Voces en el Silencio
A eso llevan la existencia de 7 a mil
años, desaparecer frente a nosotros y eliminar por completo su presencia de nuestra
percepción, había pasado más de una hora de infructuosa búsqueda
- aun no puedes encontrarla – engroso
la voz Maharet
- no puedo ver por donde se fue,
porque ella no veía por donde iba – contesto en tono de preocupación Cristóbal
mientras yo lo llevaba por los cielos - pero ahora no puedo sentirla pero si a Tiaho
al parecer esta vivo pero muy débil – dijo Cristóbal en un susurro
- Es que acaso esas criaturas iban a
asesinar al anciano – pregunte incrédulo sabia que el sabia defenderse no veía
la razón por que ella reacciono así
- tal vez, pero no tengo idea como lo
encontraron, Tiaho es muy huraño por naturaleza
- no entiendo, ¿porque ella reacciono
así? – Pregunto Maharet al igual que yo no reconciliaba la idea de que a ella
le interesara tanto en el anciano chaman
- no es por don Tiaho, susurro
Cristóbal - ella no se arriesgara a perder algo mas de…
- ese hombre – termino la frase a mi
lado Maharet apretando la mandíbula y no por el viento.
- ya estamos cerca – se encrespo en
mis brazos el jovencito cuando sobrevolábamos un área de selva tupida descendimos
y grande fue nuestra sorpresa al encontrar una pequeña cabaña de juncos rodeada
un lugar teñido con sangre fétida el piso eran rastros de miembros y partes de
Gohuls.
Cuando intentamos entrar en la triste
covacha, el hombrecillo se tenso dando un lamento al vernos entrar por la
entrada frontal que ser demolida.
- cállate- dijo una voz temblorosa el
anciano chaman – si serás cobarde
- somos nosotros le grito Cristóbal
tratando de calmar el ambiente
- si lo sé mocoso y con esos dos
demonios que traes contigo, pensé que ya me había librado de todos ustedes –
escupió el anciano tratando de levantarse del piso donde estaba tendido sus
ojos sangrantes y su cuello también…
- ella fue…- no logro terminar
Cristóbal al verlo en tan penosa situación
- si ella, el peor de los monstruos,
afortunadamente no morí y doy gracias que se fue y se llevo su maldición con
ella.
No pude evitar sentirme enojado por
sus palabras, salí de la choza ya que el viejo que no tenía información vital
nada más que el ataque, tan débil estaba que pude ver a través de sus
pensamientos y no hubo nada de ayuda en ellos, afuera en los restos de aquellas
criaturas me preocupaba que ella pudiera haberlos mordido, era poco probable ya
que si dejo vivo al anciano tendría la mente lucida pero ahora, esa era la
pregunta, que estaría pasando ahora ella, dolor, incertidumbre… un atisbo de
esperanza se produjo en mi al contemplar el follaje frente a mi, me la imagine
pasando a través de el, se que ella carecía de un olor en particular pero esta
vez ella tenia impregnado la sangre de Tiaho en su cuerpo; cuando ella se
alimentaba de mi, su olor era como el mío, así que con los humanos debería ser
igual.
Respire hondo y profundo, sentí un
delicado olor era su esencia devorando el olor del viejo; camine despacio por
temor de perderlo, siguiéndola través de los árboles, no había avanzado mucho
cuando encontré partes del vestido de seda blanco que vestía esta mañana estaba
sucio de la sangre de esas criaturas lo tome estrujándolo en mi mano mientras
caminaba por los arboles de mi alrededor estaban dañados, ella era muy
precavida con su rastro, mi corazón latió con fuerza al caer en la suposición
de que ella estaría ciega temporalmente, desorientada, camine más rápido y
llegue a una pendiente la luna apenas se asomaba por el horizonte frente a mi,
abajo en lo profundo escondido entre la espesura se escuchaba un riachuelo… y
la vi, Mekare descendiendo por la pendiente como una sombra sin problemas hasta
alcanzar el fondo
Suspire, de alivio tal vez, ella
estaba en su elemento lo salvaje, lo indómito…
- Marius – escuche mi nombre tras de mí,
volteé era Maharet que me miraba extrañada por mi comportamiento, me había
hablado varias veces sin que yo pudiera darme cuenta de su presencia.
