domingo, 11 de agosto de 2013

Cap. X - Beso 2da parte


Voces en el Silencio



La hora del desayuno era la hora favorita de Cristóbal quien comía vorazmente su segundo plato de huevos, tortilla y frijoles fritos, comida que había aprendido a preparar su esposa de su país de origen su inusual apetito no era extraño para sus compañeros de mesa pero esta mañana no era como las otras una ambiente de preocupación se extendida por cada uno de sus ocupantes exceptuando a Cristóbal y el pequeño Antonio que también comía tratando de igualar a su hermano mayor (Cristóbal le había dicho que le dijera así) que parecían no notar a la veintena de hombres armados que custodiaban la  casa.

Después de media noche estas “personas” habían invadido la casa, personas sin lugar a dudas paisanos del dueño y su compañera quienes habían literalmente aparecido frente a la casa seguido tiempo después de un pequeño ejército de hombres armadas hasta los dientes, quienes literalmente habían ocupado la casa dejándolos a Antonio a su esposa encerrados en su habitación ordenándoles no salir, en sus épocas de juventud cuando fue militar Antonio conocía muy bien la mirada de hombres que no les importaba matar si esa era su orden y estos eran así, después de una noche de incertidumbres por el bienestar de su esposa e hijos había aparecido Cristóbal tocando la puerta con su esposa para que ellos desayunaran con el como todas las mañanas    

- podrías darme más café -  solicito Cristóbal a su esposa, ella tomo la cafetera y deslizo el líquido negro hasta la tasa de el quien al estar llena bebió dos grandes sorbos  

Un hombre algo rubio de unos treinta y tantos trajeado formalmente con lentes oscuros  entro a la cocina era quien lideraba al grupo de mercenarios

- ya ha podido encontrarlos – pregunto con voz gruesa
- no quiere desayunar aquí mi esposa cocina muy bien – dijo Cristóbal con una sonrisa 

- no, gracias 
- …contestando su pregunta lo he hecho, Marius encontró a Mekare como lo prometió y ambos están perfectamente bien pero me temo que como usted sabrá no es conveniente que vallamos de día ya que están… durmiendo igual que sus jefes así que tendremos que esperar hasta el crepúsculo

- Esta completamente seguro
- por supuesto, me juego un as con usted si así lo prefiere – bromeo el chiquillo
- puedo pedirle un favor Sr.
- Smith
- si Sr. Smith en esta casa como podrá ver solo somos nosotros podría al menos levantar esa ley marcial del encierro ya que ellos tienen sus deberes en esta casa y no quiero que se asusten solo por vuestra visita
- no veo a dónde quiere llegar

Ante las miradas sombrías de Antonio y su esposa Mercedes quienes apenas había probado bocado, que habían seguido la corta conversación ellos sabían que esas personas buscaban a los patrones de la casa, no se explicaban que podría querer este tipo de gente con ellos dos

- bueno, al señor de la casa le gusta mucho la pulcritud, no es verdad Antonio
- si es cierto – dijo Antonio lo más tranquilo que pudo tratando de imitar a Cristóbal
- y esta casa no se limpia sola podría al menos dejar que ellos
- está bien pero solo ellos dos usted y su esposa
- si, si, lo se – dijo riendo el – no se preocupe – después de este comidon y la develada lo único que queremos es dormir y Teresa también verdad amor –
- esta bien… – dijo ella en tono dulce
- y no se preocupe que ellos se mantendrán alejados de los pisos superiores, verdad – pregunto Cristóbal
- si lo que ustedes nos digan, no interferiremos con los huéspedes – dijo Antonio con voz serena

- Entonces Sr. Smith
- muy bien pero serán vigilados si no les molesta
- por su puesto que no verdad
- no claro que no – contestaron al mismo tiempo la pareja de esposos
- bien, nos escolta nuestro cuarto señor Smith

Los tres se retiraron dejando a la pareja en la cocina ambos se relajaron, mientras que Mercedes encontró en el bolsillo de su delantal la siguiente nota de Cristóbal
“no se preocupen amigos míos por su seguridad y la de su hijo, ellos no les harán nada y todo pronto todo volverá a la normalidad, solo les pido un favor cuando limpien la casa, recuerdan los arañazos que Mekare suele hacerle a los puebles a las paredes y a los pisos… ha si a las vigas también podría limpiarlos por favor, yo solía cubrirlos con pintura pero creo que se ven mejor así. Gracias nos veremos más tarde para la hora de comer”

Mercedes y Antonio se quedaron atónitos con la nota, se esperaban al menos que él les pidiera otra cosa más importante que no sea “limpiar la casa” como llamar a la policía o al ejercito; Mercedes guardo el papel en su delantal muy prudentemente reprimiendo a su esposo con una mirada de cualquier comentario al respecto.
- bueno será mejor que empecemos ahora si queremos terminar para el anochecer
- ¿cómo?  
- que no entendiste, Antonio
- hacer limpieza se ha dicho
- que vamos hacer mami – pregunto el pequeño
- limpieza, amor, limpieza y no quiero que te acerques a ninguno de esos hombres entendido

- si lo sé -  dijo el niño mientras jugaba con su brazalete - Cristóbal me dijo en la comida que me portara bien muy bien hoy y dijo que me daría un regalo muy bonito cuando esas personas se fueran hoy en la noche.

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“Decide que rumbo tomar sin importa cuál sea yo lo aceptare”  sus palabras rondaba en mi cabeza como un eco; una voz angelical me llamo

- Vamos a jugar a la playa Mekare hace un día muy bonito - 
Tuve que negarme a la invitación del pequeño Itzá con la cabeza

- que aburrido, Marius esta dormido y no creo que despierte pronto, vamos Mekare, por favor, el no se dará cuenta y hay que aprovechar que  Drevon no esta, si, si.  – me pidió de nuevo mas juguetonamente sentándose a mi lado señalando a Marius que dormía en mi regazo y no puede evitar sentirme abatida al escuchar su nombre, trate de sonreír lo más natural que pude y con mi dedo dibuje en la arena.

“perdóname, no puedo alejarme de Marius necesito estar aquí cuando despierte, a cambio te prometo jugar contigo todo el día de mañana”

El leyó atentamente lo que escribí y cuando termino me hizo un puchero y levantando su manita me mostro su pequeño dedito 
- Lo prometes por tu dedito

Lo imite, levantando mi mano y mostrándole mi dedo pequeño, y asintiendo con mi cabeza

- Por tu dedito entonces, pero yo si voy a jugar a la playa mírame desde aquí y salió corriendo dejando sus huellitas en la arena dejándonos a ambos debajo de los arboles frondosos cerca de la playa; la brisa era refrescante porque el sol estaba quemando todo lo que tocaba, la lluvia de anoche había dejado el cielo tan limpio, tan azul ni una nube se miraba en el horizonte, igual que sus ojos.

Desde que amaneció estaba pasando horas en un abismo de incertidumbre dolor y miedo: Drevon, mi Drevon ahora podría verlo claramente pero él no estaba,  me sentía tan sola sin él y me dijiste que no te importaba, que aceptarías mi decisión… porque siempre haces eso deberías odiarme por lo que te hice, pero no lo haces, en cambio pierdes tu calor, casi desapareces por utilizar todas tus fuerzas para acoplarte en el cuerpo de Marius… y tu en que estabas pesando, eres el sabio Marius, el inmortal que ama tanto la vida sobre todas las cosas pero le teme aún más que a la soledad que lo aprisiona; le mire con enojo pero el seguía dormido, hubiera deseado que abriera lo mas rápido posible sus ojos, esta muy muriéndome de la angustia.

Su rostro era hermoso aún más ahora que estaba bronceado no por el sol sino por fuego de Drevon el había quemado casi toda mi sangre que entraba a su cuerpo, casi toda porque el sol del amanecer no le afectó había asimilado mas de lo que hubiera deseado de Drevon y de mi ahora se parecía aún más a mi esposo.

Porque no me dejaron, por su culpa ya no tenía mi caparazón de caos y aislamiento dejándome desnuda a mi razón y realidad exponiendo sus existencias por mi cobardía… por huir y no querer tomar la decisión de escoger entre las personas que más amo, casi los pierdo a los dos.


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Sentía mi cuerpo tan agotado como si hubiera llevado el peso de aquella montaña de hielo nuevamente, sentía que flotaba solo en la oscuridad trate de abrirlos y ella me miraba con esos ojos verdes que podían hacer que me olvidara de donde estaba, aunque no tenia idea de esto en verdad pero no me importaba ella estaba allí conmigo pero muy afligida por Drevon, como un eco creí escucharla llamarme por mi nombre insistentemente, me alegre que Mekare estuviera bien.

Abrí mi mente a lo que ella pudiera decirme pero no podía concentrarme, sentí sus manos por mi cabello, se había convertido en una costumbre suya, me gustaba que lo hiciera ya que siempre terminaba desordenándome hasta el último cabello pero esta vez era diferente

Trate de hablar y decirle que no estuviera triste, que él estaba débil pero bien, aunque no pude mi cuerpo no respondía era una estatua de piedra y no pude evitar caer de nuevo en la oscuridad.

