Feliz Año a Todos y gomenasai por no actualizar a Voces en El Silencio pero empezamos con pie derecho este 2013 y continuamos con el Cap. 8 disfrutenlo leyendo como yo lo disfrute haciendolo
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Voces en el Silencio
Tres personas y dos enormes canes esperaban al que se
había ido hace muchas horas a la gran
ciudad Río de Janeiro para “preparar” según él, un lugar cómodo donde vivir,
Mekare parecía no percatarse de la espera ya que retozaba alegremente con las
dos bestias que estaban felices de jugar con ella; Teresa y Cristóbal sentados
uno a lado del otro cada uno perdido en sus pensamientos: la jovencita de ojos
pardos esperaba que el viaje no fuera largo para regresar lo mas pronto posible
a su querido hogar con su esposo y tener la familia que tanto deseaban.
- pero sin importar cualquier cosa – pensó ella
mientras miraba un poco temerosa a Mekare que reía en silencio esquivando las
mordidas cariñosas de Nerón y Canelo, que bien pudieran arrancar la cabeza a
cualquiera menos a su familia – yo estaré junto a Cristóbal.
Mientras que él, con su continuo golpeteo con los
pies mostraba su ansiedad por la larga espera, deseaba poder conocer nuevas
cosas, lugares y personas, tener nuevas experiencias, descubrir un mundo nuevo
e interesante, ya que su padre siempre había hecho todo lo posible por alejarlo
de la inmensidad de las ciudades. Ya no pudiendo mas se levanto intempestivamente
sacando de sus pensamientos a su esposa
- ¡Falta poco para que amanezca y Marius no llega! –
dijo alzando la voz un poco.
Su esposa sonrió tímidamente, mientras que Mekare no
pareció percatarse de su infortunio, siguiendo con el juego “muérdeme si
puedes”
En el acto, indignado, se fue a reclamarle su falta
de interés y se puso justo en medio del fuego cruzado de zarpazos y mordidas
antes de que alguno lo alcanzara, los animales se detuvieron sumisamente,
mientras él con fuerte voz
- se que usted puede, sabe donde está, dígame si ya
viene
Ella le miro interesada al fin pero solo le sonrió y
le dio un beso en la frente, su enojo paso a ser fracaso y luego vergüenza; así que derrotado
volvió a sentarse al lado de su esposa Teresa quien tomo una de sus manos entre
las suyas.
Instantes después Marius apareció en medio del
follaje y con su característica caballerosidad
- Me disculpo por la tardanza.
.______.
Antonio Menjivar, hombre de mediana estatura un
tanto corpulento de cabello oscuro y rizado y siempre desordenado por más que
lo peinara siempre quedaba igual, su piel era tostada por nacimiento un suspiro
salio de su boca.
El tráfico era horrendo en la populosa ciudad,
cualquiera que fuera un extranjero creería que no habría embotelamiento a las cuatro de la mañana, pero
Río era Río.
Aunque su suspiro no fue por este retrazo, tenía la
certeza de llegar antes de que saliera el sol al “caserón” como todos le
llamaban a la antiquísima mansión
Peralta, no quería quedar mal con el nuevo patrón que le pidió de ser posible
llegar antes de la salida del sol a su nuevo hogar.
Unas risas provinieron de la parte posterior de la
limosina hicieron que regresara de sus pensamientos, al mismo tiempo que la
fila avanzaba mientras conducía podía
escucharlos charlando y verlos por el retrovisor, ya que ninguno había cerrado
la ventanilla que separa al conductor de los pasajeros: el jovenzuelo trigueño,
Cristóbal, recordó su nombre con suma facilidad; parecía estar interesadísimo
mirando por las ventanas aquella ola de humanidad interminable que caminaba por
las aceras y su “esposa” muy tímida, igual o mas joven que el, Teresa era el
nombre de la jovencita parecía compartir
a medias su emoción, mientras los perros monstruosos echados en los asientos
frontales ocupaban casi todo el espacio parecían dormitar, igual que la dama de
cabello rojo que era tan blanca como el Sr. Romanus quien la observaba con
ternura mientras dormía en sus brazos.
Al verlos de nuevo la primera impresión seguía allí,
todos eran extraños de alguna manera.
