Voces en el Silencio
Mientras corría a una velocidad
inimaginable a penas si podía pensar claramente, lo único que me impulsaba era
que no podía perderlo, no nuevamente, que seria de mi. Escuchaba en mi mente el
eco de las criaturas que trataban imperiosamente de poder pasar aquella barrera
que el viejo chaman había impuesto alrededor de una desvencijada casa, el lugar
donde supuestamente se iba a llevar a cabo el traspaso, acelere mas llegando
justo cuando ellos entraban destrozando todo a su paso.
Criaturas sin espíritu, despojos de
algo que fue humano pero no pudo ser inhumano,
solo un primitivo instinto ha quedado en esas cáscaras de vampiro,
“gohuls”
El primero que intento tocar al
hombre viejo lo tome por el cráneo que era tan frágil que se deshizo en mi mano
el resto lo lace afuera atravesando la puerta, me lance hacia fuera haciéndome
una herida profunda en mis brazos todos cambiaron de objetivo y me siguieron
enloquecidos por el olor de mi sangre.
Cuantos eran, eso era lo de menos, mi
corazón estaba latiendo aceleradamente encegueciendo cualquier teoría o
estrategia, llamar a Drevon para que ocupe mi cuerpo, no, aun no. Con ellos
solo tenia que golpear, desbaratar y aplastar aquellas criaturas sin
pensamiento racional que se abalanzaban hacia mi en todas direcciones, pero
eran lentos, sentí mordeduras o arañazos tal vez, les di una pequeña ventaja,
empecé arrancando brazos que trataban de tomarme por el cabello, destruí
mandíbulas como si fueran queso para que dejaran de morderme, demolí pechos
alcanzado sus corazones con mis manos, sentía el olor pestilente de esa sangre
que me alcanzaba con cada movimiento mío pero no había hambre, afortunadamente
porque sabían asqueroso.
Hubiera sido más fácil incendiarlos
pero aun no podía utilizar ese don, en algún lugar de mi cerebro no se había
conectado aun para hacerlo, aunque no
puedo evitar sentirme emocionada en medio de este pandemonio, hace tiempo no
tenía una batalla que me hiciera temblar de emoción. Como pude si quiera juzgar
a Drevon, esto era algo tan emocionante algo que podía hacerte cambiar de
dirección solo el hecho de querer existir.
Oh, el último, que acaso no pueden
brindarme algo más divertido el ultimo lo destroce sujetándolo por los hombros
y tirando de ellos hasta que quedo hecho dos jirones en mis manos.
Camine hacia la casa bajo mis pies
estrujaban los restos de las criaturas.
El anciano expectante en la puerta
observándome con esos ojos viejos que me despreciaban en lo más profundo de su
ser quería ser como yo, pero ninguno de los dos esperarías más tiempo.
._.
Canelo y Oso jugueteaban a mi la rededor impacientes y
un tanto estresados por mi nerviosismo mientras que Cristóbal estaban parado
junto sosteniendo mi manos dándome ánimos con esa sonrisa suya pero sobre todo
apreciaba de sobre manera su gesto al estar conmigo dentro del agua sabiendo la
aversión natural que el tenia por este elemento y la madrugada ya era bastante fría
la bruma comenzaba a avanzar sobre la pequeña laguna los grandes bestias de
granito comenzaban a perderse en medio de la bruma matutina
Mi corazón saltó violentamente al sentir a Marius a la
distancia y junto a él, mi hermana Maharet, sentí la sangre fluir dentro de mi cuando
iba aumentando la temperatura de mi cuerpo; Drevon me hacia sentir su presencia
cosa que agradecía.