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jueves, 30 de mayo de 2013

Cap. X - Beso 1ra parte

Voces en el Silencio

A eso llevan la existencia de 7 a mil años, desaparecer frente a nosotros y eliminar por completo su presencia de nuestra percepción, había pasado más de una hora de infructuosa búsqueda    

- aun no puedes encontrarla – engroso la voz Maharet
- no puedo ver por donde se fue, porque ella no veía por donde iba – contesto en tono de preocupación Cristóbal mientras yo lo llevaba por los cielos - pero ahora no puedo sentirla pero si a Tiaho al parecer esta vivo pero muy débil – dijo Cristóbal en un susurro
- Es que acaso esas criaturas iban a asesinar al anciano – pregunte incrédulo sabia que el sabia defenderse no veía la razón por que ella reacciono así  
- tal vez, pero no tengo idea como lo encontraron, Tiaho es muy huraño por naturaleza
- no entiendo, ¿porque ella reacciono así? – Pregunto Maharet al igual que yo no reconciliaba la idea de que a ella le interesara tanto en el anciano chaman
- no es por don Tiaho, susurro Cristóbal - ella no se arriesgara a perder algo mas de…
- ese hombre – termino la frase a mi lado Maharet apretando la mandíbula y no por el viento.

- ya estamos cerca – se encrespo en mis brazos el jovencito cuando sobrevolábamos un área de selva tupida descendimos y grande fue nuestra sorpresa al encontrar una pequeña cabaña de juncos rodeada un lugar teñido con sangre fétida el piso eran rastros de miembros y partes de Gohuls.

Cuando intentamos entrar en la triste covacha, el hombrecillo se tenso dando un lamento al vernos entrar por la entrada frontal que ser demolida.
- cállate- dijo una voz temblorosa el anciano chaman – si serás cobarde
- somos nosotros le grito Cristóbal tratando de calmar el ambiente  
- si lo sé mocoso y con esos dos demonios que traes contigo, pensé que ya me había librado de todos ustedes – escupió el anciano tratando de levantarse del piso donde estaba tendido sus ojos sangrantes y su cuello también…

- ella fue…- no logro terminar Cristóbal al verlo en tan penosa situación  
- si ella, el peor de los monstruos, afortunadamente no morí y doy gracias que se fue y se llevo su maldición con ella.

No pude evitar sentirme enojado por sus palabras, salí de la choza ya que el viejo que no tenía información vital nada más que el ataque, tan débil estaba que pude ver a través de sus pensamientos y no hubo nada de ayuda en ellos, afuera en los restos de aquellas criaturas me preocupaba que ella pudiera haberlos mordido, era poco probable ya que si dejo vivo al anciano tendría la mente lucida pero ahora, esa era la pregunta, que estaría pasando ahora ella, dolor, incertidumbre… un atisbo de esperanza se produjo en mi al contemplar el follaje frente a mi, me la imagine pasando a través de el, se que ella carecía de un olor en particular pero esta vez ella tenia impregnado la sangre de Tiaho en su cuerpo; cuando ella se alimentaba de mi, su olor era como el mío, así que con los humanos debería ser igual.

Respire hondo y profundo, sentí un delicado olor era su esencia devorando el olor del viejo; camine despacio por temor de perderlo, siguiéndola través de los árboles, no había avanzado mucho cuando encontré partes del vestido de seda blanco que vestía esta mañana estaba sucio de la sangre de esas criaturas lo tome estrujándolo en mi mano mientras caminaba por los arboles de mi alrededor estaban dañados, ella era muy precavida con su rastro, mi corazón latió con fuerza al caer en la suposición de que ella estaría ciega temporalmente, desorientada, camine más rápido y llegue a una pendiente la luna apenas se asomaba por el horizonte frente a mi, abajo en lo profundo escondido entre la espesura se escuchaba un riachuelo… y la vi, Mekare descendiendo por la pendiente como una sombra sin problemas hasta alcanzar el fondo
Suspire, de alivio tal vez, ella estaba en su elemento lo salvaje, lo indómito…

- Marius – escuche mi nombre tras de mí, volteé era Maharet que me miraba extrañada por mi comportamiento, me había hablado varias veces sin que yo pudiera darme cuenta de su presencia.   

- que te sucede, encontraste el rastro de mi hermana –  pregunto mientras veía como sostenía en mi mano el fragmento del vestido perteneciente a Mekare, fue un atisbo de hace unos minutos atrás lo que había visto, pero ahora veía algo más en sus ojos, en su expresión, algo que no me gusto. 

- No – mentí como una réplica de lo que debía de hacer, ya no fue un deyabu fue en plena conciencia la vi y sabía dónde estaba ella se había ido, pero debía de ir yo solo -  solo es un fragmento de su vestido – continúe -  ella ya no está aquí.

- Que hasta visto Marius – le pregunto Cristóbal al ver su expresión nos había alcanzado con sus habilidad de juventud, el era un niño demasiado inocente en ciertas cosas, como para esconder  ciertos detalles a Maharet

- No mucho pero se dónde estará
- a que se refieren
- el entorno natural de Mekare es la selva así que la conocemos lo suficiente como para llegar a unos de sus escondites 
- Iremos contigo
- no, iré yo solo
- Marius, no era una pregunta  - objeto Maharet
- siento contradecirte, Maharet pero es mejor así, te lo aseguro
- Marius tiene razón – convino Cristóbal - si ella hubiera querido vernos se hubiera quedado aquí pero decidido irse está lo suficientemente lucida para detenerse al beber de un humano, pero si fuera un va... bebedor de sangre, ella podría alterarse  tal vez se fue por usted Maharet

- como no podemos dejarla iré yo solo, no es la primera vez que me enfrento a ella y como tu sabes ella no me haría daño, me parezco demasiado a él, regresen a la casa, les prometo encontrarla antes del amanecer, ¿Maharet?

- Parecen que ustedes ya lo decidieron, esta bien vete pero encuéntrala y tráela a salvo Marius 

Salí lo más rápido que pude por la pendiente desapareciendo por el mismo lugar en el que ella se fue hacer unas horas mientras que la luna estaba en el cenit  

>_<

Mientras el agua del manantial caía en mi cara refrescando el dolor en mis ojos y cabeza, me sentí mal al recordar que por un momento creí que lo había matado pero Tiaho solo estaba inconsciente debí de ser mas gentil con alguien tan mayor... hasta ahora podía analizar lo que había sucedido: el fulgor absorbiendo la oscuridad que fue creciendo hasta convertirse en luz que lo cubría todo, cerré mis ojos y los cubrí con mis manos; un reflejo inútil por evitar su avance, atravesó mi piel, mi carne hasta llegar a ellos sin dificultad a crear un tormento… como un hierro incandescente penetrando hasta llegar a mi cerebro, perdí el equilibrio como si un ser invisible me hubiera envestido… quería gritar, tenía que gritar para desahogar una milésima parte del dolor pero de mi garganta solo salía sonidos guturales, gritos ahogados que no me alivian el suplicio que aumentaba creo que perdí la conciencia, cuando desperté a su lado estábamos solos dentro aquella desvencijada casa…  lo sabía a pesar de no estar segura si mis ojos seguían abiertos o cerrados; pero era aquel lugar solitario, exceptuando por ese joven aprendiz de lengua de serpiente… así que gatee por el suelo de tierra tratando de hacer uso de mi supuestamente infinito control que resultaba ineficiente ya que el dolor no disminuía y confundía mis otros sentidos hasta que encontré apoyo en un pilar de un tronco desdichadamente lo destruí, al aferrarme a él para poder levantarme, justo allí  escuche un pequeño y silencioso gemido de terror atravesó el campo hasta legar a mis oídos, instintivamente gruñí, era el aprendiz, trate de esquivarlo lo mejor que pude en mi huida,  no podía gritarle que no se acercara, aunque el no lo haría; no es la primera vez que he sentido un dolor de tal magnitud ya que no es fácil físicamente abrir tus sentidos al otro mundo de golpe, así que sabia que lo superaría en un par de horas, días o semanas… me dirigí lo mejor que pude en sentido opuesto a ese humano adentrándome a la selva dejando atrás la casita mas y mas.

