jueves, 24 de mayo de 2012

Cap. II – Decisión.

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Voces en el Silencio

En una amplia sala circular, cuyas paredes eran de roca finamente labradas dándole un aire antiguo pero reverencial,  no tenía ventanas pero era iluminada por luces artificiales decoradas con cristales y en el centro, una mesa rectangular de caoba roja exquisitamente tallada; estaban sentados a su alrededor un grupo de seis seres semejantes a los humanos, ya no lo eran, eran imitaciones perfectas de humanos los mas hermosos, su formas de perfección imposibles; tan blancos como el mármol, cabellos resplandecientes y sus ojos brillaban aun en la oscuridad, sus manos adornadas por una uñas traslucidas… cristalizadas, ellos alguna vez hace una eternidad fueron humanos, ahora son inmortales y los mas viejos de su raza, bebedores de sangre como suelen denominarse… pero en cada uno de ellos reinaba un silencio absoluto y el ambiente estaba tenso tratando de digerir los acontecimientos relatados por Marius, lo que estaba claro para todos que  una vez mas su existencia podría estar en peligro.
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La alcoba, decorada exquisitamente en un estilo francés, en cada rincón y mueble hay flores de diferentes tipos y formas cuyos aromas impregnaba la estancia que estaba iluminada por el fuego de la chimenea que ardía lentamente, dos mujeres pelirrojas salían del cuarto de baño una guiaba a la otra, Jesse, quien tenía una expresión de preocupación en su rostro, sentó a su tía Mekare en la enorme cama y con delicadeza peinó su cabello aún húmedo, luego después de un  tiempo la recostó en la cama la cual estaba frente a una enorme ventana abierta que mostraba el cielo estrellado y la luna llena, alisó con esmero cada pliegue del vestido negro de su tía y coloco delicadas joyas, pulseras de piedras preciosas en sus manos y pies, brazaletes en los antebrazos, además de un hermoso collar de plata y oro, según le había dicho Maharet, cuando los estaban escogiendo en una tienda:  
- “…a ella siempre le gustaron mucho estos obsequios de parte de la gente que nos agradecía, aunque nunca los pedía, decía que no había nada de malo en llevar los destellos de la tierra…”

Luego Jesse se acomodó junto a ella descansando su cabeza en su hombro y con suma tristeza sollozó por ellas, preguntándose si alguna vez las gemelas estarían juntas de nuevo.


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Maharet la única mujer del grupo, había estado en silencio hasta el momento en que  Kaiman, hombre apuesto de contextura fuerte, ojos negros y cabello negro azabache, la sacó de sus pensamientos volvió a preguntar…

- ¿…Maharet Estás bien?, sería mejor esperar hasta mañana para que continuemos…

En su mayoría cruzaron miradas de inquietud, pero Maharet respondió mas tranquila   
- Estoy bien, puedo continuar.

- Maharet, necesitamos saber, que nos esclarezcas muchas cosas – Continuó Kaiman - para poder entender los acontecimientos de esta noche ya que todos carecemos de información referente a tu hermana y sobre todo de situaciones sobrenaturales.

Guardaron silencio unos minutos hasta que Marius, preguntó afablemente
- Se por experiencia que hay una notable diferencia del estado ausente de Mekare con el de Akasha, no solo es lo físico sino también en su Conciencia. Ahora que nos ha sido revelado que ella puede estar en un grave peligro, debes decírnoslo por favor, el riesgo que ella está corriendo al estar en ese estado y el porque no podemos ayudarle nosotros.

Todos estaban expectantes a su respuesta, tardó un par de segundos…
- Hace mucho tiempo, cuando las dos éramos aun muy niñas, llego hasta nosotras una caravana de tierras lejanas, esas personas traían como propósito que nuestra madre ayudara a una mujer que había sido, hasta hacia poco su hechicera, pero que estaba en desgracia; ella había caído en un ausentismo total, la causa fue un acontecimiento que no se atrevieron a contar frente a nosotras, aunque Mekare escuchó los murmullos de la gente. Decían que la mujer tenía el don de ver acontecimientos futuros y de alguna manera en un ritual su habilidad se salió de control por lo que su mente se abrió a un sin número de imágenes, lugares, momentos, tal fue su tormento que su mente no pudo contener tanta información y su cuerpo encontró la forma de evitarlo cerrando su mente ante la agresión, no pudiendo así mismo regresar a su estado normal. Nuestra madre sabía que la única forma de ayudarla era tratando de extraer su habilidad espiritual y encerrarla dentro de un contenedor para dejar libre a la mente, para sanar… Pero solo muchos individuos virtuosos  podrían hacer tal trabajo, además no ha muchos les agrada este trabajo, pues siempre se corre el riesgo enorme de dañar permanentemente el espíritu… la parte conciente de la persona enferma… el cuerpo sin mente no puede vivir…

Los cinco seres inmortales estaban concientes que la historia que narraba Maharet era realmente la explicación de porque Mekare necesitaba alejarse de ellos, pero aun había incógnitas a las cuales Maharet contestó sin que ellos preguntasen.

- Para nosotros el tiempo es indispensable para poder adaptarnos a  nuestras nuevas habilidades, tal vez, Mekare no pudo contener nuestra conciencia colectiva… y posiblemente… ella haya pensado en esa posibilidad de restauración por medio del mismo método…

- Crees tú Maharet que tu hermana Mekare fue quien planificó los eventos de esta noche para curarse a si misma.