Para la media noche un escándalo hizo despertarlo a
el y a su familia, el Sr. Romanus llego sin aviso a la gran casa junto con un abogado a tomar posesión de
la caserona, No podía dudar de su rareza comenzando con su apariencia: alto,
rubio a pesar de llevar ropa gastada y sucia parecía muy elegante aunque
extremadamente pálido pero no creía que estuviera enfermo, es un hombre gentil,
aunque a él le recorrió un extraño escalofrió cuando él le miró a los ojos,
además escucho que él había cerrado el
trato en 20 minutos tiempo en el cual había podido ver la casa, había revisado cada lugar de la propiedad que era
extensa quedando satisfecho de los jardines, del bosque de los riachuelos y de
sus ocupantes: su familia misma, su esposa y su hijo; quienes habían cuidado la
casa desde hace mucho tiempo, se complació que fuera una familia quien siguiera
ejerciendo los mismo servicios siendo muy generoso con la oferta pago para el y
su esposa, pidiendo en ese mismo instante un sin fin de cosas al abogado, justo
cuando salían después de cuarenta y cinco minutos ya venían varios camiones
dejando todo tipo de cosas;
- es sorpréndete lo que alguien con dinero puede
hacer – pensó Antonio – solo espero que dure – otros suspiro salio de el.
Por fin dejaron la ciudad y tomaron otra autopista
para luego llegar a un camino apartado lleno de un verdor no tan salvaje sino
urbano, Antonio paro el auto frente a una gran puerta de metal un poco corroída
por los años pero aun muy firme, se bajo con un poco de esfuerzo empujo la
pesadas puertas que rechinaron por el movimiento e hizo avanzar el auto por una
calle de tierra, la caserona había sido una enorme hacienda poco después detuvo el auto frente a una inmensa casa
color blanco tipo colonial.
Cristóbal abrió las puertas y sus ocupantes bajaron
y pudieron observar su nuevo hogar,
- Era una gran hacienda de café y algodón en la
época de la colonia portuguesa – dijo Marius
Aun conservaba su estilo imperial muros altos,
molduras de formas lineales y sin mucho color pero con una connotación de
detalle.
- Marius quien es toda esta gente – pregunto
Cristóbal debido a un gentío que entraba y salía de la casa todos urgidos y
concentrados por hacer su trabajo, solo mirándoles de reojos para no atrasarse
- están dejando la casa en condiciones habitables – dijo
muy naturalmente Marius mientras avanzaba hacia la puerta de la casa con Mekare
en brazos en medio de ese gentío
- ¿habitable? , aja – dijo Cristóbal irónicamente
conociendo el estilo fastuoso de Marius
para todas sus posesiones.
De la cantidad de gente que estaba allí unos aseaban
otros arreglaban desperfectos otros tantos que podaban los jardines, arreglaban
la luz, en fin parecía un hormiguero de movimiento
Antonio pensó que era como un cuento, ya que la
gente parecían un ejército de nomos trabajando en la noche para que quedara
todo listo en la mañana.
Entraron a una estancia enorme llena de ventanales
que acababan de ser sustituidos y eran limpiados por 4 hombres en caleras
adentro y otros por la parte de afuera de la casa, los pisos siendo pulidos por
maquinas, frente a ellos una escalinata de granito que se extendía en dos
vertientes dirigiéndose a las dos alas de la casa y al segundo y tercer piso
- buenas noches – dijo una mujer muy guapa, de baja
estatura y contextura gruesa de cabello negro y ojos oscuros casi negros su
piel era blanca aunque estaba tostada por el sol del trópico vestía un traje
floreado y un delantal impecablemente blanco
- buenas noches Mercedes – dijo Marius
Cristóbal le saludo muy alegremente tomándola de las
manos diciéndole su nombre y su apellido también le presento muy orgullosamente
a Teresa como su esposa quien le saludo con su típica sonrisa.
Mercedes a diferencia de su esposo Antonio, no
reacciono confundida ante la presentación de los nuevos dueños de la Caserona o
al hecho de que todos llevaran harapos, o a las enormes perros que estaban a la
expectativa, o que uno de ellos estuviera inconsciente, sino con suma naturalidad y dulzura
- mucho gusto en conocerlos – mi nombres en Mercedes
de Menjivar, todos me llaman Meche, estoy a sus ordenes – en seguida se dirigió
a Marius – dos de las habitaciones están
listas y el sótano han dejado la caja No. 42, como solicitó, aunque las cortinas
no han llegado aun, así que hice colocar
algunas en las habitaciones para que descansen, tengo comida preparada por si
tienen hambre.