No me arrepentí de haber salido como bólido ignorando la preocupación de Cristóbal, Marius y mi hermana Maharet,  sabía que esto no sería un mar de rosas y no podía imaginarme a ese pequeño niño compartiendo esta clase de infierno conmigo, que quería hacer, ni yo misma lo sabía, me había dejado ir por un impulso… como siempre;

Sentí un sonrisa en mi rostro, era una mueca retorcida por lo cómico de la situación ciega y atontada por el dolor, poniendo mis manos hacia al frente tratando de avanzar lo mas rápido destruyendo casi todo lo que había frente a mí, así es como había llegado hasta aquí,  trate de despejar mi mente de nuevo con cosas: como por ejemplo la regañiza que me daría Cristóbal por haberme ido así, trate de reír de la expresión que tendría su rostro pero por alguna razón no era gracioso, Maharet no me imagino regañándome pero si muy preocupada me pregunto si estará considerando lo de las cadenas y el infinitamente paciente de Marius… estará molesto conmigo… mi corazón escoció dentro de mi pecho “Calma estoy bien” quise decirle pero sabía que era imposible que me escuchara. Era su manera de decirme que estaba preocupado por mí, imagino que quería ocupar mi lugar en este momento pero no lo dejaría por más que insistiera no le haría pasar por este dolor solo por mi cobardía.

El fuego  aumento en mi pecho tanto que empezó a competir con el dolor de mis ojos CÁLMATE, quise gritarle al idiota cuando me detuve agitada sosteniendo mi pecho con mis manos que algo andaba muy mal.

>_<

Cristóbal por alguna extraña razón no se sentía a gusto en los brazos de Maharet, no por lo gélidos que estos eran, Marius era igual de frio pero el en si era muy cálido debía de ser por el tono sombrío que se abrigaba en la expresión de ella aunque no podía verla sabía que aun la tenía, debido tal vez a  la negativa de Marius de que ella lo acompañara ya que el insistió  en traerla a casa él solo, o el hecho de que él no fue tan apto como todos creían, por lo que guardo silencio todo el camino

Cuando  se acercaban a la caserona Cristóbal sintió saltar su corazón
- Maharet, hay, hay vampiros en la casa – grito en tono de agonía

- No te preocupes por ellos – le contesto ella, sin dirigirle la mirada
- pero, pero son muchos, son 9 no 10 y creo que la mayoría muy viejos  usted sola no podría con todos ellos…

Ella le miro a los ojos muy extrañada
-   Como lo sabes
- yo… puedo sentirlos y están…temerosos

Ella aterrizo en la terraza de la habitación de Mekare dentro le esperaba un hombre alto de cabello liso y ojos negros azabache, su nombre Kayman
- todos estamos aquí

Cristóbal viendo la triste  realidad
-  ¿usted… usted los llamo, porque?

- Esto se ha vuelto incontenible – le aclaro un vampiro alto moreno de cabello corto y ojos color escarlata
- lo lamento Maharet -  dijo Kayman – en repuesta solo hubo una mirada triste mientras se dirigía a Cristóbal
-  Cristóbal llévanos donde están ellos
- me niego, no lo hare, no es justo, ustedes no pueden intervenir ella aún no está lista y usted quiere enfrentarla con estas criaturas ¿qué le pasa? pensé que quería su bienestar, y ellos que tienen que ver, no, no lo hare, si ellos intervienen podría caer y no volver, pensé que usted lo sabía

- niño silencio – le dijo el vampiro ojos rojos – no nos fuerces a obligarte a hacerlo
-  no les tengo miedo, con razón ella los odia tanto, que tienen que ver con ella déjenla tranquila, ella solo quiere recuperar su paz y ustedes intervienen ¿porque? ¿Qué tiene que ver con ustedes? ¿Por qué tienen miedo?
- no preguntes – dijo Maharet engrosando al voz dejando ver ese brillo fantasmal en sus ojos de vampiro – solo llévanos donde están
- no puedo lo siento, ella se desconectó de mí y pueden hacerme lo que quieran vampiro

- Sera mejor que busques la forma, humano – le gruño un recién llegado de cabello negro liso, Cristóbal averiguo poco su nombre Santino

Maharet lo miro seriamente dejando un pensamiento libre a su acompañante mientras Kayman estaba silencioso salió al balcón al parecer ignorando por completo la conversación

Un vampiro conocido Mael, el tipo grande de nariz aguileña y ojos azules centrinos acompañado con otro muy pequeño de estatura de cabello rizado, este fue muy fácil de leer se llamaba Erick aunque era más viejo que Mael detrás de ellos unos hombres, humanos traían consigo una jovencita que gimoteaba, al verla Cristóbal su espíritu se resquebrajo aunque en su rostro trato de contener la tranquilidad inexistente
Teresa lo abrazo con fuerza aquellas criaturas a su alrededor la aterraban aunque aún no estaba consciente de la situación en la que estaban

- todo está bien amor mío -  le dijo el en su susurro al oído
- ¿Por qué hacen esto? – grito a sus mentes
- no te incumbe, hechicero – le contesto el hombre de nombre Santino

Si ese nombre trajo a su mente una conversación que había tenido con Marius, ese era el enemigo de Marius aquel que hacía pensar en la venganza más de una vez a la mente de su querido amigo por todo el daño que él le provoco hacía ya cientos de años atrás, Cristóbal se dio por vencido, quería a Mekare con todo su corazón, y expondría su bienestar por el de ella, pero no, el de su esposa.

- Hasta que Marius no la calme yo no podré sentir su presencia
- Marius, que tiene que ver en eso – pregunto Santino
- mucho - contesto Cristóbal lo más tranquilo sin dejar de estrechar la mano de su esposa en la suya – creí que él ya les había contado – dirigiendo una mirada al Mael que estaba recostado en una pared muy callado y silencioso  - no se preocupen él puede hacerlo, estaré vigilante cuando él lo haga, podré llevarlos donde estén
- y que garantías hay que él pueda hacerlo – pregunto Mael con una voz muy baja
- todas, no es la primera vez que lo hace
- está bien – esperaremos hasta esta noche – dijo Maharet – puedes retirarte con tu esposa Cristóbal gracias por tu cooperación

>_<

Avance por la rivera del rio como lo hubiera hecho un humano buscando la forma de sobrevivir para salir de aquel inmenso mar verde, había encontrado rastro de ella en el camino, ella tenia razón la ropa que le poníamos era demasiado frágil, esperaba encontrarla, siguiendo sus pasos, dándole tiempo de poder superar lo que debería estar pasando en estos momento, o peor por alguna extraña razón no podía evitar no pensar en la mirada de Maharet había algo que cambio en ella y no  podía imaginar que, una lluvia intermitente comenzó a caer… aunque yo ya sabia que llovería, lo importante ahora era alcanzarla se donde la había visto, pero no podía adelantarme a mi visión, o si,  no sabia como funcionaba esto del futuro, había visto el pasado de mas de una persona a mi alrededor, el pasado relacionado con mi vida, inclusive la del pequeño fantasma que me acompañaba pero sabía por lógica que no podía influir en él, porque ya había sucedido era como ver una película pero dentro de ella, en mi mente ya lo racional lo físico no podía funcionar de la misma manera no después de ver lo que había visto así que tuve que recurrir a lo que parece ser que estaba mas cerca de esta realidad: había leído muchos libros de ciencia ficción como para saber que no tienes que apresurar las cosas… yo siguiendo los consejos de una novela de ciencia ficción, no puede evitar sentirme avergonzado porque cuando le pregunte a Mekare respecto al tema una vez ella se limitó a sonreírme como si yo fuera un pequeño preguntando por el color de las nubes.

Al fin a la distancia podía ver las luces de la parte pobre de Rio pequeñas casitas que pasaban borrosas a mi lado  llegue frente a un mar de humanidad en trance por la música, olvidando todos sus problemas humanos, celebraban aún bajo la lluvia esta parecía reavivar sus ganas de seguir danzando al son de los tambores.

Busque a mi alrededor pero ella no estaba aquí donde la había visto en mi visión porque, que había cambiado y en tampoco tiempo, mi preocupación volvió a manifestarse aún más que antes. Hasta que un hombre negro al aparecer ebrio se me acerco y me grito:
- se te va enfermar ese chaval con la tormenta, lo hubieras dejado en tu casa imbécil

Lo mire a los ojos y este al verme claramente se santiguo tres veces y se perdió en la multitud

No le puse atención con lo que me siguió murmurando hasta que le escuche las palabras “niño fantasma” me detuve a analizar la situación, en este lugar no había un tan solo niño… rápidamente me puse las gafas sobre mis ojos  cerca de mi agarrado de mi chaqueta estaba el pequeño Itza empapado por el agua, aunque no parecía tener frio pero sus ojos denotaba tristeza y enfrente de mi estaba él; no me gusto lo que vi, Drevon tenía una mirada de preocupación tan grande que temí por Mekare, pero el a diferencia del pequeño príncipe, era apenas un reflejo traslucido de su imagen y su voz apenas si podía escuchar lo que decía

- el mar… ayúdala… - y su cuerpo desapareció transformándose en una luz de color rojo que se elevó por los aires en dirección al océano y yo sin pensarlo le seguí en mi desesperación no me importo los humanos aunque dudo que a mi velocidad me hubieran visto, volé tras la luz y a la distancia pude verla; Mekare lloraba inconteniblemente, entraba en el mar cuyas olas era fuertes pero no lo suficiente para poder arrástrala.