Maharet no contestó…   

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La  suave brisa que soplaba parecía murmurarle a las hojas y su corazón era como música que se hacía acompañar, la pequeña niña de cabellos rojos no quería moverse de aquellos brazos que arrullaban su sueño, se sentía segura, era acaso su madre, no, no lo era, aquella persona… ¿quién era?, sin duda su tía, tenía sus brazos tan fuertes como una muralla y su piel suave como la seda y tan blanca como la leche y sus largos rizos rojos veteados de oro por la luz de aquella luna, caían sobre sus hombros.
Con los ojos entre abiertos miró como un cielo estrellado estaba sobre ellas, cerró de nuevo los ojos y se acomodó perezosamente en el pecho de aquel ser que también dormitaba, sus ojos descansaban, la niña escuchó sonidos extraños a la distancia, quería seguir durmiendo pero la curiosidad le pudo más que la pereza, se soltó lentamente de los brazos de su tía, y  se descubrió a si misma que se encontraba en lo alto de un edifico de piedra cuyo forma era muy peculiar, no había visto una estructura semejante solo el los libros de historia antigua… la cual tenía en el piso innumerables inscripciones con formas de personas, animales y criatura. Se asomó a uno de los cuatro bordes y miró que a su alrededor muy abajo había un mar verde que se extendía desde el horizonte, lo mismo pasó en  cada borde una enorme cantidad de árboles de extraña forma se asentaban desde la base de la estructura hasta donde alcanzaba su vista, en uno de los bordes había una larga escalinata que llegaba a la base del edificio hasta donde se encontraba ella, se volvió hacia su tía la cual vestía un traje algo extraño, nunca se lo había visto antes, era blanco muy largo de una sola pieza y de sencillo corte y escotado estallado con un fajo, iba descalza y en  su pie derecho encontró una hermosa pieza de joyería una esclava gruesa. Le llamo mucho la atención también contemplo otras joyas que llevaba, hasta que el sonido, aquel sonido extraño que le había hecho despertar se hizo escuchar de nuevo, esta supo de donde venia se oía en la parte baja del edificio, al pie de la escalinata, la niña sin tardanza bajo como pudo por ella, eran escalones muy altos como si gigantes la usaran y la distancia era larga. Cuando al fin bajo se encontró rodeada es un espesa selva, el sonido se hacia mas fuerte y le siguió por entre las raíces de aquellos enormes árboles de hojas anchas ya que no había ningún camino ni sendero visible de vez en vez se devolvía para ver el edificio que había dejado atrás pero ya no se veía solo las ramas que cubrían el cielo, pero el sonido estaba mas cerca, llego a una rivera de un ancho río, ¿era acaso ese sonido,  el agua?, no, no lo era, miro al frente, la niña se asusto pego un grito ya que del otro lado del río, entre la espesura  estaba una criatura titánica con enormes ojos oscuros de mirada nublada dientes blancos puntiagudos que mostraba fieramente ante su presencia y su cuerpo sin forma parecía fundirse entre la oscuridad de la que provenía salía lentamente y quería aproximarse, ella quiso correr y gritar pero no podía hacerlo, no podía moverse cerro los ojos con fuerza llamando a su tía, pero en instantes  sintió una respiración fuerte y pesada frente a ella…


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Todos respetaron los pensamientos que tenia para si Maharet
- Es posible – pregunto Mael de nuevo – que Mekare previno esta situación, preparando  tal vez todo cuanto ha acontecido esta noche, será eso posible.
- Eso fue lo que insinuó el espíritu – Contesto Marius.
- Como podría uno de nosotros hacer algo así – dijo enérgico Santino.
- No tenemos seguridad en ninguno de los casos –  intervino  Kaiman – Maharet lo ha dicho, los espíritus son caprichosos y tienden a mentir, pretendiendo ser otra entidad, o a ser utilizados por alguien mas.
-  Y si ese alguien fue la misma Mekare – contravino Mael – ¡Maharet! Tu fuiste parte de ella,  a caso no es posible que ella aun siga siendo una hechicera y que ella ordenado a ese espíritu.
Kayman aguardo un par de segundos para que Maharet contestara, pero ella no lo hizo, así que él respondió:
- Lo era, cuando fue humana, pero ella no dio ninguna muestra de habilidades después de su transformación y como ha dicho Maharet ella nunca más ha vuelto a sentir su presencia.
- Pero, solo estuvieron juntos un par semanas después de su transformación – dijo Mael, en un tono emocional que Marius recordó haberle visto antes, hacia ya mucho tiempo cuando era humano – después de eso, ella pudo tener esas habilidades sin decirle a nadie y desarrollarlas a través de los siete mil años trascurridos.
- Debes de recordar – intervino Marius -  que era una novicia cuando fue privada de la sangre  su mente no soporto el ayuno por lo que perdió la razón…
- Puede ser,  pero esa situación pudo haberle devuelto sus poderes, he escuchado eso a través del tiempo, ¡algunos que han pasado por esa tortura se les han abierto los ojos para el mundo espiritual!
- Pero esos bebedores de sangre tienden a destruirse con el paso del tiempo… - dijo en un tono triste y pausado Eric, que había estado taciturno.
- Nunca se ha sabido de uno de nosotros que pueda “manejar” espíritus – comento Santino
- ¡Ella es diferente! – insistió vehemente, Mael – todos lo hemos visto ya, ella hizo lo que ninguno de nosotros pudo atreverse a hacer,  destruyo la amenaza de nuestra raza… Akasha, sin ningún problema… ella sabia que ese momento vendría y tu Kaiman era el mas fiel a ese pensamiento, sabias que ella vendría sin demora para hacer valer su maleficio y preparo su camino, alguien irracional no podría haber tenido la visión que le mostrara lo que pasaría con Akasha y lo que esta pasando ahora… ella no pudo estar desquiciada por los siete mil años…

Nadie respondió a eso, porque nadie tenía la certeza de lo que sucedió a la hermana muda desde que fue separada de su hermana ciega.
  
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Lagrimas incesablemente corrían por su rostro, la pequeña sabia que esa cosa monstruosa estaba justo frente a ella, tan cerca que podía sentir el ritmo fuerte y áspero de su respiración no se atrevía a mirar y sus llamados silenciosos no surtían efecto, su tía no podía escucharla…
Pero alguien lo hizo, ya que de un momento a otro una voz grave, una voz recia, pero acogedora le dijo,
- ¡No tengas miedo, pequeña, puedes abrir los ojos!
- No quiero – Respondió la niña asustada – eso me comerá.
- No lo hará, ya que todavía sigue del otro lado del río.

La pequeña abrió los ojos y frente a ella ya no había nada; la cosa seguía en la otra orilla del río, ya no tan fiera, pero expectante, no en ella sino en la persona que estaba a su espalda, se dio la vuelta y se encontró con un gigantesco hombre de cabellos rubios, ojos grandes color azul-violeta, con una amable sonrisa en su rostro y vestido de forma mas extraña, no llevaba camisa pero en su piel desnuda  habían “garabatos” pintados de color azul y negro, un pantalón de pieles y botas del mismo material y al parecer llevaba una enorme espada es su espalda.
La niña se le quedo viendo nunca había visto a alguien tan alto en su vida, ni siquiera aquel amigo de su tía Maharet llamado Mael…
-<<‘Seguramente la pirámide pertenece a este gigante’>>- pensó-
El hombre rió ante tal pensamiento y se agacho tratando de llegar a la estatura de la niña
- No soy un gigante… solo alguien… muy alto… ¿ya no tienes miedo?
- No ya no, porque no estoy sola
- Nunca estas sola siempre estamos contigo, tu Tía Maharet cuando estas despiertas y….
- Tía Mekare cuando duermo...
- Si, ella la que siempre visitas cuando duermes, quieres regresar a su lado
- Si
- Tienes que tener cuidado con esos entes- le dijo, mientras la tomaba en brazos y se dirigía hacia la pirámide – no te harán daño siempre y cuando no les tengas miedo, eres de las personas que pueden darles poder y compañía así que siempre te buscarán pero si tienes temor eso les dará fuerza y podrían lastimarte –