Mis canes salieron a su encuentro…con curiosidad utilice
sus ojos como si fueran los míos, ellos los esperaban en la puerta del muro
perimetral al abrirse la gran puerta de metal corrieron emocionados a lado del
gran transporte metálico rojo que él conducía, se detuvo frente a la caserona
mientras que mis pequeños se sentaron respetuosamente en espera expectantes a
la visita
El salio y abrió la puerta de Maharet; ella era tal y
como la recordaba hermosa dulce e inteligente sus ropas muy bonitas y su
cabello tan bien peinado agarrado en un elaborado moño en su mirada había
madurez y fuerza a pesar que esos ojos
no le pertenecían se notaban no iban a durar mucho en sus cuencas, tendría que
decirle que si usaba unos inmortales su efectividad seria superior, su reacción
fue de curiosidad al verlos me sentí
asustada sabia que no me miraba a mi sino a mis dos preciosos debido a su
peculiares y sobrenaturales características
- que son esas cosas – pregunto demandante
- mascotas… - contesto
Marius tranquilamente, mientras sentí la excitación de mis canes al mover sus
colas al escuchar que se referían a ellos
- Mekare y Cristóbal gustan mucho de su compañía y realmente
son excelentes guardianes… uno se llama Canelo y el otro Oso – cada uno ladro
alegremente en contestación
- interesante… a caso…
- si Mekare los transmuto, es que tiene una curiosidad
infinita – Marius me estaba justificando a mi
- ¡Oh! Ya veo – parecía incomoda por la respuesta
- por aquí por favor – dijo Marius mostrándole una vereda
que iba aun lado de la casa mis bestias regresaron a mi y alcance a escuchar
- ella le espera
con impaciencia, y recuerde actuar lo mas humana posible
- por su puesto
Marius camino a su lado, calmadamente como siempre me
pregunto que pensaba el, pero había prometido no interferir con su mente,
mientras que yo deseaba tanto este encuentro
Marius fue el primero que pude apreciar con mis ojos y
con excesiva lentitud vino a mi mientras que Maharet espero a una distancia
prudente, no tengo idea de la angustia que estaba expresando mi cuerpo pero el
me sonrió dándome esa tranquilidad que le emanaba por los poros al ver el
reflejado mi rostro en sus ojos azules suspire: mis ojos eran verdes, debo
estar eternamente agradecida por la sangre tan fuerte de Marius pero sabía que
cualquier cosa podría salir mal si no me controlaba
- Todo estará bien – me dijo el en un mensaje silencioso
estrechándome con delicadeza la mano libre
- Estaremos aquí – continúo Cristóbal sosteniéndome la
otra
No pude responder con lógica así que solo moví la cabeza
en señal de afirmación
- Puede acercarse – solicito Cristóbal
Maharet camino tan lentamente hacia mi, como cualquier
humano, mi corazón parecía un martillo golpeando de nuevo cerré mis ojos y
trate de enfocarme en el sonido del agua al abrirlos ella estaba ya un paso
- se que no me harás daño – dijo Maharet con una voz tan
tranquilizadora – hermana – levanto su
mano y alcanzo mi rostro sentí su caricia refrescante suspiro salio de ella al
sentir mi rostro febril
Le ofrende mi mejor sonrisa, ella estaba tan inquieta
como yo, en respuesta me rodeo con sus brazos con ternura mientras comenzó a
sollozar
- mi amada Mekare, estas aquí, al fin te he encontrado
Mi cuerpo se tenso por su cercanía, Cristóbal se alarmo
al ver sus lagrimas escarlata pero Marius acaricio mi mano tuve la sensación que
el sabia que todo iría bien. No, no tenia sed de ella jamás la desearía de esa
forma así como no he tocado a nadie de su sangre hasta en mis peores momentos,
ella era mi otro yo
Solté las manos de mis caballeros y con mis brazos envolví
el cuerpo de Maharet, cuanto la quería, cuanto la había añorado, en mi mente
débil solo su recuerdo había estado lo mas intacto posible
- Aun eres una chiquilla llorona – dije usando la voz de
Cristóbal, mientras enjuague sus lagrimas con mi cabello ella miro
desconcertada, al chiquillo y a mi, creo que la tome de sorpresa ella no
esperaba que pudiera comunicarme aun. Me pareció gracioso al ver sus pobres expectativas
en mi y no pude evitar reírme de ella
- No te rías de mi – frunció el ceño con un puchero