- que te sucede, encontraste el
rastro de mi hermana – pregunto mientras
veía como sostenía en mi mano el fragmento del vestido perteneciente a Mekare, fue
un atisbo de hace unos minutos atrás lo que había visto, pero ahora veía algo
más en sus ojos, en su expresión, algo que no me gusto.
- No – mentí como una réplica de lo
que debía de hacer, ya no fue un deyabu fue en plena conciencia la vi y sabía dónde
estaba ella se había ido, pero debía de ir yo solo - solo es un fragmento de su vestido – continúe
- ella ya no está aquí.
- Que hasta visto Marius – le
pregunto Cristóbal al ver su expresión nos había alcanzado con sus habilidad de
juventud, el era un niño demasiado inocente en ciertas cosas, como para
esconder ciertos detalles a Maharet
- No mucho pero se dónde estará
- a que se refieren
- el entorno natural de Mekare es la
selva así que la conocemos lo suficiente como para llegar a unos de sus
escondites
- Iremos contigo
- no, iré yo solo
- Marius, no era una pregunta - objeto Maharet
- siento contradecirte, Maharet pero
es mejor así, te lo aseguro
- Marius tiene razón – convino
Cristóbal - si ella hubiera querido vernos se hubiera quedado aquí pero decidido
irse está lo suficientemente lucida para detenerse al beber de un humano, pero
si fuera un va... bebedor de sangre, ella podría alterarse tal vez se fue por usted Maharet
- como no podemos dejarla iré yo solo,
no es la primera vez que me enfrento a ella y como tu sabes ella no me haría
daño, me parezco demasiado a él, regresen a la casa, les prometo encontrarla
antes del amanecer, ¿Maharet?
- Parecen que ustedes ya lo
decidieron, esta bien vete pero encuéntrala y tráela a salvo Marius
Salí lo más rápido que pude por la
pendiente desapareciendo por el mismo lugar en el que ella se fue hacer unas
horas mientras que la luna estaba en el cenit
>_<
Mientras el agua del manantial caía en mi cara
refrescando el dolor en mis ojos y cabeza, me sentí mal al recordar que por un
momento creí que lo había matado pero Tiaho solo estaba inconsciente debí de
ser mas gentil con alguien tan mayor... hasta ahora podía analizar lo que había
sucedido: el fulgor absorbiendo la oscuridad que fue creciendo hasta
convertirse en luz que lo cubría todo, cerré mis ojos y los cubrí con mis
manos; un reflejo inútil por evitar su avance, atravesó mi piel, mi carne hasta
llegar a ellos sin dificultad a crear un tormento… como un hierro incandescente
penetrando hasta llegar a mi cerebro, perdí el equilibrio como si un ser
invisible me hubiera envestido… quería gritar, tenía que gritar para desahogar
una milésima parte del dolor pero de mi garganta solo salía sonidos guturales,
gritos ahogados que no me alivian el suplicio que aumentaba creo que perdí la
conciencia, cuando desperté a su lado estábamos solos dentro aquella
desvencijada casa… lo sabía a pesar de
no estar segura si mis ojos seguían abiertos o cerrados; pero era aquel lugar
solitario, exceptuando por ese joven aprendiz de lengua de serpiente… así que
gatee por el suelo de tierra tratando de hacer uso de mi supuestamente infinito
control que resultaba ineficiente ya que el dolor no disminuía y confundía mis
otros sentidos hasta que encontré apoyo en un pilar de un tronco
desdichadamente lo destruí, al aferrarme a él para poder levantarme, justo allí escuche un pequeño y silencioso gemido de
terror atravesó el campo hasta legar a mis oídos, instintivamente gruñí, era el
aprendiz, trate de esquivarlo lo mejor que pude en mi huida, no podía gritarle que no se acercara, aunque
el no lo haría; no es la primera vez que he sentido un dolor de tal magnitud ya
que no es fácil físicamente abrir tus sentidos al otro mundo de golpe, así que
sabia que lo superaría en un par de horas, días o semanas… me dirigí lo mejor
que pude en sentido opuesto a ese humano adentrándome a la selva dejando atrás
la casita mas y mas.