Animales  de todas formas aparecían entre las ramas al parecer la criatura les había espantado y ahora se sentían seguras para salir. La niña noto que él caminaba seguro pero despacio y cojeaba de la pierna izquierda, mientras  los árboles se movían a su paso, quiso preguntar algo pero le pareció mal hacerlo.
- Se que vas a preguntar – Dijo el hombre rubio – no, no me duele, por lo menos ahora ya no.  – la niña río ante la respuesta y después de pensarlo bien le pregunto
- Eres… como ellos
El hombre no dijo nada por un momento, pero respondió:
- Si lo soy…
- Tu eres… un…
- Fantasma, espíritu, aparición como quieras llamarle – le dijo él tranquilamente con una sonrisa en los labios.
- Pero tú eres diferente, tú forma siempre a sido igual, verdad 
- Es cierto
- ¿Por qué?- inquirió la niña –
- Yo tengo un motivo de existencia, por ello no me he perdido a mi mismo, mientras ellos disiparon su esencia con el paso del tiempo en recuerdos tormentosos, o tristes y se aferran a ellos para no irse y luego toman la forma de criaturas.
- ¿Por qué siempre me olvido de ella, cuando despierto y de ti?
- Es complicado, creo que ella tendría que explicártelo, pero si te esfuerzas recordaras mi nombre
La niña se concentro lo mas que pudo y en un instante el nombre le vino a la mente
- Tu nombre es… es ¡Drevon! 

Drevon... en ese otro mundo de sombras 

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Todos habían quedado callados analizando la situación que había expuesto Mael con tanta fuerza, Kaiman fue el primero en hablar.

-   Es probable que Mekare pudo recobrar en algún momento su razón, y que el ayuno al que fue sometida pudo haberle abierto los ojos a los espíritus, por lo que pudo haber utilizado alguno de ellos, aunque no podemos estar seguros completamente de eso, también tenemos que saber quien es el espíritu que utilizó para manifestarse, Maharet puedes decirnos quien es…

- El no es un antiguo espíritu – Contestó Maharet – fue un ser humano alguna vez, su nombre era Drevon era un guerrero perteneciente a los Pueblos del Mar le conocimos cuando éramos niñas, su padre había venido hasta nuestra madre en busca de guía para dejar un sucesor como solía pasar con los líderes de ciertos lugares, su hijo Drevon era la opción lógica pero su padre tenía dudas ya que el era baldado de su pierna izquierda, mi madre le dijo que era su única opción, ellos se fueron y después de años él regresó ya hecho hombre nos conoció y se prendó de mi hermana, que  ella se había rehusado a cualquier relación. Se quedó con nosotras a presenciar el rito fúnebre, cuando los soldados atacaron a nuestro pueblo él y otros hombres les hicieron frente pero resultaron vencidos por la cantidad de soldados egipcios, y murieron protegiéndonos de alguna manera su espíritu no trascendió y se quedo atrás, mas ya no supe de él... y Mekare no le mencionó después.

- La entidad llamada Drevon - argumentó Marius -  me pareció que amaba a tu hermana, y seguro que él no lastimaría a Mekare… es posible que si fuera en verdad él, se dejaría utilizar para dañarla. 

- Los espíritus humanos - Comento Maharet con un hito de tristeza -  los que se quedan tienden a encerrarse en un solo evento y con el paso del tiempo pierden su esencia y sus recuerdos y se convierten en espíritus de ira o pena, también hay otros que se aferran a sentimientos lo suficientemente fuertes para mantener su entidad intacta por lo que se quedan cerca del ser amado, pero ambos tipos no tienen suficiente fuerza o poder para manifestarse por si mismos por lo que la persona nunca notaría su presencia a menos que tenga habilidades, así que esto espíritus para hacerse sentir dependen de alguien, un médium o hechicero que les de la fuerza suficiente para hacerlo. Pero si alguien les convoca podrían negarse a tal punto de ser destruidos… yo no puedo saber si es él en verdad… o si otro ente se hizo pasar por él, yo ya no puedo identificarles de ninguna manera…

- Es por eso que él dijo que tú, no podrías ayudarnos o ninguno de nosotros – susurró Eric.
– Tal vez alguno de nosotros pueda ver fantasmas, o tratar de conocer las respuestas de lo que no entendemos por medio de fe – Dijo Kaiman – pero Ningún bebedor de sangre tiene la facultad de un hechicero, no es verdad Maharet  - Ella solo asintió sin mirar a nadie -  ninguno que haya sido transformado, aun siendo un humano con facultades fuertes, puede conservarlas.
- Eso no lo sabemos – agregó Mael – no puede ser imposible, solo que no tenemos suficiente información para afirmarlo, pero, tal vez el bebedor que tenga esas habilidades sea Mekare, ya tenía el conocimiento previo, el ayuno le devolvió sus poderes.

- Como nosotros no podemos ayudarles – dijo Marius – quien puede ayudarla…, humanos hechiceros, poniendo su poder en contenedores, esa es la forma de ayudarla, pero si esto pasa quién o quiénes lo harían. 