Baje en la playa lo suficientemente lejos para que el viento, la lluvia y el océano se llevara el olor de su sangre, pero si quería ayudarla tenía que acercarme más a ella, la luz roja se detuvo tintineando a su alrededor y ella se detuvo, no tenía mucho tiempo, cerré mi boca y contuve el aliento confiando que  la lluvia que se había vuelto una tempestad diluyera sus lágrimas me coloque delante a ella pero no parecía estar consiente de mi presencia y rápidamente me di un mordisco en la muñeca vertiendo mi sangre en su boca pero esta vez no funciono. Mi herida se cerró y ella seguía en el mismo estado de shock  lo hice de nuevo una y otra vez pero no funciono a la distancia en la playa el pequeño Itzá  nos miraba con lágrimas en sus ojos mientras que sentí el amanecer muy cerca tras de mi, que podía hacer ella quería sepultarse en el océano, alejarse su cuerpo y su mente desaparecería, moriría, y el sol saldría en unos minutos no supe que hacer no quería perderla  
- lame una de sus lágrimas – escuche la voz de Drevon en un susurro   
- no puedo – le dije  a la luz que estaba en su pecho y el en respuesta tomando su forma original me grito tan fuerte como pudo
- HAZLO, YO TE PROTEGERÉ, LO JURO, PERO HAZLO O LA PERDEREMOS PARA SIEMPRE 

Cristóbal me había advertido de nunca beber de su sangre ni una gota, igual Maharet y la misma Mekare, inclusive Drevon, todas las criaturas que probaban su sangre acababan arrastrados por la locura y la muerte, pero mi cuerpo avanzo un paso viendo como las lágrimas escarlatas que salían incansablemente por sus ojos cerrados se diluían por las olas salvajes y aun así escocían mi garganta de sed.

No entendía ¿por qué el que yo hiciera semejante estupidez podría ayudarla? Que tenia de diferente de los otros, pero el hombre que me veía con esos ojos tan vivos piensa que no habría otra oportunidad y al parecer Itzá tampoco que nos miraba mientras sollozaba en la orilla, sabía que para ella caer de nuevo en otra crisis sin Cristóbal cerca era lo mismo que su muerte espiritual eso era lo que ellos creian, pero yo no, nunca he creído en eso, pero si sabia, era que no volvería escuchar su voz en mi cabeza diciendo mi nombre… me incline… solo una gota escarlata recorriendo su mejía, mis colmillos crecían en mis encillas ansiando alcanzar el dulce y tibio líquido, pero solo sería una gota, sola una… me acerque lo suficiente mente rápido para evitar que una ola o la lluvia me la arrebataran para que mi lengua acariciara su piel y que se quemara antes de poder sentirla resbalarse por mi garganta…     

  >_<

- el hechicero nos podría engañar – tercio el vampiro XXX
- el no es un hechicero, es un shaman, no está en su naturaleza el engaño, o el poder dañarnos es muy joven, y él nos llevara con ellos aunque no quiera, no puede darse el lujo de ser caprichoso con todas las personas que están aquí le importan demasiado,
- pero está por amanecer va pasar un día completo sin saber de ellos
- si lo se,
- y ese muchacho
- Santino  para tu tranquilidad coloca unas guardias y no insistas, al atardecer iremos por ellos
- muy bien le colocare guardias como has dicho, que descanses

Los demás vampiro se habían alejado cada uno a dormir durante el día exceptuando a Kayman quien se quedo con ella, estaba muy preocupado

 - Maharet no estas lista, para hacerlo -  Kayman le dijo en tono de preocupación mientras sujetaba sus manos entre las suyas 
- no, pero no tengo opción
- ella no tiene control de sí misma y lo que vi en los pensamientos de ese hombre, la actitud de Marius, sobre todo ese espectro -  sollozo ella mientras se acurrucaba en los brazos de el – su silencio

- no digas eso, por favor, no tienes que lastimarte de esta forma ni a ti ni a ella, tendrá que haber otra manera

- Otra manera, quería creerlo pero ahora no lo se, ella no es la misma persona que conocimos Kayman, ella … ella, no se que es… y esa cosa que esta con ella ese espíritu… espectro el controla todas sus decisiones, él la ha cambiado  
- todos hemos cambiado pero su cambio no tiene que ser tal malo, Maharet
- es que tu no entiendes
- que no entiendo explícamelo
- en que se ha convertido ella, todo por mi culpa, si no hubiera estado sola ella nunca hubiera sucumbido a… hacer eso… nuestra madre no los advirtió que nosotras nunca… pero no importa yo lo voy a arreglar aunque ella me odie por esto pero no puedo lo permitir, me desharé de eso de una vez por todas  

  >_<

Era una sensación muy extraña, era como estar dormido pero yo estaba despierto, muy despierto pero diferente, era como estar rodeado de oscuridad y luz al mismo tiempo, estar y no estar allí… no puedo explicar con palabras esto… mi cuerpo no me movía a mi voluntad pero seguía siendo mío, mientras sosteníamos sus brazos que trataba de alejarse de nosotros pero ella no era tan fuerte ahora, rápidamente nos pusimos detrás de ella y la rodeamos encerrándola en un abrazo dejándola inmóvil, podía sentir el calor dentro de mi interior, era agradable demasiado para provenir de él.

Escuche mi nombre en su voz mental mientras nos miraba con esos ojos verdes que parecían sufrir angustia interminable y sus lágrimas no cesaban, o fue un eco, pero eso no nos detuvo mi boca beso sus hombros desnudos que resultaban refrescantes a mis labios hasta su cuello sentí su cabello mojado rozándonos la cara mientras que mi lengua sentía su piel empapada de agua de mar y lluvia sabia tan dulce… y mis dientes habían encontrado su objetivo ese manantial indomable de tristeza poder y oscuridad    

Su resistencia empezaba a ceder luego de los primeros sorbos, se había rendido a nuestra voluntad, mientras que nuestros sentidos comenzaron a enloquecer sentíamos todo y nada a nuestro alrededor, pero el estar con ella hacia que ambos perdiéramos la cabeza la estrujáramos más y más perdiéndonos en la pasión que nos hacía sentir, mientras que nuestro cuerpo se llenaba del éxtasis de su sangre milenaria y el suyo de la mía, nos entregábamos completamente sin reservas, por un instante parecíamos partes de una mismo ser, las imágenes en mi cabeza eran borrosas, preferimos dejarnos guiar por el instinto y sumergirnos en sus brazos y en sus labios, pero cuando mi cuerpo se sintió pesado tanto que me deje caer con ella en la arena, ambos queríamos seguir acariciándola pero los brazos pesaban toneladas.

Ella nos miró con preocupación y rogo a Drevon que era suficiente que se detuviera ya

- no importa déjame que llegue hasta el límite – hable, pero no eran mis palabras - solo uno más, uno más, esposa mía dame un beso más ahora que ya  he quemado tu desesperación déjame ahora embriagarme de ti

- Vas a desaparecer
- tonta, no lo hare nunca, siempre estaré allí para ti, aclara tus ideas y decide que rumbo tomar sin importa cuál sea yo lo aceptare     

Sentí sus labios sobre los míos dándome recios besos de fuego que eran como el batir del mar embravecido contra las costa, en contra de mi voluntad y la de él nos desvanecimos cuando el sol se habría paso entre las nubes de lluvia.  

martes, 30 de abril de 2013

Cap. IX – Obsequios 2da Parte


Voces en el Silencio


Algo me inquietaba y sabia que no era por mi encuentro con el anciano era algo mas, su mano estaba fría cuando la bese, mientras me alimentaba dentro del bar en medio de la pista de baile nadie reparaba en los besos que le daba en su cuello mucho menos en los pequeños sorbos que robaba de mi victima una bella mujer… no había reparado en que era pelirroja aunque su cabello no eran tan rojo hasta que la deje sentada en la sección VIP del lugar, ella se disculpo porque estaba algo mareada… ella pensaba que era por el licor. No debí molestarme, solo porque ella se disculpara pero sentí que esa simple palabra me hería… despidiéndome de ella cortésmente me aleje no tan satisfecho. Salí del establecimiento y entre la multitud de personas que iban y venían por la avenida atestada de frágiles humanos buscando en sus pensamientos el que me provoca esa sensación de pesquisa 

Era joven larguirucho de piel canela y ojos negros brillantes de cabello rizado desordenado, llevaba sandalias vaqueros rotos mostrando sus piernas velludas y torneadas, una playera amarilla con un emblema de algún equipo local de fútbol – supe quien era él por mi sueño

- usted es el vampiro Marius no es cierto – me pregunto descaradamente y sin premura en medio de aquella multitud
- Soy Marius – le conteste
- la mujer de cabello rojo aun esta con usted – hablo de nuevo sin presentarse eso no me gusto que no tuviera modales así que sonreí dejándole ver deliberadamente mis colmillos  que le hela la sangre a cualquier ser mortal
- vengo de parte de Tiao mi nombre es Danso  - dijo rápidamente, era malcriado pero no tonto  
- por un momento creí que no tenias modales  - le dije