No me arrepentí de haber salido como bólido ignorando la
preocupación de Cristóbal, Marius y mi hermana Maharet, sabía que esto no sería un mar de rosas y no
podía imaginarme a ese pequeño niño compartiendo esta clase de infierno
conmigo, que quería hacer, ni yo misma lo sabía, me había dejado ir por un
impulso… como siempre;
Sentí un sonrisa en mi rostro, era una mueca retorcida por
lo cómico de la situación ciega y atontada por el dolor, poniendo mis manos
hacia al frente tratando de avanzar lo mas rápido destruyendo casi todo lo que
había frente a mí, así es como había llegado hasta aquí, trate de despejar mi mente de nuevo con cosas:
como por ejemplo la regañiza que me daría Cristóbal por haberme ido así, trate
de reír de la expresión que tendría su rostro pero por alguna razón no era
gracioso, Maharet no me imagino regañándome pero si muy preocupada me pregunto
si estará considerando lo de las cadenas y el infinitamente paciente de Marius…
estará molesto conmigo… mi corazón escoció dentro de mi pecho “Calma estoy bien”
quise decirle pero sabía que era imposible que me escuchara. Era su manera de
decirme que estaba preocupado por mí, imagino que quería ocupar mi lugar en
este momento pero no lo dejaría por más que insistiera no le haría pasar por
este dolor solo por mi cobardía.
El fuego aumento
en mi pecho tanto que empezó a competir con el dolor de mis ojos CÁLMATE, quise
gritarle al idiota cuando me detuve agitada sosteniendo mi pecho con mis manos
que algo andaba muy mal.
>_<
Cristóbal por alguna extraña razón no
se sentía a gusto en los brazos de Maharet, no por lo gélidos que estos eran,
Marius era igual de frio pero el en si era muy cálido debía de ser por el tono
sombrío que se abrigaba en la expresión de ella aunque no podía verla sabía que
aun la tenía, debido tal vez a la
negativa de Marius de que ella lo acompañara ya que el insistió en traerla a casa él solo, o el hecho de que
él no fue tan apto como todos creían, por lo que guardo silencio todo el camino
Cuando se acercaban a la caserona Cristóbal sintió
saltar su corazón
- Maharet, hay, hay vampiros en la
casa – grito en tono de agonía
- No te preocupes por ellos – le
contesto ella, sin dirigirle la mirada
- pero, pero son muchos, son 9 no 10
y creo que la mayoría muy viejos usted
sola no podría con todos ellos…
Ella le miro a los ojos muy extrañada
-
Como lo sabes
- yo… puedo sentirlos y están…temerosos
Ella aterrizo en la terraza de la
habitación de Mekare dentro le esperaba un hombre alto de cabello liso y ojos
negros azabache, su nombre Kayman
- todos estamos aquí
Cristóbal viendo la triste realidad
-
¿usted… usted los llamo, porque?
- Esto se ha vuelto incontenible – le
aclaro un vampiro alto moreno de cabello corto y ojos color escarlata
- lo lamento Maharet - dijo Kayman – en repuesta solo hubo una mirada
triste mientras se dirigía a Cristóbal
- Cristóbal llévanos donde están ellos
- me niego, no lo hare, no es justo,
ustedes no pueden intervenir ella aún no está lista y usted quiere enfrentarla
con estas criaturas ¿qué le pasa? pensé que quería su bienestar, y ellos que
tienen que ver, no, no lo hare, si ellos intervienen podría caer y no volver,
pensé que usted lo sabía
- niño silencio – le dijo el vampiro
ojos rojos – no nos fuerces a obligarte a hacerlo
-
no les tengo miedo, con razón ella los odia tanto, que tienen que ver
con ella déjenla tranquila, ella solo quiere recuperar su paz y ustedes
intervienen ¿porque? ¿Qué tiene que ver con ustedes? ¿Por qué tienen miedo?