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Habían llegado de nuevo a la gran pirámide escalonada, la niña contemplaba a la durmiente junto con el guerrero pintado.
- ¿Cuándo despertará, Drevon?
- Aun no lo se, pero pronto, cuando lo haga cumplirá una promesa y con ello estará protegiendo a Maharet y a todos los que ella ama incluida a ti.
- Entonces le conoceré y hablaré con ella
- No, no podrás,
- ¿Por qué?
- Puede ser que ella no pueda soportar tanta carga en un solo instante, por eso es que duerme, está tratando de amoldar su espíritu para lo que viene.
- No entiendo
- No importa cuando llegue el momento, tus habilidades servirán para que tus tías puedan estar juntas de nuevo.
- ¿Mis habilidades?, ver fantasmas…
- Si, esas y otras que irás obteniendo con el tiempo, cuando seas madura serás como alguna vez lo fueron tus tías: grandes hechiceras.
- Una Hechicera; soy una de ellas.
- Si y una muy fuerte porque la sangre de ellas corre por tus venas… y sobre todo, tu tía Maharet y los que son como ella podrán confiar en ti y la dejaran ir porque tú eres carne de su carne y sangre de su sangre y eso es un lazo inquebrantable que ni ellos pueden olvidar.
- Entonces yo les ayudaré.
- Si y regresarás a este mismo sitio pero ya no en sueños sino en el mundo físico y traerás contigo a Mekare.
- Pero como lo haré si no se como llegar.
- Llegarás siguiendo el camino del cielo nocturno, como lo hacían los humanos en algún tiempo siguiendo el mapa estelar, solo recuerda esta bóveda celeste, en este lugar te estarán esperando los que te ayudarán a traerla de su sueño.
- Ni siquiera Tía Maharet puede venir.
- Ni siquiera a ella.
- ¿Por qué?
- Tu tía no estaría bien aun, ella sanará lentamente. Solo cuando esté completamente sana podrá regresar con los suyos no antes, y no preguntes porque, tu misma lo sabrás cuando llegue el momento. Te aseguro que tú eres la única que puedes ayudarles para estar juntas de nuevo Jesse.  

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- Es por eso que necesita irse, para restablecer la cordura – suspiró Eric en un tono preocupado – Si Mekare no se va,  siempre estará en ese estado de ausencia, y no es justo, nosotros no podemos ayudarle.
- Pero ella lleva nuestra existencia consigo – se apresuro en informar Santino – si no funciona el encantamiento… moriremos todos, pero, si es alguien más, que quiere destruirnos, esa cosa estuvo dentro de mi… ese espíritu inmundo… no pueden creerle  - Interrumpió Santino.
- Mekare tiene el derecho de ser restablecida – dijo enérgicamente Mael.
- Derecho, quieres decir que debemos – Intervino Santino -  correr el riesgo de caer en una trampa de alguien que quieres nuestra destrucción, porque en ningún momento hemos llegado a la certeza de que Mekare haya hecho esto, solo tenemos teorías, posibilidades nada de pruebas concretas o hechos.
Mael se enardeció ante tal comentario y le gritó a Santino:
- Cuida tu lengua, si quieres expresar tu miedo gimotea, mas no le faltes el respeto a tus mayores.

Santino miró a Maharet que yacía sombría en su asiento

- En un tiempo – Interrumpió Marius con un gesto serio- no creías en las pruebas o los hechos solo en la fe.

Santino se le quedó mirando con asombro, mas no supo contestar al creerle un ataque verbal.

- Que es lo que quieres decir Marius – Pregunto Kaiman, que había visto algo más en las palabras de Marius.
- No tenemos pruebas de nada, mas sin embargo de lo que hablamos aquí es de la “vida” de un ser al que le debemos mucho, y del que dependemos todos. Lo que se decida aquí repercutirá en la existencia de muchos o de uno, pero no somos nosotros a quien le toca esa decisión si no a la persona quien más le ama…

Todos los presentes miraron a Maharet que no dijo una palabra al respecto

- Entiendo – Dijo Kaiman… – No podemos llegar mas lejos esta noche… será mejor que todos busquemos nuestro lugar de descanso, han sido demasiadas cosas para una noche tan larga. Mañana seguiremos con esta reunión.

Maharet no resistiendo más se levantó y salió de la habitación, nadie le detuvo, aunque más de alguno quiso hacerlo pero los más antiguos les detuvieron con la mirada ya que eso equivaldría a una insolencia.
Después de unos minutos, que parecieron eternidades…

- ¿Pero que podemos esperar...? – Preguntó Santino en tono nervioso – Maharet  dejará ir a su hermana en tan lamentable estado de locura,  quien sabe a donde… y con quien, no podemos permitirlo, para eso es  este concilio, no podemos dejar que Maharet tome una decisión tan personal no tiene las ideas en claro, debido a la relación tan cercana.  
- Y tú las tienes en claro – dijo en un tono muy tranquilo pero suspicaz Marius… - porque no recuerdas nada del visitante que tomó prestado tu cuerpo.

Santino se indignó ante tal comentario, una sombra de miedo cruzó sus negros ojos disfrazándola rápidamente de ira.
Mael extrañamente tranquilo intervino sin ánimo de interponerse solo comentó tal vez para si mismo en una tenue voz
- Pasará lo que tenga que pasar, hay cosas que ya están escritas.

Todos guardaron silencio y uno a uno salieron del salón.

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El viento frío que hacía, recorría la habitación que estaba en la parte mas alta de la de casa Jesse, hablaba entre sueños, no quería despertar pero un súbito frió helado que había apagado el fuego de la chimenea desapareciendo rápidamente, cuando ella despertó, miró a su alrededor y no vió a mas nadie que ellas dos, aunque titiritaba de frío su mente ardía en pensamientos y recuerdos que siempre estuvieron allí, una idea se prendó de ella, lo había recordado, se paro rápidamente y salió corriendo hacia el salón de concilio .Tenía que decirle a su Tía Maharet lo que había pasado, tenía que hacerlo lo mas pronto posible, como pudo haber sido capaz de olvidar cosas tan importantes.

Llegó a la parte escondida de la casa, al gran salón, de un golpe abrió la puerta, pero se angustió al ver que  casi todos se habían ido,  en ella solo encontró a Marius que estaba sentado en el mismo lugar, él le recibió con una sonrisa
- Buscas a Maharet?
- Si, ¿DÓNDE ESTA? – pregunto Jesse con desesperación
- No lo se, salió del concilio hace mucho rato…

Sin decir mas Jesse se dio la vuelta y salió de la misma forma brusca con la que entró… Marius se quedó de nuevo solo con sus pensamientos.

Jesse se puso a buscar a Maharet por todos lados pero no la encontró solo a Mael que estaba en una de las terrazas que estaban cercanas a la habitación de Mekare, ella al verlo no pudo contenerse mas  y se hecho a llorar en sus brazos como cuando era una adolescente, él que sacaba su lado menos impulsivo y mas dulce con ella le consoló.

- ya sabes lo que pasó en el concilio
– No…
- Entonces porque lloras, Jesse
- Es mi culpa…
- No, no lo fue, tú y Eric fueron adormecidos tal vez por algún hechicero o el mismo espíritu con el que Marius habló… no te preocupes, todo estará bien     
- Tú no lo entiendes Mael
- Entonces dímelo para entender niña,

Jesse entre sollozos le contó a Mael todo lo que había soñado…


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Lejos de la gran casa en la laguna donde todo había acontecido una figura de mujer lloraba desconsoladamente en la rivera dejando caer sus lágrimas de sangre correr  por su rostro hasta el agua poco a poco fue serenándose hasta cobrar al menos un poco de su acostumbrado aplomo, a la distancia Kayman le observaba.