El joven me miro un poco molesto por el sondeo en su mente, es que alguno de ellos no tiene una muralla por cráneo
- Don Tiaho quiere verlo por la mujer de cabello rojo – dijo ansiosamente
- Que esperas llévame a el

El miro con una ansiedad en sus ojos, también quería saber que pensaba pero asintió con la cabeza e hizo señas de que le siguiera, me condujo silenciosamente por en medio del gentío hasta que llegamos a la costa y pasamos a lo largo del XXXX entrando a la zona este de la ciudad muchas casas una junto a la otra pequeñas y rusticas iban en fina una tras otra creando un patrón desequilibrado la gente dentro de cada una se escuchaban platicas risas lloriqueos de aquí y de allá, tantos humanos en tan poco espacio  

El jovenzuelo se detuvo en una especie de vecindad era una casa enorme con multitudinales cuartos dentro de cada uno familias completas

Entramos había un enorme patio y alrededor vivienda tras vivienda dentro del mismo edificio subimos por unas escaleras destrozadas por el tiempo hasta llegar al ultimo piso la gente de los pasillos nos miraba pasar preguntándose por mi presencia de alguna manera era demasiado llamativo en este lugar entramos al fin en una de las habitaciones que no tenia numero oxidado 49 por dentro no era tan descuidado sus paredes estaban tapizadas de madera y no de concreto como los otros no sucio pero si muy desordenado estaba atestado de libreros desde el piso hasta el techo que no contenían ni un solo libro sino una enorme cantidad de frascos de vidrio de diferentes formas y colores conteniendo cada uno un elementos extraños el joven no me ofreció un asiento solo me indico que esperaba allí y desapareció por una de las cuatro puertas que contaba la habitación, espere tal vez unos cinco minutos, tenia curiosidad por abrir alguno de aquellos frascos par ver que contenían y recordé lo que una vez me dijo Cristóbal, “no toque nada” me hizo reír pero lo tome en serio 

- bienvenido a mi casa vampiro – saludo Tiaho con hastío
- Buenas noches Tiaho – conteste lo mas amablemente que pude a pesar de su hostilidad me sorprendí al verlo entrar, el mas anciano mas delgado y demacrado solo habían pasado 5 meses desde que lo vi pero eran años que se habían volcado sobre su cuerpo, entro lentamente en la habitación ayudado a caminar por un bastón en su mano derecha y el muchacho sosteniéndolo del brazo izquierdo guiándolo ya que el tenia en sus ojos una venda blanca llena de símbolos que creí reconocer en algún lugar de mi mente.  

._.

La habitación decorada impecablemente las molduras de madera, muebles antiguos allí estaba el baúl, un nudo se hizo en mi garganta  al considerar la idea… abrí con mi mente las puertas del balcón afuera la noche estaba hermosa y muy tibia el trópico siempre era agradable para seres como nosotros nos hacia sentirnos bien, a pesar de que no había luna las luces artificiales provenientes de la ciudad le daban un hermoso tono al color de los árboles y las sombras que estos hacia, al principio no me gustaba el lugar era demasiado cerca de la ciudad, podía escuchar el bullicio de sus mentes pero ahora creo que lo disfrutaba.

Mi equipaje estaba todo colocado impecablemente dentro del armario me cambie mi ropa tan rápido, no quería perder ni un momento, necesitaba verla saber que antes no había sido una ilusión ella estaba bien mirándome, analizándome y burlándose de mi como era su costumbre.

Al salir de la habitación el jovencito de piel canela estaba esperándome, el era hermoso, muy pequeño, sus ojos negros eran un cielo de calma y luz pero aun no podía estar calmada que este niño fuera un shaman real, eso me preocupaba

- Buenas noches – me dijo con su voz aun tenia un aire infantil en ella – mi nombre es Cristóbal
- buenas noches… Cristóbal, mi hermana ¿donde esta?
- en el invernadero!!! Impaciente igual que usted aunque me dijo que aun no estaba preparado
- ¿Qué no está preparado? – tuve que preguntar porque de alguna manera su mente era tan silenciosa, muy diferente a su cuerpo, transparente  a sus emociones
- es que le tiene un presente, mientras esperamos si usted quiere puede preguntarme lo que quiera antes de verla
- si me gustaría hablar contigo Cristóbal–
- por su puesto sígame – cortésmente me condujo hacia una de las habitaciones de la casa era exactamente igual que la que yo ocupaba, tenia un pequeño recibidor en la antecámara allí nos sentamos en un precioso juego de muebles tipo Luis XVI demasiado grandes para su figurita pronto de la puerta del baño salio una jovencita era pequeñita como el de ojos grandes y cabellos oscuros evitando por completo mi mirada ella sabia lo que era, la diferencia de el que se sentía por que no decirlo a gusto con mi presencia ella sentía miedo

- Buenas noches – le salude
- buenas noches – dijo ella
Cristóbal dio la vuelta y se levanto le tomo las manos entre las suyas y las beso tiernamente – 
- Hola me buscabas; todo está bien – dijo dulcemente -  Ella es Maharet la hermana de Mekare a que son ¡igualitas verdad!, señora ella es mi esposa – nos presento  
Ella asintió con la cabeza mientras me observaba
- tengo mucha hambre y podría comerme una vaca entera
- te haré una cena muy sabrosa – contesto ella saliendo de la habitación

- ella aun no se acostumbra a personas como ustedes – dijo el entre risas mientras se sentaba nuevamente en el sillón - me imagino que Marius le ha contado mucho de nosotros 
- si muchas cosas y algunas me preocupan un poco…
- saquéelo todo no tiene que reprimir nada
- seré sincera con tigo, me dio un susto de muerte al verte a su lado en la madrugada Marius me dijo que eras joven pero es que… eres un niño – me miraba mientras hablaba con suma sencillez tratando de ver mas allá de mis palabras - y no dudo de las habilidades que posees por tu edad porque yo era muy poderosa a corta edad… pero lo que estas haciendo no requiere poder sino experiencia cargar con las emociones de otra persona un humanos una carga muy grande, pero las de uno de nuestra raza es mil veces peor.

- si, soy un mocoso – dijo el de lo mas paciente – yo fui el primero en creer que era el ultimo shaman sobre la tierra para algo como esto…
No me esperaba esa respuesta, esperaba sentir un poco de arrogancia o fuerza propias de un adolescente para pedir que le dejase seguir adelante, pero no fue así
- a decir verdad, tanta responsabilidad me abruma y mas de una vez he querido salir corriendo porque son muchas las cosas que puedo enumerarle a parte de las que usted apunta por las que soy el menos indicado, sin embargo, la forma en como se dieron las cosas va mas allá de cualquier pensamiento racional y lineal de querer o no querer hacerlo, de poder o no… de entre todos ellos los mejores shamanes, curadores y hechiceros con mas fuerza y experiencia estaban allí no creo tener nada de especial estoy seguro  pero yo también soy un shaman y por mucho miedo o dudas que tenga de mi mismo no puedo renunciar; Mekare y Marius tiene mucha fe en mi aunque ignore el porque de su confianza o inclusive algunos de los demás chamanes pero de lo que si estoy seguro que nunca podría  huir de mi deber ella me necesita y hasta cierto punto yo también…  desde que he sido su filtro me siento diferente mas fuerte mas seguro de mi mismo de alguna manera dentro de mi se que podré terminar con el proceso

No es que su monologo haya desaparecido todos mis temores, no fue eso lo que me tranquilizo

- estas seguro, puede ser muy doloroso hasta podrías caer con ella
- Es una posibilidad que no pasara, no estamos solos. Los dos tenemos personas a las que amamos y por las cuales luchar, no podemos dejarnos consumir ni ella ni yo – me dijo seriamente - parece que no iba ha recibir la respuesta que yo quería: miedo o ira pero el era realmente un mar en calma
- ¿Cuándo todo esto termine? – pregunte
- usted debe saberlo mejor que yo, ya que usted conoce mejor a su gente; ella nunca será la misma persona que usted conoció, en ella hay daños irreparables… anoche ella estaba muy lucida y controlada, ella puede estar así durante horas días o semanas pero a veces no será así, y no será agradable, ella siempre necesitara de una persona que la estabilice, Marius su sangre es sorprendente el efecto que deja en ella pero el no puede tomar esa responsabilidad por la eternidad
- yo lo haré, es mi hermana yo la cuidare
- seria lo mejor, pero hay cosas que usted y ella deben hablar además falta mucho para eso a penas tiene dos habilidades  
- hay otra cosas que quiero saber, el espíritu de ese hombre Drevon como tiene tanto poder, jamás había visto un fantasma humano tan fuerte 

Un suspiro y me dedico la más tierna de las sonrisas
- es mejor que ella le explique
- porque
- es lo mejor 

