Voces en el Silencio
La hora del desayuno era la hora
favorita de Cristóbal quien comía vorazmente su segundo plato de huevos,
tortilla y frijoles fritos, comida que había aprendido a preparar su esposa de
su país de origen su inusual apetito no era extraño para sus compañeros de mesa
pero esta mañana no era como las otras una ambiente de preocupación se
extendida por cada uno de sus ocupantes exceptuando a Cristóbal y el pequeño
Antonio que también comía tratando de igualar a su hermano mayor (Cristóbal le
había dicho que le dijera así) que parecían no notar a la veintena de hombres
armados que custodiaban la casa.
Después de media noche estas “personas”
habían invadido la casa, personas sin lugar a dudas paisanos del dueño y su
compañera quienes habían literalmente aparecido frente a la casa seguido tiempo
después de un pequeño ejército de hombres armadas hasta los dientes, quienes
literalmente habían ocupado la casa dejándolos a Antonio a su esposa encerrados
en su habitación ordenándoles no salir, en sus épocas de juventud cuando fue
militar Antonio conocía muy bien la mirada de hombres que no les importaba
matar si esa era su orden y estos eran así, después de una noche de
incertidumbres por el bienestar de su esposa e hijos había aparecido Cristóbal tocando
la puerta con su esposa para que ellos desayunaran con el como todas las
mañanas
- podrías darme más café - solicito Cristóbal a su esposa, ella tomo la
cafetera y deslizo el líquido negro hasta la tasa de el quien al estar llena
bebió dos grandes sorbos
Un hombre algo rubio de unos treinta
y tantos trajeado formalmente con lentes oscuros entro a la cocina era quien lideraba al grupo
de mercenarios
- ya ha podido encontrarlos – pregunto
con voz gruesa
- no quiere desayunar aquí mi esposa
cocina muy bien – dijo Cristóbal con una sonrisa
- no, gracias
- …contestando su pregunta lo he
hecho, Marius encontró a Mekare como lo prometió y ambos están perfectamente
bien pero me temo que como usted sabrá no es conveniente que vallamos de día ya
que están… durmiendo igual que sus jefes así que tendremos que esperar hasta el
crepúsculo
- Esta completamente seguro
- por supuesto, me juego un as con
usted si así lo prefiere – bromeo el chiquillo
- puedo pedirle un favor Sr.
- Smith
- si Sr. Smith en esta casa como
podrá ver solo somos nosotros podría al menos levantar esa ley marcial del
encierro ya que ellos tienen sus deberes en esta casa y no quiero que se
asusten solo por vuestra visita
- no veo a dónde quiere llegar
Ante las miradas sombrías de Antonio
y su esposa Mercedes quienes apenas había probado bocado, que habían seguido la
corta conversación ellos sabían que esas personas buscaban a los patrones de la
casa, no se explicaban que podría querer este tipo de gente con ellos dos
- bueno, al señor de la casa le gusta
mucho la pulcritud, no es verdad Antonio
- si es cierto – dijo Antonio lo más
tranquilo que pudo tratando de imitar a Cristóbal
- y esta casa no se limpia sola
podría al menos dejar que ellos
- está bien pero solo ellos dos usted
y su esposa
- si, si, lo se – dijo riendo el – no
se preocupe – después de este comidon y la develada lo único que queremos es
dormir y Teresa también verdad amor –
- esta bien… – dijo ella en tono
dulce
- y no se preocupe que ellos se
mantendrán alejados de los pisos superiores, verdad – pregunto Cristóbal
- si lo que ustedes nos digan, no
interferiremos con los huéspedes – dijo Antonio con voz serena
- Entonces Sr. Smith
- muy bien pero serán vigilados si no
les molesta
- por su puesto que no verdad
- no claro que no – contestaron al
mismo tiempo la pareja de esposos
- bien, nos escolta nuestro cuarto
señor Smith
Los tres se retiraron dejando a la
pareja en la cocina ambos se relajaron, mientras que Mercedes encontró en el
bolsillo de su delantal la siguiente nota de Cristóbal
“no se preocupen amigos míos por su
seguridad y la de su hijo, ellos no les harán nada y todo pronto todo volverá a
la normalidad, solo les pido un favor cuando limpien la casa, recuerdan los
arañazos que Mekare suele hacerle a los puebles a las paredes y a los pisos… ha
si a las vigas también podría limpiarlos por favor, yo solía cubrirlos con
pintura pero creo que se ven mejor así. Gracias nos veremos más tarde para la
hora de comer”
Mercedes y Antonio se quedaron
atónitos con la nota, se esperaban al menos que él les pidiera otra cosa más
importante que no sea “limpiar la casa” como llamar a la policía o al ejercito;
Mercedes guardo el papel en su delantal muy prudentemente reprimiendo a su
esposo con una mirada de cualquier comentario al respecto.