- no preguntes – dijo Maharet
engrosando al voz dejando ver ese brillo fantasmal en sus ojos de vampiro –
solo llévanos donde están
- no puedo lo siento, ella se desconectó
de mí y pueden hacerme lo que quieran vampiro
- Sera mejor que busques la forma,
humano – le gruño un recién llegado de cabello negro liso, Cristóbal averiguo poco
su nombre Santino
Maharet lo miro seriamente dejando un
pensamiento libre a su acompañante mientras Kayman estaba silencioso salió al
balcón al parecer ignorando por completo la conversación
Un vampiro conocido Mael, el tipo
grande de nariz aguileña y ojos azules centrinos acompañado con otro muy
pequeño de estatura de cabello rizado, este fue muy fácil de leer se llamaba
Erick aunque era más viejo que Mael detrás de ellos unos hombres, humanos traían
consigo una jovencita que gimoteaba, al verla Cristóbal su espíritu se
resquebrajo aunque en su rostro trato de contener la tranquilidad inexistente
Teresa lo abrazo con fuerza aquellas
criaturas a su alrededor la aterraban aunque aún no estaba consciente de la
situación en la que estaban
- todo está bien amor mío - le dijo el en su susurro al oído
- ¿Por qué hacen esto? – grito a sus
mentes
- no te incumbe, hechicero – le
contesto el hombre de nombre Santino
Si ese nombre trajo a su mente una
conversación que había tenido con Marius, ese era el enemigo de Marius aquel
que hacía pensar en la venganza más de una vez a la mente de su querido amigo
por todo el daño que él le provoco hacía ya cientos de años atrás, Cristóbal se
dio por vencido, quería a Mekare con todo su corazón, y expondría su bienestar
por el de ella, pero no, el de su esposa.
- Hasta que Marius no la calme yo no
podré sentir su presencia
- Marius, que tiene que ver en eso –
pregunto Santino
- mucho - contesto Cristóbal lo más
tranquilo sin dejar de estrechar la mano de su esposa en la suya – creí que él
ya les había contado – dirigiendo una mirada al Mael que estaba recostado en
una pared muy callado y silencioso - no
se preocupen él puede hacerlo, estaré vigilante cuando él lo haga, podré
llevarlos donde estén
- y que garantías hay que él pueda
hacerlo – pregunto Mael con una voz muy baja
- todas, no es la primera vez que lo
hace
- está bien – esperaremos hasta esta
noche – dijo Maharet – puedes retirarte con tu esposa Cristóbal gracias por tu
cooperación
>_<
Avance
por la rivera del rio
como lo hubiera hecho un humano buscando la forma de sobrevivir para salir de
aquel inmenso mar verde, había encontrado rastro de ella en el camino, ella
tenia razón la ropa que le poníamos era demasiado frágil, esperaba encontrarla,
siguiendo sus pasos, dándole tiempo de poder superar lo que debería estar
pasando en estos momento, o peor por alguna extraña razón no podía evitar no
pensar en la mirada de Maharet había algo que cambio en ella y no podía imaginar que, una lluvia intermitente
comenzó a caer… aunque yo ya sabia que llovería, lo importante ahora era
alcanzarla se donde la había visto, pero no podía adelantarme a mi visión, o
si, no sabia como funcionaba esto del
futuro, había visto el pasado de mas de una persona a mi alrededor, el pasado
relacionado con mi vida, inclusive la del pequeño fantasma que me acompañaba
pero sabía por lógica que no podía influir en él, porque ya había sucedido era
como ver una película pero dentro de ella, en mi mente ya lo racional lo físico
no podía funcionar de la misma manera no después de ver lo que había visto así
que tuve que recurrir a lo que parece ser que estaba mas cerca de esta
realidad: había leído muchos libros de ciencia ficción como para saber que no
tienes que apresurar las cosas… yo siguiendo los consejos de una novela de
ciencia ficción, no puede evitar sentirme avergonzado porque cuando le pregunte
a Mekare respecto al tema una vez ella se limitó a sonreírme como si yo fuera
un pequeño preguntando por el color de las nubes.
Al fin a la distancia podía ver las
luces de la parte pobre de Rio pequeñas casitas que pasaban borrosas a mi lado llegue frente a un mar de humanidad en trance
por la música, olvidando todos sus problemas humanos, celebraban aún bajo la
lluvia esta parecía reavivar sus ganas de seguir danzando al son de los
tambores.