Eso me impulso a reírme más la arruga que aparecía
cuando se disgustaba arriba de su nariz estaba aun allí la alise con mi dedo, eso
le daba como 10 años mas de edad
Fue en ese momento que Cristóbal que había estado a mi
lado en todo momento se relajo, aunque según sus pensamientos, nunca se le
había ocurrido que algo malo pasaría…
- Esta amaneciendo – tubo que decir Marius – ambas lo
sabíamos pero tuvimos la idea de prolongar mas nuestro abrazo
- Tengo tanto que contarte, y saber de ti – inquirió
Maharet aun en mi pecho
Mi estomago dio un vuelco, aunque asentí con la cabeza y
no pude evitar mi deseo: bese su frente
y sus mejillas aun rojas por su sangre, a penas si sentí deseo por su sangre
como podría, ella era la razón por la que aun vivía
- Duerme tranquilamente, te esperare al anochecer mi
amada Maharet – esta vez use la voz de Marius, no quería que Cristóbal se sonrojara
al utilizar ese tipo de palabras
Cristóbal le mostró el camino ha su habitación a mi
hermana, no puso mucha resistencia porque sus ojos parecían tener mucho sueño,
lo perezosa nunca se le quito, siempre dormía de mas
Sentí la mirada de Marius sobre mi ya la había visto
antes y eso me animo aun mas
- ¿que? – le pregunte mientras los miraba pederse camino
a la caserona
- esta hermosa
- ella siempre ha sido preciosa, se parece a mí
No pude evitar hacerle una mueca, si, se refería al
vestido incomodo que andaba demasiado suave, era como si no tuviera puesto nada
y demasiado largo agradecidamente tenia una abertura sino ya se hubiera roto al
primer paso y mi cabello la pobre de Meche se había quedado hasta muy tarde
arreglándome el nido que tenia por cabello aunque parecía disfrutarlo a muchos
les agrada mi cabello, Pero, esa mirada se volvió diferente de pronto mas
profunda, supe porque, pero no quería tocar ese tema
- no esperes que me coloque zapatos porque ni loca lo
haré
- lo se, pero aun guardo la esperanza – me contesto -
por eso el vestido largo
- será mejor que
regreses a tu habitación – le dije – el sol esta despuntando, eres talentoso… pero no tanto
- Usted…
- yo me quedare por aquí, y prometo no hacer ninguna
travesura Cristóbal esta exhausto como para cuidarme de día
- por su puesto de todas maneras XXX la cuidara a la
distancia – miro al cielo el fulgor de los primeros rayos solares pintaban de
rosa el cielo - buenos días
Cuando le vi irse no pude evitar llevarme la mano a mi
corazón y decirle
- Lo lamento
El no se contesto solo me dio una sonrisa y con una
caravana se marcho antes que los primeros rayos solares tocaran la copa de los
árboles del jardín
Los tres eran demasiado buenos con
migo y me concentre mucho en portarme bien todo el día mientras esperaba que el
regalo de mi hermana estuviera listo me quede observando las nubes que pasaban
lentamente a través del cielo azul mientras que brisa tibia tocaba mi piel… desde
que desperté no podía dejar pasar un día soleado, y mucho menos un amanecer,
este día no me iría a vagabundear por la propiedad que Maríus había comprado
para nosotros aunque siempre que salía encontraba algo interesante, Cristóbal decía
que era solo basura pero a mi me gustaban sus formas texturas y colores; siempre
terminaba desapareciéndolas, aun no me dejaban salir al exterior y yo le había
prometido no irme sin ninguno de ellos, por un estupido momento quise
distraerme no debí de hacerlo ya que el tiempo pasa demasiado de prisa… porque…
debería estar feliz mi hermana esta aquí conmigo tan cerca que podría ir a ver
como duerme… pero no era prudente, aun no… era una visión eso era claro pero
era imposible a menos… no eso no pasaría jamás… si pudiera verlo ahora…
En mi cabeza los susurros cobraban
mayor volumen me concentre mejor en los sonidos a mi alrededor la brisa que
rozaba con las hojas del los árboles, el rascar de las hormigas mientras
desmembraban un escarabajo moribundo, el sonido de una maquina dentro de la
casa, al pequeño niño que jugaba feliz con su pelota de plástico… mmm plástico,
no me gustaba nada ese material era funesto igual que nosotros…
- Y el No. 18 el delantero Pablo