- gracias Mercedes – agradeció Marius – Antonio asegúrate
que esté todo en orden para el atardecer
- si señor
- Teresa y Cristóbal coman – continuo Marius
- por favor síganme – les indico Meche a los
jovencitos
Cristóbal parecida reacio a seguirla echando una
mirada preocupada a Mekare, pero, Teresa le tomo de la mano.
Marius subió por las escaleras en el tercer piso, ya
sin gente, fue un pasillo por el cual grandes ventanales de vidrio sin cortinas
mostraban siluetas extrañas por la luz de los reflectores que iluminaba a los
trabajadores, a pesar de la fría madrugada y de la neblina que comenzaba a
espesarse, los dos canes le seguían con
paso lento a Marius observando y viendo todo a su alrededor muy curiosos y
emocionados reconociendo su nuevo territorio.
Con su mente abrió las puerta mostrando una hermosa
y espaciosa habitación circular iluminada con una tenue luz de candelabros muy
elaborados brillantes acabados de pulir que caían desde el techo de madera a
través de una cadena antigua, el piso también de madera real, le habían
devuelto el color rojo majestuoso pudiendo divisarse las intrincadas formas de
sus elaborados patrones geométricos, sonrió pensando que a Mekare le gustarían,
una brisa helada entro por la gran puerta que daban a un balcón por el cual se podía
divisar parte de la finca y el bosque, en el centro de la aposento un enorme
lecho de sabanas blancas de seda y almohadones de plumas esperaban a la que
dormía, era el único mueble que había en la habitación, allí con cuidado como
si ella fuera a romperse el la recostó, lamento alejar ese tibio y delicado
cuerpo de si.
Canelo y Nerón uno a cada lado de la cama se echaron
a dormir, mientras Marius sin alejarse de la cama con su mente cerro las
puertas de la habitación y del balcón corrió las cortinas ya que el cielo al
fondo comenzaba a tomar un color rosado.
Mekare se movió acomodándose mejor en la cama,
Marius dibujo una sonrisa en su rostro ante este pequeño gesto, él sabia que cuando
uno de los suyos dormía quedaba muy tieso como una viga, pero Mekare era la
acepción a la regla de casi todo lo que conocía.
Al verla así, dormida en medio de las sabanas, tan
tranquila y bella, a la mente de Marius regreso esas imágenes del sueño que lo habían
estado visitando, o seria una visión, no podía confirmarlo con Cristóbal ya que
se escandalizaría, hasta podía oír el sermón que le daría es que era un
puritano sin remedio… y a ella, que diría ella si le dijera lo que había visto
y sentido… lo rechazaría
Se acerco mas a ella, extendiendo sus manos hacia su
rostro casi sin tocarlo pudo sentir el placentero calor que emanaba de su piel,
pero vislumbro en su rostro de marfil una sombra de angustia, él se sentó a su
lado y tomo su mano entre las suyas esperando que eso aliviara su padecer, al
menos trato de convencerse así mismo pero después lo que pareció surtir efecto
en un tiempo que no calculo, sus ojos comenzaba a sentirse pesados, el sol ya
había salido, a pesar de que su habitación no estaba lista, lo estaba el sótano
tendría el tiempo suficiente para llegar y cerrar la habitación para que ningún
humano curioso pudiera abrirla, aunque
su exquisita tibieza agradara la piel de Marius decidió soltarse antes de que
el pudibundo de Cristóbal entrara, pero…
Cuando levanto la mirada Cristóbal estaba allí
observando desde la puerta
- debe tener pesadillas- le comento Marius
- no lo creo – dijo Cristóbal caminando hacia ellos,
observo los pedestales de la cama y sacando de su morral el cuchillo de plata comenzó
a elaborar símbolos en cada uno de los pedestales de la cama – según se, ustedes
no sueñan.