Creo que nos esta llamando a gritos – dijo el tocando sus sienes con los dedos. Bajamos;  la Casa era hermosa casi no había cambiado la forma original de esta solo retocado su belleza natural, el invernadero era otra cosa un hermoso y gigantesco recinto  hecho de cristal  lleno de plantas de todas formas y tamaños y colores  

Pude sentir su fuerte presencia en medio de la prodigioso verdor allí latía rápidamente su fuerte corazón, ella estaba en detrás un conjunto de mesas y armarios conteniendo frascos y mas frascos de todo color forma y tamaño algunos con objetos extraños y otros por ser ocupados  
- a ella le encanta el cristal – comento en susurros Cristóbal – puede pasar horas observándolos por sus formas, colores y tamaños; Marius la mima demasiado siempre que sale le trae uno nuevo

Ella estaba frente a un frasco esperando con impaciencia y estaba tan concentrada que no pareció sentir mi presencia o al menos eso creí cuando el frasco cobro un color azul perlado ella se levanto lo tomo en sus manos  se volteo hacia nosotros me miro a mi, luego a Cristóbal del alguna manera se comunicaron mentalmente a lo que yo no pude escuchar

- Hola hermana – le dije
Ella me sonrió dulcemente y caminando hacia mi como lo haría un humano  me extendió el frasquito

- Gracias – le dije viéndolo entre mis manos – es hermoso

Ella se rió de mí achicando los ojos como solía hacerlo cuando me planeaba alguna travesura

- no le diré eso – dijo el jovencito entre dientes - ella le tiene un presente, pero es el contenido lo importante no el frasco en si

Ella lo tomo de mi mano y lo abrió una fragancia deliciosa salio de el; la tapadera tenia un goterito del mismo material finamente trabajado    

- pregunta que si puede, - me dijo el niño – es para sus ojos 
Lo mire a el
– no se preocupe ella es un genio para eso de las pociones –
- si – conteste después de ver que ella hacia un puchero por mi desconfianza

Ella alzo las manos por encima de mis ojos con el gotero en la mano mientras una gota comenzaba a resbalarse dejo caer sobre mis ojos un liquido azulado del frasco al contacto fue sorprendente de inmediato el liquido envolvió el globo ocular dejando  a su paso una refrescante sensación y el dolor desapareció
-  los ojos humanos no duran mucho deberías probar con un unos inmortales – escuche la vos del jovencito con un deje mucho mayor al de el, era Mekare quien me hablaba pude verlo en sus ojos verdes vivos al fin como en la madrugada sabia que era ella, mi hermana estaba detrás de ellos, sus singular sonrisa, su sentido del humor cruel. Ella lo había hecho para mi, tomo el frasco de sus manos, había convertido más de algunas de estas plantas en este elixir que calmaba el dolor de los ojos mortales que usaba

- sorprendida creías que era roció matutino lo que te iba a regalar – escuche mientras ella se acerco a mi cerré mis ojos al sentir sus manos en mis mejillas luego sentí sus labios ardientes sobre mis ojos mortales, los beso delicadamente
 
- y tu deberías probar…
- yo estoy bien así… - escuche la respuesta antes de terminar

La abrace, esta vez no me puse a llorar, pero no quise soltarla en mucho tiempo mientras ella me rodeaba con las misma intensidad que yo su cuerpo calentaba el mío
- estas con fiebre – le dije alejándome un poco al sentir que su temperatura aumentaba – observando sus mejillas sonrosadas al igual que sus labios por el calor
- no estoy feliz – dijo el jovencito mientras ella me miraba intensamente con cada palabra - debo de desahogarme de alguna forma todo lo que traigo dentro, no te preocupes no me incendiare, este fuego no me hace daño    

Una sonrisa de felicidad cruzo por sus ojos mientras una mano iba directamente a su pecho
- deberías saber que soy la vampiro mas extraña de todos – dijo Cristóbal que estaba allí algo incomodo pero hacia muy bien de traductor creo que el cambiaba algo de las cosas que ella me decía
- lo se siempre fuiste la rara de la familia – le dije   

._.

El humano no se quería retirar a pesar que el anciano casi le había gritado que se largara muy a su pesar término cediendo, cuando este  agarro su bastón  amenazadoramente, cerrando la puerta tras de si.

- ya era hora de que salieran de su escondrijo – dijo Tiaho con toda la fuerza que pudo - no son difíciles de localizar, como vera ya no puedo y no quiero seguir con este… juramento así que donde esta ella  
- ella no me acompaño hoy, puedo entender su predicamento, inclusive su ira pero debe comprender que tenia que cerciorarme primero
- ella no esta aquí -  escupió el anciano 
- No
- Vampiro no estoy jugando no puedo salir de este lugar sin que me ataquen hasta intente por mis propios medios quitar esta carga y no resulto – dijo moviendo su peligrosamente atacando una caja de madera que salio despedida hacia el piso saliendo un par de desvencijados anteojos

- No puedo imaginar por los inconvenientes que esta pasando
- no, no puede, aun encerrado dentro de estas paredes por meses, rodeado de un muro de desdichadas gentes puedo verlos a través de todo, puedo hasta ver el mocoso que esta a su lado después de haber sellados mi ojos, puedo verlos y ellos pueden verme a mi, es como ser un faro en medio de una noche oscura, no me dejan tranquilo y yo nunca había tenido esta habilidad tan desarrollada, y aun no he olvidado que esto fue por su culpa.
- lamento terriblemente las desgracias por las que estas pasando Tiaho… pero  ella reclamara lo es que es suyo cuando el tiempo sea el justo, ni antes ni después – dije engrosando un poco la voz no toleraría mas desplantes del humano
- cuando será eso -  dijo el mas calmado que antes aunque no menos enojado  
- mañana le avisaremos el momento de que usted le entregue
- mañana entonces, DANSO – dijo el alzando la vos y golpeando su bastón con el piso, rápidamente el muchacho abrió la puerta - el Señor ya se va y recoge los anteojos y dáselos al “Señor” – recalcando deliberadamente el ultimo adjetivo  
- ¿QUE?
- que no oyes
- ¿se lo va a dar a el? No, ¿porque?, pensé que me los darías a mi
- no seas estupido muchacho, tu  no los necesitas y yo no quiero nada de estas criaturas después
- pero yo…
- no me contradigas Danzo

Furioso el chico los tomo de piso y me los ofreció   
- tómelos – escupió Tiaho – trate de aliviar este poder pero ustedes son unos monstruos cada día me convenzo que  criaturas como ustedes no deberían existir
- no me importa que tengas tan mala opinión de nuestra raza, pero aquí estaremos mañana – tome las gafas de la manos del muchacho teniendo cuidado de no tocarlo y las guarde en el bolsillo del interior de mi abrigo - Buenas noches  -  me despedí lo mas cortes que pude mientras el jovencito abrió las puertas… afuera en la calle el chico murmuro
- espere, si no quiere los anteojos puede dármelos a mi
- si no los quisiera no las habría aceptado
- usted ni siquiera sabe para que sirven

Le mire a los ojos con fiereza pero aunque su corazón estaba a punto de reventar me mantuvo la mirada
- veo que eres capaz de controlar tu miedo – le dije - pero debes de codiciarlo mucho para encararme de esa forma, pero son míos ahora.

Deje la desvencijada vecindad atrás y surque los aires sin que nadie notara mi desaparición con excepción del muchacho, llegue a un enorme centro comercial donde comencé a visitar cada  tienda, compadecía a Tiaho e incluso entendía su irrespetuosa conducta si yo tenia que dormir casi todas las noches dentro de mi bañera el tendría que estarla pasando terriblemente mal, mi garganta se seco al comprender que Mekare debió soportar esto. 
Era cerca ya de la dos de la mañana cuando decidí regresar a la mansión con muchas cosas hermosas para todos, cuanto tiempo había pasado que no hacia estas cosas tan triviales, pasar tiempo entre los humanos adquiriendo objetos, cada detalle en las cosas para ellos me llenaban de emoción aunque estaba seguro que a la mayoría de ellos les parecerían extravagantes mis obsequios.