aprovecha una ausencia de un defensa y entra, tira y anota
Gooooooooooooooooool de 7 Pabloooooooooooo
En celebración pateo con mucha fuerza
su pelota volando por encima de unos
arbustos
- oh, no si pierdo otra pelota mi
papá se va enojar – se lamento pude escuchar como entraba en medio de los arbustos
por donde se había ido su pelota, pero por mas que buscaba no la encontró ya
que no estaba allí
Supe que estaba molesto por su
juguete por su respiración después en
voz alta grito
- Amanda
Pero nadie le respondió…
- se que estas allí, no puedo perder
esta también, Amanda, ayúdame esta vez, te lo pido, si mi papá se entera no me
comprara otra… prometo jugar contigo con esas odiosas muñecas tuyas, pero devuélvela…
Pude verme llamándolo… no puedo
permitirme ser débil o egoísta tengo que evitar que suceda, debo detener…
- esta triste – me preguntaron
Levante el rostro y mire al el
pequeño Pablo menudo trigueño muy parecido a su padre pero con los ojos de su
madre, sonreí, y negué con la cabeza
- pero parece que fuera a llorar…
Me sorprendió que la razón y el deseo
hicieran una lucha en mi cabeza fuera tan obvia
- he perdido mi balón de fútbol creo
que me lo han escondido y el niño moreno que anda con el señor Marius me dijo
que usted podía encontrarlo
-
Itza – pensé con fuerza tratando de sacar las musarañas de mi mente
- si ese mismo
Le mire asombrada ante este doble
descubrimiento
- puedes escucharme
- si porque no lo haría – dijo le
niño tan extrañado
- ¿un balón? es lo que buscas
- si, es así – dijo el haciendo un
circulo con sus manitas, torcí mi sonrisa, claro que sabia que era un balón - pero
no veo como puede encontrarlo una señora como usted
- a Itza siempre le encontraba las
cosas cuando se le perdían – le dije a su mente, que no notaba la diferencia de
los pensamientos y las palabras en el aire
- quieres darme tu mano
El pareció interesado pudiendo ver
desde sus ojos como trataba de preguntar como lo haría, encontrar sus tesoros, me extendió su pequeña manita color canela, la
tome y la acerque a mi nariz aspirando su esencia dulce
- que fría – dijo el niño cuando un
escalofrió le corrió por el cuerpo al contacto de mi gélida y duras manos –
esta enferma
Me aleje de el un poco y con toda mi
control, estaba sola, el se había ido, donde, era por lo que le había escrito
después de ver la visión de Marius, el estaba enfadado, furioso tal vez…
- No, estoy bien – le conteste, me
pare aspire profundamente llenando mis pulmones - tienes razón alguien la
escondió muy bien de ti…. - Pablo se entristeció por un segundo - pero no de mi
– le guiñe un ojo- ven se donde están
Le extendí mi mano y el la tomo a
pesar de mi frialdad, nos dirigimos hacia la casa
- creo que se quien fue – dijo el
chiquillo mientras subíamos por las escaleras aprovechando que su madre se
dirigía a otra parte de la casa – ella ha estado muy enojada conmigo por no
jugar con ella… se llama Amanda una niña mas grande que yo, como de nueve años
siempre anda con una muñeca fea, si no le gustaran tanto jugar esas tonterías
le aseguro que no me molestaría jugar con ella
Sentí el olor de sus pertenencias
dentro de una de las habitaciones cerradas del tercer piso cuando la abrí el se
detuvo
- sucede algo malo – pregunte
- mamá me ha dicho que no entre allí
- también te ha dicho que no te quites
el brazalete – le insinué
- si es cierto - dijo apenado
escondiendo su bracito izquierdo
- me imagino que cuando lo llevas
puesto no puedes ver a la niña Amanda o a otras personas que viven en esta casa
- si es cierto, aunque Amanda es la
única que me habla los demás me ignoran y otros le tengo miedo
- es por eso que no me habías hablado
hasta ahora
- Es que ese hombre tan grande que
esta a su lado me da miedo
- si a veces Drevon da esa impresión
– le convine sentí de nuevo esa sensación de abandono en mi pecho
- mama me ha dicho que me aleje de
ellos si me da miedo y donde esta
- tu mama tiene razón así que para no
contradecirla espérame aquí, te traeré tus cosas – yo también quería saber
donde estaba
Entre a la habitación cerrando la
puerta tras de mi, era grande como las otras pero las ventanas estaban tapiadas