Busque a mi alrededor pero ella no
estaba aquí donde la había visto en mi visión porque, que había cambiado y en
tampoco tiempo, mi preocupación volvió a manifestarse aún más que antes. Hasta
que un hombre negro al aparecer ebrio se me acerco y me grito:
- se te va enfermar ese chaval con la
tormenta, lo hubieras dejado en tu casa imbécil
Lo mire a los ojos y este al verme
claramente se santiguo tres veces y se perdió en la multitud
No le puse atención con lo que me
siguió murmurando hasta que le escuche las palabras “niño fantasma” me detuve a
analizar la situación, en este lugar no había un tan solo niño… rápidamente me puse
las gafas sobre mis ojos cerca de mi
agarrado de mi chaqueta estaba el pequeño Itza empapado por el agua, aunque no
parecía tener frio pero sus ojos denotaba tristeza y enfrente de mi estaba él;
no me gusto lo que vi, Drevon tenía una mirada de preocupación tan grande que
temí por Mekare, pero el a diferencia del pequeño príncipe, era apenas un
reflejo traslucido de su imagen y su voz apenas si podía escuchar lo que decía
- el mar… ayúdala… - y su cuerpo desapareció
transformándose en una luz de color rojo que se elevó por los aires en
dirección al océano y yo sin pensarlo le seguí en mi desesperación no me
importo los humanos aunque dudo que a mi velocidad me hubieran visto, volé tras
la luz y a la distancia pude verla; Mekare lloraba inconteniblemente, entraba
en el mar cuyas olas era fuertes pero no lo suficiente para poder arrástrala.
Baje en la playa lo suficientemente lejos
para que el viento, la lluvia y el océano se llevara el olor de su sangre, pero
si quería ayudarla tenía que acercarme más a ella, la luz roja se detuvo
tintineando a su alrededor y ella se detuvo, no tenía mucho tiempo, cerré mi
boca y contuve el aliento confiando que
la lluvia que se había vuelto una tempestad diluyera sus lágrimas me
coloque delante a ella pero no parecía estar consiente de mi presencia y
rápidamente me di un mordisco en la muñeca vertiendo mi sangre en su boca pero
esta vez no funciono. Mi herida se cerró y ella seguía en el mismo estado de
shock lo hice de nuevo una y otra vez
pero no funciono a la distancia en la playa el pequeño Itzá nos miraba con lágrimas en sus ojos mientras
que sentí el amanecer muy cerca tras de mi, que podía hacer ella quería
sepultarse en el océano, alejarse su cuerpo y su mente desaparecería, moriría, y
el sol saldría en unos minutos no supe que hacer no quería perderla
- lame una de sus lágrimas – escuche
la voz de Drevon en un susurro
- no puedo – le dije a la luz que estaba en su pecho y el en
respuesta tomando su forma original me grito tan fuerte como pudo
- HAZLO, YO TE PROTEGERÉ, LO JURO,
PERO HAZLO O LA PERDEREMOS PARA SIEMPRE
Cristóbal me había advertido de nunca
beber de su sangre ni una gota, igual Maharet y la misma Mekare, inclusive
Drevon, todas las criaturas que probaban su sangre acababan arrastrados por la
locura y la muerte, pero mi cuerpo avanzo un paso viendo como las lágrimas
escarlatas que salían incansablemente por sus ojos cerrados se diluían por las
olas salvajes y aun así escocían mi garganta de sed.
No entendía ¿por qué el que yo
hiciera semejante estupidez podría ayudarla? Que tenia de diferente de los
otros, pero el hombre que me veía con esos ojos tan vivos piensa que no habría
otra oportunidad y al parecer Itzá tampoco que nos miraba mientras sollozaba en
la orilla, sabía que para ella caer de nuevo en otra crisis sin Cristóbal cerca
era lo mismo que su muerte espiritual eso era lo que ellos creian, pero yo no, nunca
he creído en eso, pero si sabia, era que no volvería escuchar su voz en mi
cabeza diciendo mi nombre… me incline… solo una gota escarlata recorriendo su
mejía, mis colmillos crecían en mis encillas ansiando alcanzar el dulce y tibio
líquido, pero solo sería una gota, sola una… me acerque lo suficiente mente
rápido para evitar que una ola o la lluvia me la arrebataran para que mi lengua
acariciara su piel y que se quemara antes de poder sentirla resbalarse por mi
garganta…
>_<
- el hechicero nos podría engañar –
tercio el vampiro XXX
- el no es un hechicero, es un
shaman, no está en su naturaleza el engaño, o el poder dañarnos es muy joven, y