No podía intervenir con sus pensamientos pero al menos él no la dejaría sola con su pena, él sabía cuanto había añorado Maharet estar con su hermana de nuevo pero era una situación tan difícil para ella desde el momento que la reina murió,  cuando al fin ocurrió, fue una Felicidad amarga, el que Mekare estuviera en ese estado su cuerpo era cuidado con esmero y amor por su hermana, pero ella no recibía ninguna señal que su conciencia estuviese allí, inclusive mas de alguna vez intentó ese contacto  con ella por medios poco ortodoxos, pero nada había servido. Todos los demás Eric, Jesse, el errante Mael inclusive él mismo no se había apartado de Maharet tratando al menos de ser un poco de compañía para ella, auque todos ellos temían por su bienestar Mekare podría despertar y lastimarlos o bien no despertar.

Faltaba ya muy poco para el amanecer y ella se encontraba mas tranquila se levantó de donde estaba y se dirigió de nuevo a la gran casa, Kayman le siguió a la distancia cuando ella hubo entrado el centro en el bosque para buscar su lugar de descanso.

En los pasillos de la casa no se oía ningún murmullo, era un silencio muy sobrecogedor, Maharet caminaba despacio, tanto como podía, trataba de que no llegara el momento, cuando tomó las escaleras para subir a las habitaciones se encontró con Marius que bajaba, ella no le miro y siguió subiendo, él  no dijo nada  pues no quiso molestarla así que se detuvo para dejarle pasar, cuando ella estuvo en lo alto de la escalera sin darse la vuelta con voz cansada y triste le preguntó:
– ¿Tú que harías, Marius? Tú que eres uno de lo mas sabios de nosotros, dime ¿que harías si fuese uno de tus amores?

Marius le miró con dulzura y con voz decidida le contestó.
- No podría hacerlo, preferiría morir antes de tomar una decisión.  

Ella no dijo nada, y siguió avanzando hacia la habitación de Mekare.

- El tiempo corre de alguna manera mas lentamente esta noche  - dijo Mael contemplando a la durmiente – y me gustaría que me dijeras si has sido tú… si pudieras darme lo que perdí  hace tanto tiempo.

Maharet entró a la habitación encontrando a Mael, los miró por unos instantes

- Mael podrías déjanos solas…
- Tengo que decirte algo muy importante Maharet antes que tomes una decisión – le dijo Mael seriamente
- Está bien pero mañana… podrías dejarnos solas, por favor.
- Pero prométeme que no decidirás nada antes que hablemos.

Maharet se sentó a la orilla de la cama de Mekare y contempló con dulzura unos instantes a Mekare sin prestar atención a Mael, quien se retiró dejándolas solas. Ella se acercó más y acarició las calidas mejillas de su hermana mayor. En unos instantes lágrimas de sangre recorrieron el rostro, pero esas lágrimas eran de Maharet, y llorando de nuevo abrazó con desesperación a su hermana y con voz entrecortada por el llanto…

- ¡Perdóname Mekare!


Marius quedó muy preocupado por Maharet, no sabía si había cometido un error al responderle con tanta franqueza sin darle mas explicación, así que tratando de enmendar su desatención siguió sus pasos, él sabía que seguramente se encontraba en la habitación de su hermana, cuando llegó al pasillo donde estaba la habitación de Mekare, encontró a Mael que tenía su frente apoyada en la puerta, estaba tan absorto que no le sintió venir, para no ser descortés le habló desde la distancia
- Mael…

Mael giro despacio el rostro y le miró directamente a los ojos, Marius no supo descifrar esa mirada que nunca le había visto y eso le desconcertó,
- Están juntas ahora, ella necesita tiempo…. Y tenemos que dárselo… - Dijo Mael mientras caminaba hacia Marius. – estamos cansados ha sido una noche tan larga… como ninguna que recuerde… - y se alejó bajando por las gradas.

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Junto con el amanecer llegó la mañana, y todos los bebedores de sangre en su mayoría dormían de sus refugios donde la luz no podia lastimarlos. El día llegó a su fin dejando que la noche tomara su lugar.

Uno tras otro fueron llegando a la gran casa cuando apenas hubo desaparecido el crepúsculo, reuniéndose en el gran salón del día anterior  Santino apareció con su acostumbrado traje negro de impecable corte y su cabello negro largo agarrado en una cola, estaba un tanto impaciente… Kaiman vestía con la misma ropa del día anterior sin embargo nunca perdía ese toque elegante y serio, al parecer no se había alejado mucho de la casa; Marius que se había tardado un poco en bajar se había tomado su tiempo sin prisa para arreglar su vestimenta, pantalón negro camisa blanca y un abrigo largo color rojo. Esta vez había cortado su cabello muy corto dejando ver sus rasgos escandinavos mas claramente, el joven Eric les saludo con su simpatía de siempre aunque parecía un tanto mas lánguido que el día anterior, se acercó con cuidado a Kaiman y le susurró algo, este se le quedo mirando un tanto desconcertado y subió de inmediato a la parte alta de la residencia, seguido por Eric.

Santino y Marius cruzaron miradas de incertidumbre, pero debido a su antigua discordia no se dirigieron la palabra; esperaron. Kaiman y Maharet bajaron.   

Maharet no se sentó aunque los otros tomaron sus lugares faltando Eric y Mael

- ¿Qué es lo que sucede? – preguntó Marius con su tranquilidad habitual no demostrando su impaciencia.

- Marius – Pregunto Maharet – sabes tú donde está Mael -
- No, no le he visto desde esta madrugada, cuando salía de la habitación de tu hermana
- Me ha escuchado –  expresó Maharet con tono de angustia, mientras ella y Kaiman  cruzaron miradas de temor, cuando las puertas se abrieron, Eric entró con Jesse que se encontraba tan pálida y frágil como si la hubieran drenado.

- ¿QUÉ ESTA PASANDO AQUI? – alzó la voz Santino
- Me temo – Dijo Kaiman -  que estamos en un problema mucho mayor, creemos que Mael se ha llevado a Mekare.

Continuara...

Sigue Leyendo Cap. III

lunes, 7 de mayo de 2012


Voces en el Silencio
 
Cap. I – Déjame Ir. 
 