con fuertes maderos habían muchas cosas juguetes toque alguno sentí en la
habitación un aire frió exhale aire a mis pulmones era lo único que podía
sentir de ellos al menos por el momento, la madre del niño tiene razón de
prohibirle entrar aquí ellos son demasiados, afuera Pablo se empezó a
impacientar deambulo frente a la puerta como un pequeño soldadito iba y venia
busque a través de la enorme habitación allí estaban sus pertenencias
regadas
- que haces por aquí – escuche que le
preguntaron
- fue culpa de el – le contesto niño
señalando hacia la nada junto a Cristóbal hablando muy rápidamente – Itza me
dijo que la señora de cabello rojo podría ayudarme a encontrar el balón que me
escondió Amanda por no querer jugar con ella
- ya veo – dijo Cristóbal alzando las
cejas ante la extraña pero creíble explicación del niño
Abrí la puerta de la habitación
llevando conmigo tres balones entre otras cosas interesantes, al verlas Pablo
dio saltitos de alegría diciendo
- GRACIAS, GRACIAS
- será mejor que regreses donde tu
madre – le pidió Cristóbal – creo que te anda buscando en el jardín un poco
molesta
Tomo los juguetes como pudo y salio
disparado
- no corras o te caerás – le pedí – y
recuerda ponerte el brazalete o tu madre te castigara si no lo ve
Pablo sonrió picarescamente y bajo la
velocidad bajando las escaleras lentamente
- Puede ver a Itza
- si
- Puede oírla
- si
- guao es mas fuerte de lo que creí
esta casa siempre tiene una nueva sorpresa, no cree
- porque se lo atribuyes a la casa, o
será sus ocupantes
Cristóbal rió a pecho
- y a propósito donde esta ese señor
- … no lo se… - otra vez el vació
- Es bueno que la deje respirar de
vez en cuando creo que el es una mala influencia para usted y no me mire así… de todas maneras nunca se
ausenta mucho… pronto estará de vuelta molestando…
- has dormido bien – le pregunte para
cambiar de conversación, porque él solo podía ver esa parte de mi Drevon – no
quiero que te enfermes
- claro que estoy bien - me dijo apretando los puños con fuerza porque
no le gustaba que nadie cuidara de el – soy tan fuerte como un caballo además
lo único que le tiene que preocupar es la visita de su hermana, no pudieron
conversar mucho por el amanecer, dentro de poco será de noche así que tiene que
estar muy bien
Marius venia por el pasillo desde su habitación y sol le
tocaba directamente en la piel no se que cara puse al verlo bajo la luz de los
rayos del sol que entraban por las enormes ventanas ignorando por completo lo
molesto que era ese nuevo ropa que me había puesto Meche hacia un par de horas
atrás
- Las ventanas son a prueba de luz
ultravioleta - dijo con la quijada
suelta Cristóbal la ver mi expresión
- No se preocupe las ventanas están hechas de un
material muy especial que evita que mi piel la dañe la luz - me aclaro él tan dulce como siempre me
sentí mal por un momento pero su sonrisa suavizo cualquier incomodad que le pude haber causado
Me acerque a el y toque su rostro tenia algo sobre su
piel como un ungüento o un crema la olfatee y sentí su sangre mezclada con ceniza
- es maquillaje para pasar
desapercibido entre los humanos – me explico – no todos podemos engañarlos con una ilusión
en sus mentes como usted lo hace
- yo no lo hago aun - le corregí – es
Cristóbal quien lo hace no tengo suficientes habilidades cómo para hacerlo por
mi misma así que el lo hace por mi
El me miro y luego a Cristóbal que se
había sonrojado como es su costumbre cuando se le halagaba
- el sol se esta poniendo e iremos a
recibir a Maharet o tendrá que alimentarse antes – dijo el tratando de cambiar
de tema - o usted tiene planeado salir
con ella – pregunto a Marius
- Maharet no necesita alimentarse
estoy seguro que solo querrá hablar con Mekare y yo necesito salir por unas
horas esta noche
- no, no puede – le reclamo Cristóbal
- no nos puede dejar solos
- viste algo – le pregunte – mientras
dormías
- si – me contesto – no pasara nada
malo y tengo que arreglar unos asuntos de los que le platicare después, con su
permiso me retiro – me dijo dándome un beso en el dorso de la mano
- regresa con bien – le dije