- parecía que…
- eso no son sueños, son recuerdos, recuerdos posiblemente
no muy gratos… como los que nos contó ese hombre… cosas que creo que ella desea
olvidar pero no puede o tal vez no quiere, pero esto le ayudara – dijo
terminando el ultimo símbolo.
- ya puede soltarla Marius, no creo que sea correcto
que…
- hay un pequeño problema – contesto Marius con una sugerente
sonrisa – ella me ha tomado muy fuerte y no puedo soltarme.
- Esta bromeando, verdad!!
- no
- lo hizo a propósito, sabe que a ella le gusta
aferrarse de las cosas cuando duerme – un suspiro quejumbroso salio de su boca
- será mejor que llame al señor Antonio para que venga a sellar las ventanas, si
no queremos que se convierta en barbacoa si un pequeño viendo entra – dijo un
tanto indignado
- prometo no hacerle nada
- ja como si pudiera mantenerse despierto de día, y no
creo que Drevon lo permita, o a caso se le olvido que celoso es
Marius sonrió dejando entrever sus blancos dientes
Mientras el chico y el sr. Antonio cerraban muy bien
las ventanas Marius comenzó a tener mas sueño dejándose caer a lado de Mekare,
el sol debía empezar a tomar lo alto del cielo
- desde cuando están casados – pregunto curioso
Antonio entre susurros a un malhumorado Cristóbal mientras colocaban el último
tablón.
- ¡El no es su esposo! – Aclaro él molesto – si lo
fuera no habría problema pero ella no esta en condiciones de enamorarse y menos
de alguien tan libertino como el.
- me refería a ti – dijo Antonio
- haaaa, yo, bueno… este fue… hace ocho meses
- te la robaste – dijo el en tono juguetón
- ¡por su puesto que no!
El hombre río, pero se detuvo volviendo la mirada a
los dos que ocupaban la cama
- no se preocupe por ellos, tiene el sueño de los difuntos
.______.
Podía oír la voz del viento chocando en las hojas
estas contestando a su provocación; en su piel una sensación extraña que creía
recordar, abrió sus ojos; débiles y
hermosos rayos de sol le tocaban su blanca piel haciéndola relucir de manera
antinatural como si fuera una gema, la luz se filtraban a través de un techo de
hojas llameantes, se sentó, estaba rodeado de un alfombra de hojas en un sin
fin de colores, sintió un cosquilleo en una de sus manos un insecto extraño subía
por ella, lo sacudió y salio volando en un zumbido, no reconoció el lugar, a la
distancia con sus sensibles oídos aprecio unas risas, al parecer de niños, así
que camino un poco entre lo enormes árboles que parecían llegar hasta el cielo.
Mekare descansaba a la sombra del árbol que marcaba
el final del hermoso bosque para mostrar una sabana verde sin fin, se sentó a
su lado a contemplar el paisaje.
- Marius, que haces aquí – pregunto ella, con una
suave voz sin abrir los ojos
Marius la contemplo
saboreando el sonido de su voz
- no tengo la mas mínima idea – contesto el mientras
alzaba la vista el cielo que se oscurecía y frente de si a su amada Roma
aparecía como niebla
Ella se levanto y camino unos pasos, y sonriendo
- una ciudad – dijo mientras lazaba la mano y la
observaba - no me gusta
- mi ciudad – exclamo Marius maravillado levantándose
para poder apreciarla mejor y en un segundo estaba en su balcón donde podía ver
panorámicamente la ciudad, abajo la gente iba y venia por la callejuela
empedrada en una noche iluminada por antorchas.
Ella río abiertamente
- Roma
- si, este sueño me agrada
Ella volvió a reír
- los vampiros no soñamos
- Roma mi ciudad fue destruida y usted no… –
- tienes razón estoy hablándote a pesar que no tengo
lengua pero no por eso tiene que ser un sueño – dijo ella mientras cerraba los
ojos levantando su mano derecha – estas estrechándome la mano – pregunto con
una nota cómica en su voz
- si – dijo Marius – no pude soltarme después y me
quede dormido a su lado
- hago eso a veces, quisiera ver la cara de Cristóbal
a eso, debe estar escandalizado, porque lo molestas así – quiso saber ella
mientras se sentaba en el diván favorito de Marius que estaba en su habitación
- no lo se, me gusta verlo enfadado por detalles tan
pequeños me deleita la postura de hombre maduro que pone siendo solo un chiquillo
- si es un niño
Un minuto de silencio invadió la habitación y sonidos
de la ciudad y de la casa se hicieron evidentes mientras Marius miraba a los
profundos ojos verdes de la mujer que estaba frente a él como nunca antes, el
rastro de tristeza había desaparecido en su lugar sus ojos verdes brillaban con
mas intensidad si eso era posible y expresión era tan diferente sin inhibiciones
sin precauciones.