–…Está con un rudo y torvo animal, bestia temerosa, de sangre y de rojo las fauces, de furia los ojos de mal: El lobo de Gubbia, el terrible lobo…

Un hombre muy delgado pálido como la luna, de cuerpo frágil; sus ojos amarillos iba y venia sobre las líneas del libro, con una voz de tono grave pero muy tranquila, atravesaba toda la habitación, su nombre es Eric
–…rabioso ha asolado los alrededores, cruel ha deshecho todos los rebaños; devoró corderos, devoró pastores, y son incontables sus muertes y daños…

Pacientemente leía, pero de vez en vez, levantaba sus ojos que tenian un brillo misterioso y feroz, para tratar de encontrar a su oyente mirándole directamente, haciéndole saber que lo que él decía era escuchado, pero siempre esos ojos verdes esmeralda estaban perdidos observando la nada... – con  desilusión,  más no con sorpresa, volvía a la lectura.

Una joven pelirroja de ojos verde intenso entro a la habitación y con gracia lo interrumpió   
– ¿Por que le lees eso?, debería ser algo mas...
– Intelectual... eso me parece sumamente aburrido, Jessie, demás,  no hay nada mejor que los poemas, y me imagino que en donde ella vivió había muchos criaturas salvajes… pero tal vez la poesía no es de su gusto – lo dijo más para si mismo que para Jessie - pero lo intentare mañana con otro libro.
– querida Tía – dijo la joven que no tenia mas de 22 años de edad cuando recibió el don oscuro al menos su apariencia, mientras avanzaba hacia la mujer - vengo a darte un paseo por el bosque, hoy hace una noche preciosa de luna  llena que disfrutarás mucho y el clima esta tan agradable – comento Jessie con ternura en su voz dirigiéndose  a la mujer de ojos verdes y cabello rojo sangre que tenia rizos igual que los de ella, tan parecidas eran una a la par de la otra, que bien pudieron ser hermanas.
– ¿Tu? Y ¿sola? – replico Eric con angustia
– Si, que pasa, que tiene de malo
– Sabes que a Maharet no le gusta…
– No digas tonterías, Eric, ella prefiere pasear que estar aquí encerrada, además, si ella quisiera irse, se iría y ya – como un gesto de cariño le acomodo el cabello y la tomo de la mano llevándola con ella, la piel de la jovencita se calento por la temperatura de la dama y ella como una muñeca se dejo llevar por la joven.  
– Sabes que eso no es posible y menos en su estado, podría lastimarse como hace…
– !NO!... no lo creo… además deja de hablar de esa manera, ella nunca nos lastimaría…
– No me refiero solo a eso, además, le pediste permiso a Maharet
– No, y no lo necesito, solo la llevare a pasear
– Solo Maharet puede llevarla… hazme caso por favor Jessie
– No haremos nada malo, además hay demasiados antiguos desde ayer aquí, como para que ella tenga que tolerarlos, prefiero alejarla…   
– bueno, al menos deja que te acompañe – dijo Eric en tono de cansancio.
– Además, por si no lo has notado la muchedumbres le molestan, y Maharet confía en mi, si no, ella no me hubiera pedio que la acompañase cuando ella estuviera ocupada hoy, sobre todo con los problemas de Lestat
– y porque no lo dijiste antes…
– Porque no preguntaste antes.

Los jóvenes y la mujer, los tres, de cabellos relucientes, ojos incandescentes y piel blanca, uñas largas y brillantes que resplandecían como diamante, sobre todo en la mujer en silencio que parecían acentuarse todas esas características mucho más; le llevaron fuera, a un bosque que rodeaba la enorme mansión, pero su alegría y cariño con que la trataban no parecía sacarla de su indiferencia ella caminaba a su ritmo, con ellos, su cuerpo porque ella realmente no estaba allí.

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Marius, un hombre muy alto, de contextura varonil, ojos resplandecientes de color  azul zafiro profundos como el cielo, llenos de sabiduría; poseía una melena rubia casi con tonos blancos tan larga que llegaba a la espalda, vestido elegantemente de las mejores casas de moda, con botas negras, pantalón negro camisa blanca y un abrigo largo de terciopelo rojo, caminaba con paso tranquilo por el bosque que rodeaba la inmensa casa la cual  debido a su estructura se confundía en la montaña en que estaba construida tan hábilmente: como en una, en la que un día habían estados todos reunidos por primera vez. Esperaba para ver Maharet de nuevo pero esta vez a solas, sobre todo  pensaba en como podría sacar de esta a Lestat, todos en el concilio le conocían ya, siempre estaba armando alboroto como un pequeño infante que necesitaba juegos con que entretenerse sin nunca medir las consecuencias de ellos o el impacto a terceros, si, como él siempre le llamaba: “Príncipe malcriado”, pero esto podría superar a sus fuerzas y sobre todo sus “travesuras” y traer graves consecuencias a todos, esta vez intercambiar su cuerpo tan poderoso por el de un mortal al que llaman “Ladrón de Cuerpos”, ese hombre que ahora esta haciendo estragos y exponiéndolos a todos los bebedores del sangre al mundo.

– Que rayos pensabas Lestat.  -Exclamó en voz alta Marius  para si, un tanto enojado; tal vez podría al menos hacerle desistir a Maharet de su decisión, destruir el cuerpo de Lestat, pero que haría Lestat ahora, pensó en  la última vez que le vio en un cuerpo tan frágil mortal temblando de los pies a la cabeza en medio de la lluvia implorando su ayuda, pero ya era demasiado tarde, lo único que puedo hacer es evitar que Maharet destruya su cuerpo inmortal. 

Marius Llego pronto al final del lindero junto a un pequeño arroyo que desembocaba en un tranquilo estanque, alrededor el tupido bosque que se movía y murmuraba tranquilamente al son del viento, allí se detuvo para contemplar la luna llena en todo su esplendor… pero un acontecimiento inesperado, la luna tomo un leve oscurecimiento en uno de sus bordes, entrando en una penumbra, él sonrió ante este evento, un eclipse lunar había comenzado.

Al ver el reflejo de la luna en el agua quieta, reparo que no estaba solo, era otro ser como él pero mas antiguo, salía del espeso bosque del lado opuesto, era una mujer alta, con cabello rojo rizado que le llegaba al final de su espalda, su figura engalanada con un vestido verde largo entallado en la cintura, caminaba hacia la orilla del estanque, sin duda era Maharet... pero como era posible que no hubiese sentido esa presencia con anterioridad, a caso estaba tan sumido en su preocupación por Lestat, para no percatarse de esa entidad... ese tipo de descuidos siempre le molestaban y mucho… él con cortesía la saludo a la distancia como suelen hacer con su voz mental, pero ella pareció ignorarle, eso a él no le molesto en absoluto solo sonrió con dulzura ya que ahora tubo un buena excusa para acercarse mas y poder contemplar su belleza mas de cerca.