- bueno será mejor que empecemos
ahora si queremos terminar para el anochecer
- ¿cómo?
- que no entendiste, Antonio
- hacer limpieza se ha dicho
- que vamos hacer mami – pregunto el
pequeño
- limpieza, amor, limpieza y no
quiero que te acerques a ninguno de esos hombres entendido
- si lo sé - dijo el niño mientras jugaba con su brazalete
- Cristóbal me dijo en la comida que me portara bien muy bien hoy y dijo que me
daría un regalo muy bonito cuando esas personas se fueran hoy en la noche.
_____________f_î_e____________
“Decide que rumbo tomar sin importa
cuál sea yo lo aceptare” sus palabras
rondaba en mi cabeza como un eco; una voz angelical me llamo
- Vamos a jugar a la playa Mekare
hace un día muy bonito -
Tuve que negarme a la invitación del
pequeño Itzá con la cabeza
- que aburrido, Marius esta dormido y
no creo que despierte pronto, vamos Mekare, por favor, el no se dará cuenta y
hay que aprovechar que Drevon no esta,
si, si. – me pidió de nuevo mas
juguetonamente sentándose a mi lado señalando a Marius que dormía en mi regazo y
no puede evitar sentirme abatida al escuchar su nombre, trate de sonreír lo más
natural que pude y con mi dedo dibuje en la arena.
“perdóname, no puedo alejarme de
Marius necesito estar aquí cuando despierte, a cambio te prometo jugar contigo
todo el día de mañana”
El leyó atentamente lo que escribí y
cuando termino me hizo un puchero y levantando su manita me mostro su pequeño
dedito
- Lo prometes por tu dedito
Lo imite, levantando mi mano y
mostrándole mi dedo pequeño, y asintiendo con mi cabeza
- Por tu dedito entonces, pero yo si
voy a jugar a la playa mírame desde aquí y salió corriendo dejando sus
huellitas en la arena dejándonos a ambos debajo de los arboles frondosos cerca
de la playa; la brisa era refrescante porque el sol estaba quemando todo lo que
tocaba, la lluvia de anoche había dejado el cielo tan limpio, tan azul ni una
nube se miraba en el horizonte, igual que sus ojos.
Desde que amaneció estaba pasando
horas en un abismo de incertidumbre dolor y miedo: Drevon, mi Drevon ahora
podría verlo claramente pero él no estaba, me sentía tan sola sin él y me dijiste que no
te importaba, que aceptarías mi decisión… porque siempre haces eso deberías
odiarme por lo que te hice, pero no lo haces, en cambio pierdes tu calor, casi
desapareces por utilizar todas tus fuerzas para acoplarte en el cuerpo de
Marius… y tu en que estabas pesando, eres el sabio Marius, el inmortal que ama
tanto la vida sobre todas las cosas pero le teme aún más que a la soledad que
lo aprisiona; le mire con enojo pero el seguía dormido, hubiera deseado que
abriera lo mas rápido posible sus ojos, esta muy muriéndome de la angustia.
Su rostro era hermoso aún más ahora
que estaba bronceado no por el sol sino por fuego de Drevon el había quemado
casi toda mi sangre que entraba a su cuerpo, casi toda porque el sol del
amanecer no le afectó había asimilado mas de lo que hubiera deseado de Drevon y
de mi ahora se parecía aún más a mi esposo.
Porque no me dejaron, por su culpa ya
no tenía mi caparazón de caos y aislamiento dejándome desnuda a mi razón y
realidad exponiendo sus existencias por mi cobardía… por huir y no querer tomar
la decisión de escoger entre las personas que más amo, casi los pierdo a los
dos.
_____________f_î_e____________
Sentía mi cuerpo tan agotado como si
hubiera llevado el peso de aquella montaña de hielo nuevamente, sentía que
flotaba solo en la oscuridad trate de abrirlos y ella me miraba con esos ojos
verdes que podían hacer que me olvidara de donde estaba, aunque no tenia idea
de esto en verdad pero no me importaba ella estaba allí conmigo pero muy
afligida por Drevon, como un eco creí escucharla llamarme por mi nombre
insistentemente, me alegre que Mekare estuviera bien.
Abrí mi mente a lo que ella pudiera
decirme pero no podía concentrarme, sentí sus manos por mi cabello, se había
convertido en una costumbre suya, me gustaba que lo hiciera ya que siempre
terminaba desordenándome hasta el último cabello pero esta vez era diferente
Trate de hablar y decirle que no
estuviera triste, que él estaba débil pero bien, aunque no pude mi cuerpo no
respondía era una estatua de piedra y no pude evitar caer de nuevo en la
oscuridad.
Siguiente
No hay comentarios:
Publicar un comentario