Conduje mi auto a una velocidad temeraria para cualquier humano, todo era demasiado simple casi involuntario creo que estaba sintiendo de nuevo esa sensación que había olvidado tanto tiempo: alguien dependía de mi y yo dependía de ellos. Divise los linderos de la propiedad muy rápido, abriendo las pesadas puertas con mi mente cerrándolas a mi espalda, la casa estaba iluminada, había tanta vida en ella a pesar que en su mayoría dormían, ya hacia mucho me había acostumbrado a ellos,  al salir de mi auto  ya me esperaba Antonio con su singular buen humor

- señor Marius Buenas noches, que tal encontró Rio
- muy vivaz
- hooo si, nunca dormimos en este país - 

Dijo riendo, Antonio realmente me agradaba al igual que su esposa y el niño aunque era rara vez que lo veía era demasiado pequeño para que trasnochara

- … son igualititas si no fuera por los ojos no las diferenciaría – continuo mientras me ayudaba a sacar los paquetes del auto
- donde están todos
- Buenos las damas pelirrojas en la habitación de la señora Mekare, Cristóbal en la sala se quedo dormido mientras las dos platicaban, ese muchacho se ve algo cansado, todos los demás están en sus habitaciones
- si es cierto, lo hacemos trabajar demasiado
- tu también vete a dormir debes estar cansado
- ¡que va! no se preocupe por mi en mis tiempos mozos era un bar tender y pasaba de fiesta en fiesta, muchos días sin dormir, ha la vida, después me case y adiós pachanga 
- estoy seguro de eso, solo que no quiero que tu esposa se enoje contigo
- a eso si, las mujeres, nos hacen como quieren -  no sonaba como reproche sino mas bien como un privilegio              

Solo me lleve conmigo tres paquetes y dos bolsas, entre a la sala principal, Cristóbal dormía a pierna suelta como dijo Antonio, aun tenia mucha curiosidad por el “obsequio de Tiaho” que llevaba en mi bolsillo pero pobre chico había estado muy presionado todos estos días, no tuve el corazón de despertarlo acurrucado en el sofá con las manos debajo de su mentón, parecía un bebe, deje la mayoría de las cosas allí y solo me lleve una pequeña cajita y dos bolsas y a el, lo cargue como si fuera un pequeño y lo lleve a su habitación antes de entrar toque la puerta Teresa abrió      
- buenas noches Teresa
- buenas noches señor Marius – dijo asustada al verme con el en brazos, ella aun no se acostumbraba a nosotros
- no te preocupes esta bien solo se durmió antes ocurrírsele subir, me permites  

Ella contesto con un si con su cabeza, pase y lo deje en la cama, me despedí de ella sin cruzar mas palabras, ella era tan diferente de Cristóbal, nunca mantenía la vista al frente cuando estaba en mi presencia.

- Que duerman bien – dije antes de salir no sin antes dejar la lustrosa bolsa en la que habían regalos para cada uno.

Me dirigí hacia su habitación ellas estaban allí, podía escuchar sus poderosos corazones aun afuera de la casa, toque la puerta y Maharet me respondió

- Adelante, Marius, pasa
- Buenas noches – salude al entrar las vi como la había visto antes, un deja vu, tal vez, estaban en la lecho, Maharet pasaba las manos por el cabello de Mekare rizándolo con sus dedos mechón tras mechón, lenta y delicadamente, mientras que ella dormía apaciblemente en su regazo, mientras en su mano apretaba con fuerza lo que parecía ser un anillo de metal muy rustico aunque era muy grade para que sus dedos tan finos lo usaran, frente a ellas al pie de la cama Canelo y Oso me rodearon con sus colas levantadas, les di un par de caricias con las que quedaron contentos volviéndose a echar.   

- Marius, volviste pronto
- si, no me tomo mucho tiempo

Me acerque y le entregue la cajita y la bolsa
- un presente de bienvenida
- Gracias – me contesto, era tan bella como su hermana y sus ojos ya no estaban tan rojos como antes a pesar de que eran los mismos; los tomo y abrió la caja, el broche de cabello eran tan hermoso como en el escaparate - siempre tienes un gusto exquisito – mientras se colocaba en su cabello rojo

- habías visto a un bebedor de sangre hablar en sueños – mientras observaba la bolsa
- no hasta que la vi a ella – conteste  
- si ella siempre ha sido especial, ¿puedo?      
- por su puesto, es para Mekare
- ¡Oh! Un frasco de cristal soplado – exclamo y lo volvió a meter dentro de la bolsa
- Si, es lo único que realmente le agrada, todo lo demás, pasa inadvertido para ella – dije observando el objeto que había en las manos de Mekare
- Esto – dijo viendo lo que yo veía – no cuenta como un regalo siempre le ha pertenecido, lo perdió cuando nos separaron, y yo lo encontré milagrosamente, así que lo guarde para entregárselo cuando la volviera a encontrar, se puso eufórica al verlo – dijo con un deje de amargura en su voz – luego  se quedo dormida después del baño, me costo mucho que se pusiera este vestido
- si suele hacer berrinche, es porque no he encontrado ropa de su agrado, pero seguiré probando  
- Cristóbal me dijo que ella había hecho los gravados – comento mientras seguía peinando – para él – dijo con amargura nuevamente  
- si es su forma de comunicarse con Drevon – dije su nombre, no me agradaba hacerlo - ya que el no puede escucharla
-  Tu tampoco vas a decirme en que se convirtió ese hombre 

Guarde silencio un par de segundos balanceando en mi mente toda la información que el nos abría brindado teniendo cuidado que ella no la viera
- será mejor que ella se lo cuente cuando este lista
- es tan malo
- yo no lo se, lo único que se necesitan demasiado  
- ¿necesitarse?, ¿Cómo?, es un espectro, una sombra, un reflejo de vida  – dijo ella con ira en su voz
- porque… se aman
- yo también la quiero y aun así… - su semblante cambio y sus ojos se enrojecieron pero no lloro se contuvo -  sabes lo que me pregunto Marius, tan tranquilamente que me asusto, “¿las has traído contigo?, ¿Son para mi?  ¿Las hiciste para mi?” – una sonrisa histriónica se escucho levemente en la habitación yo no sabia a que se refería, ven sígueme, me dijo, fuimos a su habitación donde ella se paro alado de un enorme baúl 

 - Desde  hace tanto tiempo en mi mente se sembró la semilla de una idea… -

Lo abrió dentro había eslabones, una fragancia extraña y al mismo tiempo conocida de ellas se desprendió, ella las saco el sonido lleno la habitación y me indico que las tomara
- intenta romperlas 

“Intentar” casi no había nada que yo no  pudiera romper, las tome eran inusualmente pesadas las tironee sin mucha fuerza pero para mi asombro estas no cedieron lo hice con mucha mas pero no hubo el efecto deseado hasta que por tercera vez utilice mi fuerza hasta ahora no usada peor nada, la mire a sus ojos azules, el dolor estaba alli, uno diferente

- esa idea eran eslabones irrompibles, ni yo he podido si quiera forzarlas, están hechas de mis cabellos Recubiertas de acero y mi sangre…

Ahora entendía lo que ella había querido decirme
- … son para ella Marius, las hice para ella siempre lo supe y ella también, Marius crees que a pesar de amarla tanto podré hacerle eso a ella

Se veía tan frágil y vulnerable, el dolor más grande que puedes sentir, es herir a los que amas, la abrace   
- Estamos aquí para evitarlo, Maharet, y lo haremos
 
Un suspiro salio de ella
- Cuéntame más sobre las cosas que ella hace ya que casi toda la noche hable yo…
- por su puesto
 ._.

Había pasado ya una semana, para desdicha de Tiaho y de Mekare, Cristóbal se había negado a hacerlo tan rápido, el mismo había ido a visitar al anciano y haberle dicho tan tajantemente que debían de esperar al menos una semana, me hubiera gustado estar allí, para verlo defenderla tan fieramente, hasta el anciano tubo que darse por servido ya que Cristóbal fue quien puso la fecha en que entregaría el poder, después fue totalmente inquebrantable respecto  a la preparación física y mentalmente de los dos, a lo que dedico todo su tiempo y esfuerzo sin vacilación, todas las dudas que pudiera tener Maharet con respeto al chico quedaron sepultadas, yo estaba muy orgulloso de él.

Testigo de los preparativos Maharet se quedo con nosotros, ciertamente su presencia hacia que los ojos verdes de Mekare estuvieran más brillantes todos los días, aunque ella no pudo estar completamente sola con su hermana aunque lo comprendía, a pesar de que la necesidad de un intérprete ya no fuera necesaria pues Mekare había aprendido hablar en señas, solo en un par de horas aunque había estado reacia a comentar sobre de su vida a su hermana siempre evadiendo sus preguntas.

Faltaba dos días para el traspaso de poder, aunque ese día debí de poder ver lo que iba a ocurrir.   

Los anteojos estaban sobre una mesa frente a mí, mientras avanzaba en mi lectura de vez en cuando levantaba la mirada para cerciorarse que siguiera en el mismo lugar

- Con ella puedes ver el mundo de las sombras – me dijo Cristóbal, después de tratar inútilmente de persuadirme de destruirlos

A Mekare se le había iluminados sus ojos al saber de su existencia, había tratado de que se los prestara, pero Cristóbal había sido muy estricto a acerca de este tema.
“Si usted los quiere para si es su decisión – me dijo ceremoniosamente- pero por nada del mundo se los preste, no quiero que su psique sea afectado por un objeto como ese, solo tiene que esperar unos cuantos días mas para poder ver así que no veo el caso”  

Si yo los usara que podría ver, me preguntaba, entes traslucidos flotando  sobre el suelo, criaturas grotescas como en la mitología o simplemente nada, por mi escepticismo, deje el libro a un lado ya que después de media hora no había pasado de la misma hoja.