- porque no me muestras tu casa - le interrumpió Mekare mientras lo tomo de
la mano, su piel se erizo por el tibio contacto de su piel, ella lo condujo por
las escaleras allí en el salón principal estaban sus convidados en fiesta
bebiendo vino y comiendo de las grandes mesas y hablando de política,
filosofía, arte, había tanta gente que debía tener cuidado pasar entre sus
cuerpos calientes sin tener que lastimarlos, ella se detuvo frente a una de las
paredes que estaban decoradas por las ninfas y diosas que Marius había pintado
con la única imagen de Pandora
- es hermosa
- me falta técnica al plasmar las imágenes – dijo el
en tono critico
Ella le miro arqueando una ceja
- la técnica no tiene nada que ver, solo es hermoso por
el sentimiento con el que creaste
Quiso preguntar como lo sabia
- ¡Marius! - Le grito un hombre regordete, bajito y
sin mucho pelo ya con una copa de vino en las manos – el sabio artista dime
quien es la bella mujer que te acompaña
- puedes verme Cayo
- ja, solo estoy un poco ebrio pero no ciego para
poder apreciar a mujeres hermosas – contestó a la pregunta de Marius mientras
le guiñó el ojo a Mekare.
Ella lo ignoro y soltándole se condujo a través de
la gente
Marius se quedo platicando con el viejo que a el
tanto le gustaba hablar en aquellos tiempos, pero en este momento deseo que lo
dejara tranquilo, había sido un legislador como él; mientras discutían sobre
cosas si importancia puso escuchar sus pensamientos con toda claridad tanto
como si estuviera realmente frente a el pero como era posible, antes había
viajado a su doloroso pasado junto a Mekare pero no había podido interactuar
con la gente pero esta vez si, podía escuchar los pensamientos de cada uno, una
expresión de perplejidad lo puso en evidencia frente a Cayo
- Marius – me estas escuchando
- si claro, me disculpas un momento
- OH!!! La mujer hermosa, por su puesto – dijo el
guiñándole el ojo.
- Esto no esta pasando - dijo el sentándose en uno
de los bancos de granito debajo de un manzano afuera de la casa en el jardín
Mekare observo uno de los frutos colgando lo tomo y
lo partió por la mitad
- pruébalo – le incito ella
- no me explicará lo que sucede – rechazando el
alimento imposible de comer para ellos
- no me gusta que me preguntes estupideces, porque
no lo pruebas
- porque no puedo – contesto el secamente
Ella se rió a carcajadas a sus costillas aun ahogada
en risa a su mitad le dio un mordisco;
Marius puso sentir el olor de la fruta al ser masticada por ella y oía como sus
dientes molían hasta dejar una pulpa
para luego tragarla, siempre que Amadeo y sus discípulos comían, a el le
gustaba observarlos
- deliciosamente jugosa – dijo ella complacida
- que hace…- no pudo terminar porque Mekare le metió
un trozo de manzana en su boca.
No era la primera vez que Marius después de ser
vampiro había probado algún liquido o platillo que cuando era humano le gustaba
comer, pero siempre mucho antes de ponerlo en su boca su cuerpo sentía
repulsión, cuando al fin podía pasar el desagradable sabor, era expulsando
violentamente por su cuerpo y mente, dejando resabios molestos por semanas
incluso meses recordándole que no había mas alimento que la sangre para el.