Ella tan pálida como él, pero infinitamente mas fuerte, ya que el tiempo (casi 7,000 años) que había recorrido su cuerpo a través del tiempo le había hecho una de las criaturas mas fuertes entre todas; igual que a su hermana gemela Mekare, tal vez a ella un poco más, porque había sido Mekare, quien de un limpio golpe había dado muerte a la Reina malvada Akasha y tomo de esta el poder que los mantenía “vivos” a todos. Aunque ninguno la había visto desde hacia varios años, y se decía que estaba sumida en un mutismo desde aquel día y Maharet le protegía con recelo.

Dirigiéndose hacia su encuentro sintió un fuerte escalofrió en su espalda, seria el sonido de las palpitaciones del corazón de ella: fuertes e inquietantemente tranquilos, o seria que ellos le  recordaban antiguas memorias... o bien el viento frió que había descendido haciéndose sentir más intensamente, pero sin prestarles mucha atención siguió caminado.
    
Ella ignoro la proximidad de Marius igual que el cambio de clima, y entro poco a poco al estanque hasta quedar sumergida hasta la cintura, quedando allí inmóvil observando el cielo estrellado y la luna llena que poco a poco era invadida por la oscuridad, tal vez sumida en sus pensamientos y en los problemas que acontecían.

Marius le pareció interesante su comportamiento, ya que las veces que había estado en presencia de Maharet se había comportado como una generosa y dulce persona, siempre encantadora; pero, los bebedores de sangre siempre se caracterizan por sus comportamientos especiales; así que cuando él estuvo cerca los suficiente para observar en ella los rizos de cabello rojo incandescentes hondeando por la brisa, la piel lustrosa tan blanca y firme con el mármol la preciosa simetría de su rostro blanco y las delicadas formas de su cuerpo mostrados por su vestido de lana y sus grandes ojos verdes… la tensión en su cuerpo fue la reacción inmediata a la sorpresa seguido del susto, ella era la Gemela de Maharet, Mekare, tan parecidas una de la otra como dos gotas de agua, como el reflejo del espejo, de inmediato se sereno y con su confortable voz que lo caracterizaba le saludo     

- Buenas noches, Mekare

Ella no respondió, el asumió que aun seguía en su ausentismo, con los ojos vasillos perdidos en la nada, miro a su alrededor pero nadie mas  aparte de ellos estaba en ese parajes, sin mas lo recordaba ella iba donde le llevaran sin protesta alguna, y nunca le dejaban sola, nunca, pero ahora acaso ¿ella se había dirigido por si misma a ese lugar?, ¿podría estar tomando control de su razón? envió un mensaje mental a los que estaban en la casa, pero no recibió respuesta alguna, era extraño ya que el poder de su mente era muy fuerte y la casa estaba muy cerca y había en ella muchos como él igual o mas poderosos, al no recibir respuesta, se inquieto, así que decidió llevársela de allí.

Primero limpio su mente de cualquier temor o inquietud, con pasos lentos y controlados entro en el agua fría y se coloco frente a ella y pudo sentir un delicado y agradable aroma que no supo reconocer, mantuvo la mirada dentro de esos ojos verdes que no denotaban ningún sentimiento solo el reflejo de la luz que la luna aun brindaba, la  tomo de la mano sintiendo que en ella ya no existían ningún tejido blando era tan dura como la piedra pero suave a la vez, espero un momento para poder recibir una señal desaprobación por lo que iba hacer pero no la hubo, llevarla de regreso a la mansión, no podía dejarla en aquel lugar, le tomo la otra mano y dio un paso hacia atrás ella le siguió, eso le relajo, se coloco a su lado y con gentileza la tomo de la cintura sin soltarle la mano derecho y la guío en dirección hacia la mansión, pero no hubo dado tres pasos con la dama cuando el viento suave se convirtió en un vendaval arremolinándose a su alrededor evitando que dieran un paso mas. Marius abrazó a Mekare ocultando su rostro en su pecho tratando se protegerla de aquel viento que les atacaba, se sintió tonto al pensarlo mejor porque iba un viento hacerles daño así que intentó utilizar el don del vuelo, pero de alguna forma no pudo, su cuerpo estaba tan pesado, era como si el agua le aprisionara y un frío se apodero de él tan fuerte que le calaba los huesos, poco a poco el viento se fue calmando hasta quedar todo el silencio cuando dejo de desistir.

El miro a Mekare que seguía tan indiferente a todo lo que estaba pasando y al parecer el frío solo le afectaba a él, espero un rato mas y pudo moverse mas no para adelante sino que al sentido contrario, claramente alguien o algo no quería que se fueran de allí, noto que el eclipse seguía su curso había llegado a su etapa crucial y la luna estaba de un color rojo cobrizo, sin querer soltó a Mekare y esta guiada por una mano invisible regreso al mismo lugar, de pronto sintió la presencia de alguien mas, alguien que le era conocido pero no podía saber quien intento leer o mandar un mensaje telepático pero fue inútil como antes. La mente suspicaz de Marius comenzó a trabajar recordando las palabras de Maharet, espíritus que controlaban el viento, el agua, pero fue distraido de su pensamientos cuando una voz grito a lo lejos.
        
– ¡MEKARE! – era Maharet, que salio  entre las penumbras del bosque, con lagrimas de sangre en sus ojos mortales... corrió hacia ellos entrando en el agua, paso a Marius y abrazando a su hermana con desesperación y entre sollozos le pregunto  
– ¿Que les has hecho?, dime, por favor Mekare, ¿Jessie, Eric?, 
Pero ella no respondió siguió allí tan afable, Marius, que ya podia moverse con libertad se acerco a las mujeres y tomando por los hombros a Maharet que estaba al borde de la histeria llorando sin parar 
– Tranquila Maharet,
– ¡Marius ella, ella los ha lastimado, yo le he permitido!
– Maharet, necesito que te tranquilices, mírala, ella esta tan tranquila como siempre y no hay señales en sus manos o dientes de que halla atacado a alguien... pero algo esta pasando y no creo que sea ella, hace unos instantes sucedió algo que me recordó lo que tu nos contaste, los espíritus... la presencia de espíritus, el viento fuerte, el frío y la luna, todo tiene que ver     
–  ¿Espíritus?, yo ya no puedo verlos.
–  Lo sé, pero tu sabes cosas... lo que he dicho tiene algún significado.