él nos llevara con ellos aunque no quiera, no puede darse el lujo de ser
caprichoso con todas las personas que están aquí le importan demasiado,
- pero está por amanecer va pasar un
día completo sin saber de ellos
- si lo se,
- y ese muchacho
- Santino para tu tranquilidad coloca unas guardias y
no insistas, al atardecer iremos por ellos
- muy bien le colocare guardias como
has dicho, que descanses
Los demás vampiro se habían alejado
cada uno a dormir durante el día exceptuando a Kayman quien se quedo con ella,
estaba muy preocupado
- Maharet no estas lista, para hacerlo - Kayman le dijo en tono de preocupación mientras
sujetaba sus manos entre las suyas
- no, pero no tengo opción
- ella no tiene control de sí misma y
lo que vi en los pensamientos de ese hombre, la actitud de Marius, sobre todo
ese espectro - sollozo ella mientras se
acurrucaba en los brazos de el – su silencio
- no digas eso, por favor, no tienes
que lastimarte de esta forma ni a ti ni a ella, tendrá que haber otra manera
- Otra manera, quería creerlo pero
ahora no lo se, ella no es la misma persona que conocimos Kayman, ella … ella,
no se que es… y esa cosa que esta con ella ese espíritu… espectro el controla
todas sus decisiones, él la ha cambiado
- todos hemos cambiado pero su cambio
no tiene que ser tal malo, Maharet
- es que tu no entiendes
- que no entiendo explícamelo
- en que se ha convertido ella, todo
por mi culpa, si no hubiera estado sola ella nunca hubiera sucumbido a… hacer
eso… nuestra madre no los advirtió que nosotras nunca… pero no importa yo lo
voy a arreglar aunque ella me odie por esto pero no puedo lo permitir, me
desharé de eso de una vez por todas
>_<
Era una sensación muy extraña, era
como estar dormido pero yo estaba despierto, muy despierto pero diferente, era
como estar rodeado de oscuridad y luz al mismo tiempo, estar y no estar allí…
no puedo explicar con palabras esto… mi cuerpo no me movía a mi voluntad pero
seguía siendo mío, mientras sosteníamos sus brazos que trataba de alejarse de
nosotros pero ella no era tan fuerte ahora, rápidamente nos pusimos detrás de
ella y la rodeamos encerrándola en un abrazo dejándola inmóvil, podía sentir el
calor dentro de mi interior, era agradable demasiado para provenir de él.
Escuche mi nombre en su voz mental
mientras nos miraba con esos ojos verdes que parecían sufrir angustia
interminable y sus lágrimas no cesaban, o fue un eco, pero eso no nos detuvo mi
boca beso sus hombros desnudos que resultaban refrescantes a mis labios hasta
su cuello sentí su cabello mojado rozándonos la cara mientras que mi lengua
sentía su piel empapada de agua de mar y lluvia sabia tan dulce… y mis dientes habían
encontrado su objetivo ese manantial indomable de tristeza poder y
oscuridad
Su resistencia empezaba a ceder luego
de los primeros sorbos, se había rendido a nuestra voluntad, mientras que nuestros
sentidos comenzaron a enloquecer sentíamos todo y nada a nuestro alrededor, pero
el estar con ella hacia que ambos perdiéramos la cabeza la estrujáramos más y
más perdiéndonos en la pasión que nos hacía sentir, mientras que nuestro cuerpo
se llenaba del éxtasis de su sangre milenaria y el suyo de la mía, nos
entregábamos completamente sin reservas, por un instante parecíamos partes de
una mismo ser, las imágenes en mi cabeza eran borrosas, preferimos dejarnos guiar
por el instinto y sumergirnos en sus brazos y en sus labios, pero cuando mi
cuerpo se sintió pesado tanto que me deje caer con ella en la arena, ambos
queríamos seguir acariciándola pero los brazos pesaban toneladas.
Ella nos miró con preocupación y rogo
a Drevon que era suficiente que se detuviera ya
- no importa déjame que llegue hasta
el límite – hable, pero no eran mis palabras - solo uno más, uno más, esposa
mía dame un beso más ahora que ya he
quemado tu desesperación déjame ahora embriagarme de ti
- Vas a desaparecer
- tonta, no lo hare nunca, siempre
estaré allí para ti, aclara tus ideas y decide que rumbo tomar sin importa cuál
sea yo lo aceptare
Sentí sus labios sobre los míos
dándome recios besos de fuego que eran como el batir del mar embravecido contra
las costa, en contra de mi voluntad y la de él nos desvanecimos cuando el sol se
habría paso entre las nubes de lluvia.