Aun con dudas me levante del reconfortante sillón y me coloque sobre el rostro los desgastados y maltrechos anteojos… para mi decepción solo pude ver las imperfecciones del vidrio enfoque mis ojos mas allá y parecía inmutable, nada había cambiado, me reí de mi mismo, como pude creer en las supercherías, que era lo que me había motivado a ponérmelos pura curiosidad, Mekare estaría decepcionada, cuando dirigí una ultima mirada hacia abajo, había un diminuto muchachito de piel canela y cabello oscuro, iba descalzo y su ropa no era mas que una falda de una tela color blanca, me recordaba los ropajes de los faraones, porque llevaba en cima muchas joyas,  me sonreía con una dulzura propia de los niños y sus ojos eran hermosos muy grandes, aunque extraños, uno del color del chocolate mientras el otro era casi blanco.

- Hola – dije aun inseguro que en verdad pudiera verlo o que le me escuchara

El chiquillo rió con migo, y corrió a mi alrededor lleno de alegría, pero aun no me parecía real; puedo escuchar sus risitas que parecían hacer eco en la biblioteca, escuchaba su voz aunque no entendía ni una palabra, hasta que moví la mano izquierda de un lado a otro, a caso era un sueño, el rió y me imito después de mirarme con curiosidad de arriba a bajo ante mi mirada de incredulidad, Itza salio corriendo por la puerta abierta desde la cual se detuvo un momento indicándome que lo siguiera con su manita, pude escuchar claro y fuerte sus pasitos dirigiéndose por los pasillos hacia el jardín cuando pase al lado de la escalera alguien venia bajando mire hacia arriba era una chiquilla de nueve años con un vestido de vuelos muy común hacer 200 años y una muñeca que era una replica en miniatura de la niña que la llevaba debajo del brazo, Itza regreso reclamando mi atención de nuevo cuando levante laminada hacia arriba ella había desaparecido, seguí al pequeño sin prisa cuando note un brillo casi imperceptible por donde el se había ido atravesando la puerta del jardín oeste, era un hilo de plata,  que parecía iniciar en la solapa de mi traje, abrí mi chaqueta vi aun con tristeza que el dije de jade estaba envuelto con el hilo, trate de tocarlo sentir su textura pero nada había que sentir porque nada físico había allí, aunque no estaba seguro, tristemente supe lo que significaba.
  
A fuera La luna estaba reacia a salir, algunos arbustos se movieron cuando el muchachito paso a su lado, pero pudo ser solamente el viento, lo alcance cerca del riachuelo donde se puso a chapotear con el agua queriendo que yo le acompañara también sus risas eran fascinantes haciendo eco en el aire, a la distancia podía sentir el corazón de Mekare me pregunte si podría verlo a el también, el niño al ver mis intenciones como si me hubiera leído el pensamiento se puso frente a mi con los bracitos extendidos y agitando su cabecita con un rotundo no, debí de haberle hecho caso.

- Solo tengo curiosidad – le dije, no se si me entendió pero salio corriendo en dirección a la casa

Ella estaba un poco lejos había aprendido a escuchar su poderoso corazón a mas distancia ya que carecía de olor, otra característica de ella, para mi alivio estaba sola bueno casi, la encontré en medio de unos árboles acurrucada entre las raíces de un abeto estaba acompañada por los enormes perros que al verme se emocionaron y fueron a recibirme les di una pequeña caricia a cada uno y se fueron quedando relevados de cuidarla, hace tiempo que ellos no habían ido a casar y al comida de la casa no les gustaba, según Mekare, estas criaturas siempre me fascinaban, se fueron a una velocidad asombrosa por el bosque en dirección de la selva, estaba muy sucia  seguramente ella había escapado de Cristóbal y sus preparativos;  también de Maharet y de sus preguntas, se notaba que había estado escarbando en el suelo buscando cosas como era su costumbre, tenia sus ojos cerrados y su rostro resplandeciente con los rallos de la luna que se filtraban en medio de las hojas, su cabello rojo desordenadamente regado sobre sus hombros, espalda hasta el suelo.

- a mi también me gusta verla dormir… – escuche una voz muy grave y fuerte detrás mío   

Cuando volteé la voz provenía de un hombre inmensamente grande de mas de dos metros, corpulento de piel blanca bronceada sus ojos me miraban con un aire de prepotencia eran grandes de color azul zafiro y su largo cabello rubio que llegaba al final de su espalda se resbalo por los hombros desnudos al cruzar los brazos sobre su pecho y me sonrió con una mueca torcida
- porque es hermosa mi hechicera…

Pude verle tal y como era, justo cuando murió en la esencia de la juventud antes de ser abrazado por el fuego un hombre tal vez de 27 años, medía mas de dos metros alto, de contextura musculosa, fuerte y lampiño, extraño para su gente, el no llevar barba lo hacia verse mas joven no llevaba camisa u otra prenda solo una especie de pantalón hecho de pieles y cocido por los extremos así también unos botas hechos del mismo material 

- al fin puedes verme, ¿Qué sientes, miedo?
- Que debería sentir, solo eres una sombra

El río a pulmón abierto,
- eso quisieras tu – me contesto altaneramente mientras caminaba hacia mi dejando muy poco espacio entre los dos, yo no me moví escuche con cada uno de sus pasos un sonido metálico los acompañaba pero no supe ver de donde provenía el sonido porque veía sus ojos azules, había un cambio en el parecía estar de muy buen animo   

- es una lástima que no seas tan alto, espero que no sea una molestia
- Que quieres decir

El rió de nuevo, llevándose el brazo derecho a acariciarse la melena unas mechas caían en su frente ancha, en esa mano el llevaba un anillo, era el mismo que había visto antes pero también unas cadenas que estaban en su brazo, como no las había visto antes
- nada solo cosas mías

- Que es eso – le exigí
- ¿Que, esto? – dijo el haciendo vibrar el metal – pensé que ya lo sabias, pero no te asustes “Marius” solo es la fuerza que nos mantiene unidos por siempre, su corazón es mío y mi alma es suya – dijo con tono mordaz  

Se me hizo un nudo en la garganta y perdí la compostura… su corazón, pude al fin entender la relación, era igual que el hilo que sujetaba el alma del pequeño Itza al dije pero, el estaba sujeto a su corazón, el era el fuego que recorría su cuerpo desde su corazón…

- pensé que le gustabas porque te pareces a mi, un poco, pero también eres bastante fiero, vampiro, aunque en una pelea yo ganaría
   
- Exijo saber que pasa – dijo Cristóbal al ver mi ira manifestada en mis colmillos y mis ojos, mientras aparecía en medio de los arbustos estaba acompañado del pequeño Itza
- tu – dijo divertido Drevon alzando la ceja a Itza que se escondió detrás de mi – no pasa nada pequeño hechicero - refiriéndose a Cristóbal  
- Shaman por favor- contesto el aludido - no creo que nada, Marius no se enoja con facilidad y ud. eres bastante hastío la mayor parte del tiempo
- El esta enfadado por esto – dijo el levantando las cadenas de su brazo –  cree que le hago daño o es que le disgusta la idea de lo que ella y yo somos uno, como también a ti 

Un suspiro de desagrado escuche de Cristóbal, el sentía lo mismo que yo con respecto a este hombre que nos miraba de manera divertida, hasta que esa “alegría” se fue desapareciendo por un minuto desapareció  

- Espero que su curiosidad haya sido satisfecha Marius, ya conoce al encantador de Drevon
- curiosidad, mmmm, no serian celos – exclamo divertido hasta que sus risas fuero desapareciendo
 
Mekare sobre el pasto parecía sufrir, su corazón se aceleraba y sus dientes se apretaban de dolor algo la lastimaba.

Cristóbal y yo nos acercamos pero Drevon estaba ya a su lado

- que le estas haciendo – le grite sin pensarlo
- nada, nunca le haría daño – me grito indignado mientras se sentaba su lado susurrando en un idioma desconocido  tratando de consolarla su seño estaba hundido por la preocupación igual que a nosotros

Cristóbal se acerco a ella y la sostuvo en sus brazos cerro los ojos
- alguien esta tratando de…
- el viejo…- grito Drevon eso nunca lo permitiré
- que intentan robar, que pasa – pregunte también ansioso
- Tiaho, dijo Cristóbal aun con los ojos cerrados… el esta siendo tacado si el muere…

Mekare se despertó de improviso sus ojos se pusieron negros de ira y su mandíbula apretando con fiereza

Sin querer ella se levanto bruscamente en dirección donde se encontraba seguramente el viejo yo trate de detenerla pero ella era demasiado fuerte se desembarazo de mi abrazo con facilidad, mientras que Cristóbal trato inútil de mente de dormirla ya que ella desapareció a una velocidad extraordinaria dejándonos solo a nosotros en medio de la noche.

Fin cap. 9  

Continuará