Maharet y Marius fueron interrumpidos ya que ambos  sintieron la presencia de otro, era un bebedor de sangre como ellos pero mucho mas joven a la distancia entre la oscuridad le reconocieron  a Santino, alto y fornido con su cabello negro y sus ojos también del mismo color. Ataviado con su capa negra, esta vez el odio que le tenia Marius hacia él se detuvo, tal vez por una sonrisa que no había visto nunca en él 

– Deja de llorar Maharet – le dijo Santino, pero con una voz extraña, una voz que no era la de él – que tus amados hijos están bien, pero ella sigue dormida en su interior, aunque si tu te atrevieras a despertarla de la forma incorrecta, le haría daño sin querer destruyendo así lo que queda de ella.
– ¿Quién eres?, pregunto con furia Maharet acercándose cuidadosamente a Santino que se quedo parado a la orilla del estanque
– Yo soy, alguien que solo tiene esta única oportunidad para hacerte entender que solo hay una  forma de regresar su conciencia, y es dejándola ir
– No, no puedo, yo la protegeré

Santino río macabramente ante esta afirmación
– No puedes protegerla, porque perdiste el don pero yo si, he estado con ella desde que se separo de ti, cumplí la promesa que le hice esa noche
– Eres un espíritu que alguna vez fue un humano y no puede descansar en paz.

La pelea verbal fue seguida con sumo cuidado por Marius aunque no pensaba intervenir ya que era obvio que Santino era ocupado por un espíritu al que Maharet conocía, o conoció y sabia que sus habilidades ante este tipo de situaciones no era de mucha ayuda....

– Soy mas que eso, me recuerdas entonces, bien, pero eso no tiene importancia, solo espero que sepas el porque estoy aquí, por Mekare
– Si, estoy segura que ustedes han hecho todo esto...
– No exactamente...
– Si ustedes, envidiosos de nosotras de nuestro amor y fuerza, y ella tan frágil, se ha aprovechado de su locura y su necesidad, para hacerse mas fuertes, ustedes ...
– Tu ira es la que habla no tu razón, solo escucha, déjala ir, tu sabes porque, debes hacerlo, tu ya no tienes las habilidades para ayudarla, pero hay otros que si
– No, ella no les necesita, ni a ti ni a nadie,
– Te equivocas, y esa equivocación puede hacerte perderla para siempre
– No le dejaré, tu has hecho todo esto... tu y...
– No me dejas otra opción que veas por tus ojos humanos que tu, ni los tuyos pueden ayudarla
Satino  pronuncio una palabras en una lengua que Marius no entendió pero Maharet con una sorprendente velocidad lo asió por el cuello y tanta fuerza que pudo haberle arrancado la cabeza, Marius por un momento deseo que lo hubiera hecho ya que de una u otra forma él se merecía una muerte horrenda. El viento regreso y se intensifico de tan fuerte que zumbaba furiosamente pero se acumulo alrededor de la ausente Mekare, Marius reaccionando muy rápido llego hasta ella pero el viento seso cuando el la tomo por el brazo la mirada de Ella se cruzo con la suya tal vez reconociendo por primera vez a una persona pero solo fue una fracción de segundo porque de inmediato ella se trastorno su rostro reflejo sufrimiento y desesperación se alejo de él mirando su manos y su cuerpo comenzó a tratar de quitarse algo invisible con tanta desesperación que se estaba haciendo daño a su piel y a su ropa, Marius le tomo de las manos para evitarlo, pero eso pareció empeorar los cosas ya que ella empezó a gemir de dolor, ella lo golpeo en el pecho lanzando varios metros fuera del agua cayendo en un árbol quebrándolo por el impacto...
– BASTA, déjala ya, has que pare esta sufriendo, – Le grito Maharet a Santino y este le replicó...  
– Ayúdala tu, ya que eso es lo que has dicho a ti misma, ayúdala
Llorando con rabia le contesto a grito   
– NO PUEDO, ESO ERA LO QUE QUERIAS ESCUCHAR, NO PUEDO, YA NO PUEDO

Santino o el ser que estaba en su cuerpo se acerco a Mekare que se arrastraba con lentitud en la orilla pero sus dolor no había menguado gimiendo él susurro algo poniendo fin a su dolor se quedo quieta como al principio con suavidad la cargo y la llevo de nuevo al agua ella se  quedo quieta como el agua a su alrededor la dejo flotando pero nuevamente tan abstraída como al principio. Nuevamente Santino se dirigió a Maharet  en una voz suplicante pero siguió contemplando a Mekare.
– Déjala ir por  favor, supimos que  sería un riesgo que tu y los otros deberían correr,  pero si la amas como yo, déjala ir, para que alguien mas fuerte le ayude a salir de su agonía, pero  si decides no hacerlo al menos sepúltala como lo hizo Akasha para que duerma para siempre y no ya sufra más, déjala en sus sus recuerdos cuando era feliz contigo con migo y tu madre.

Marius que se había levantado y sus heridas curado, escuchaba con atención cada palabra salida de aquel ser, que no parecía ningún fantasma, espíritu torturado, furioso o envidioso, sino un hombre que hablaba de amor, quería proteger al ser amado.  Maharet no dijo nada solo miro la luna roja que estaba empezando a perder ese efecto, medito unos instantes y pregunto

– Quien preparo todo esto, ni tu y ningún espíritu que yo haya conocido puede obrar sin nadie que se lo pida – a Santino se le dibujo una pequeña sonrisa en el rostro y acaricio la mejilla de Mekare respondiendo así la pregunta de Maharet. 
– Ella siempre lo supo, y de una forma se preparo para todo esto, ella no quiere existir de esta manera, así que te imploro confía en Mekare como siempre lo has hecho.

Dicho esto el eclipse de luna término su última fase, Santino se desvaneció  cayendo inconsciente en el agua, Marius de inmediato fue cerca de Mekare encontrándola apacible flotando en el agua mirando las estrellas, regreso la vista a Maharet que estaba sentada a la orilla viendo a su hermana que tal vez le había hablado por primera vez en siete mil años para pedirle algo, que virtualmente no le era posible conceder. Marius tomo entre sus brazos el exánime cuerpo de la hechicera y camino hacia Maharet.

En instantes estuvieron rodeados de muchos antiguos y jóvenes bebedores de sangre, que estaban en la casa, inclusive Jessie y Eric llegaron pero todo había terminado. Santino se reincorporo aturdido al grupo. Y Maharet sollozaba silenciosamente a lado de Marius.


Continuara...   

Sigue Leyendo Cap. II