio que sabes que es lo que soy – Dijo directamente Mael.
- Si lo se, Señor,- Contesto ella tranquilamente - mi amigo David, esta encantado con uno de ustedes y no me extrañaría que su desaparición tuviera que ver con el personaje llamado Lestat.
- Tiene  razón al tener esa sospecha, yo no se donde se encuentra su amigo en este momento y mucho menos Lestat, para mi él  no tiene relevancia, solo me interesa en este momento su superior, Talbot, pero como veo que no sabe nada, me voy – dicho esto se levanto de la mesa, ella se levanto y le tomo de la mano, Mael le miro con cierta aprensión
- Por favor no se valla aun Señor, - Le pidió - tal vez yo pueda ayudarle con su problema
- No lo creo- dijo Mael con una mirada fulminante- es demasiado joven, yo necesito alguien con más experiencia en determinados asuntos
La joven le soltó y se paro miro directamente a los ojos azules de Mael con un aire de indignación le dijo:
- Tal vez sea joven, pero creo que un ser como usted sabría que cierto poder no viene con tiempo sino que se nace con el.
- Sabes quien soy – reprocho Mael ante el descaro de la joven
- Me atrevería a decir que Mael… - Dijo la joven con una tranquilidad y seriedad sorprendente – ha conservado su asentó casi intacto – agrego ella  - y espero que considere mis servicios, porque creo que ud. no intentaría pedir ayuda a alguien y mucho menos a un miembro de la Talamasca si no fuera porque la situación lo amerite.

Mael nuevamente quedo sorprendido ante tal audacia, sin embargo era su naturaleza ruda el no demostrar ese tipo de sentimientos tan fácilmente sino desden
- Ya que usted cree conocer mi nombre, ¿debo de preguntar forzosamente el suyo?
- Mi nombre es Merrick Mayfer - dijo ella.
Ambos se miraron por unos segundos  en silencio analizando la situación

A Mael ese apellido lo asocio instantáneamente con la palabra hechiceras. El había escuchado de esa familia, era nativa de Nueva Orleáns y tenia una fama de que su estirpe guardaba un gran poder desde hacia ya muchas generaciones atrás desde que salieron de África como esclavos. No le sorprendió que ella fuera parte de la Talamasca ya que ellos siempre buscan nuevos talentos  y tener un Mayfer en su nomina era un logro total.

- Me imagino que ja de conoce el apellido de la Familia Señor Mael - dijo ella - 
- Lo he escuchado - dijo en tono cortante. 
- Y usted quiere hablar con un espíritu me imagino
- ¿Qué le hace pensar eso? – contradijo Mael
- Lo digo por la sombra del espíritu que le sigue – dijo Merrick a lado de Mael, este no se  volteo ya que el no lo podía confirmar o negar eso, pero pudo ver en los ojos de la joven que lo que decía era verdad.
- ¿Como es él?, - pregunto Mael con su característica voz sobrecogedora
- No se distingue bien sus facciones – dijo ella tranquilamente dando un sorbo a su tasa de chocolate -  como he dicho solo es una sombra pero diría que tiene la figura de tamaño colosal, mas de los dos metros.
- Entonces no puedes hablar con él
- En este lugar – dijo la joven con una pequeña sonrisa- No, ya que tenmgo que ir al lugar donde esta el resto de él… eso significa que acepta que le ayude
Mael la miro con sus ojos azul intenso y frunció el seño, la miro detenidamente unos instantes
- No se puede confiar
- Cree usted, que una mortal como yo, pueda dañar o engañar a un inmortal como usted
- Usted no es un mortal ordinario es una hechicera, si se lo propone uno de ustedes puede dañar al mas fuerte de nosotros
- No se si cierto lo que dice, pero no tengo intensiones de hacerlo, si quiere puede ver en mi mente no lo detendré y si le apetece desbaratarme después hágalo si lo que digo es mentira o si ve algún indicio - dijo ella seriamente.
- ¿Qué gana con esto? – Dijo Mael – todas las personas hacen las cosas pensado en sí mismas.
- Para serle sincera, aun no lo se, solo siento que es lo que debo hacer en este momento. No creo que fuera coincidencia que usted me siguiera precisamente a mí o que David estuviera desaparecido
- Esa no es una respuesta satisfactoria
- Lo se pero es la única que tengo…

Mael guardo en silencio y agarrando desprevenida a la joven desapareció, nadie noto su desvanecimiento
La joven pareció un poco desanimada sin embargo termino su bebida con tranquilidad luego pago dejando al mozo una buen propina, hizo un par de compras para regresar Egipto su país de trabajo.

*______________*

La joven  Zenobia no había salido de la habitación y se encontraba inquieta paseando alrededor de su invitada, por el simple hecho de que algo le podría pasar, habían transcurrido 4 horas desde que Mael se había ido, sin decir adonde ni cuando regresaría, y ella estaba allí en el mismo sitio con su rostro de marfil sin expresión con una vacua mirada solo reflejando el brillo del fuego de la chimenea. Era desesperante.
- Como pudo soportar esto Marius durante tanto tiempo – susurro para si misma Zenobia mirando de reojo a la pelirroja  
En ese momento tocaron la puerta y ella supo, no sin darse un poco de susto, que era el mayordomo que le indicaba si podía pasar
- Entre
- Señora, le llaman por teléfono
- Lo siento no puedo atender a nadie en estos momentos, si no es Mael dile que le llamare después
- Muy bien, como ud diga. 

Cansada ya de esperarle se sentó frente a su silenciosa huésped. Empezó a  recordar cuando Eudoxia le contaba acerca de la sangre de la Madre, de cómo había sentido ese poder recorriendo su cuerpo y de cómo le había transformado en un ser mas fuerte y que ansiaba poder tomarlo de nuevo, para su desgracia, no hizo caso de Marius y los otros y murió en el intento de tomarla por la fuerza.

Pero sabia que esta Madre era diferente de la anterior, aquella estaba dormida pero conciente, su presencia era fuerte y temible, pero el ser que tenia enfrente parecía tranquila y apacible, no sentía temor al estar frente a ella , entonces que era lo que le inquietaba... así que sin pensarlo mucho, se acerco mas arrodillándose frente a ella; no paso nada… podía escuchar  su corazón, le tomo de la mano para su sorpresa estaba tibia la cual era tan dócil como el resto de ella, le acaricio y la volteo, miro la palma de la mano dejando ver la venas y arterias de la muñeca y también sintió el tenue movimiento de la sangre recorriéndolas, no resistiendo mas se dejo guiar por su instinto natural...


Sigue Leyendo 2da Parte Cap. III

3 comentarios:

  1. Les dejo El Capitulo No. 3 en el cual tiene personajes sorpresa que lo que nos gusta Crónicas Vampiricas recordaremos con amor o con odio ;D disfrutenlo

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  2. Alexandra me gusta mucho la imaginacion que tienes para darle continuidad a esta historia. si yo fuera la autora no me enojaría al contrario te diera las gracias por hacer mas interesante y ademas mas linda con todos esos bellos dibujos. sigue que estoy esperando mas...... Yeni

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    1. Holap Gracias por siempre apoyarmeeeeeeeee y seguiré poniendo ilustraciones TKM

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