Pero esta vez… su lengua podía sentir el
dulce sabor de la fruta
- mastica – dijo ella – o lo has olvidado
El mastico sintiendo como la fruta de convertía en masa
dejando en su boca delicioso sabor dulce que se esparcía por su lengua para
después bajar por su garganta hasta su estomago
- no es un sueño
- eso sonó como a una afirmación mas que a pregunta
- dijo Mekare - que deduces de esta pequeña y deliciosa experiencia – mientras
terminaba de comer la fruta y caminaba hacia una fuente que adornaba esa parte
del vergel
El se levanto miro al cielo estrellado y escucho con
atención a la gente que reía dentro de la casa
- si no es un sueño y no es el pasado pero están
real, los olores, sabores, la gente sus pensamientos; - dijo el cerrando los ojos
- pero es imposible Cayo nunca le conoció, como pudo verla, soy un inmortal que
solo puedo beber sangre para alimentarse pero…
- pero, sigue ibas muy bien,
- desde que le conozco, mi razón, mi lógica, mis
conocimiento de todo, no sirven para nada ni siquiera para explicar esto, como
espera que pueda encontrar la respuesta – dijo el sentándose de nuevo vencido.
Ella se acerco y se arrodillo frente a el, pasando
su mano por su cabello rubio y luego puso sus manos en sus mejillas
- puedes sentir eso
- me disculpo no quise decir eso, yo no estoy…
- lo se, tiendes a dejarte llevar por impulsos
cuando estas enojado, pero a pesar de eso siempre dices la verdad, no te
preocupes por mis sentimientos, soy lo bastante vieja para tener paciencia con
los arrebatos de los demás
Marius sintió sonrojarse por primera vez de lo que
podía recordar, lo que hizo enojarse mas
- contestará mi pregunta
Ella se levanto con un suspiro de frustración un
viento los tocó dejando de nuevo el lugar de donde había partido, de día debajo del gran árbol, a lo lejos, dos
pequeñas niñas idénticas de cabello rojo y ojos verdes corrían en la llanura.
- Mekare espérame no me dejes – dijo al borde de las
lagrimas la que venia muy atrás cuando se tropezó cayendo aparatosamente,
comenzando a llorar tocándose un raspón en su rodilla
Al instante la niña que iba al frente se dio la
vuelta y dejándose caer cerca de su hermana le enjaguo las lágrimas con su largo
cabello y comenzó a soplar con ternura la magulladura
- deja de llorar Maharet, que no es la gran cosa.
- es que tu siempre me dejas atrás
- no es cierto, es que eres muy lenta
La pequeña Maharet comenzó a llorar más
desconsoladamente que antes…
- tu sabes mejor que nadie que desde ese día tengo una
conexión con cada vampiro del mundo, pero contigo es mas fuerte – dijo ella
mientras las niñas se contentaban –
porque tu tienes algo mío en tu interior, cuando te me acercas y abres tu
conciencia de esta forma no puedes evitar entrar o salir de mi conciencia, yo
tampoco de la tuya…
- conciencia… - repitió él en un murmullo
- alma, mente como quieras decirle
- prométeme Mekare que no me vas a dejar otra vez –
dijo Maharet muy enojada aun con lagrimas en sus ojos
- esta bien te lo prometo, pero ya no llores o mamá
me regañara otra vez por tu culpa.
- esta es tu
conciencia, tu mente
Ella sonrío, se acerco a las niñas, su yo pequeña
desapareció siendo ella quien abrazaba a la pequeña Maharet
Puede ser el pasado, presente y futuro, verdad o
mentira puede ser lo que tu quieras es tu universo sostenido por conciencia y
es tan real como tu quieras que sea, basada en tus conocimientos, experiencias
y deseos.
En el prado a la distancia se podían ver al eterno
joven de cabellos rojos, platicando alegremente con una bella mujer de cabellos
pardos
- ahora entiendo porque no te gusta dormir. – dijo
el bajando la mirada
Ella tomo su mano entre las suyas y le miro
tiernamente
- algo tan fácil y tan imposible de obtener para
nosotros, somos un par de tontos, no crees
El miro a través de esos ojos verdes y dejando a
tras cualquier cuidado quiso…
-MARIUS TU MANO – Grito Mekare
.______.
- ¿CÓMO TE ATREVISTE A LASTIMARLO? – le grito con
mucho rencor Teresa a Cristóbal
- el invadio
tu CUERPO ENTRANDO A TU conciencia MIENTRAS DORMIAS – grito Cristóbal
con voz mas potente lleno de coraje – TE
PARECE POCO EL ULTRAJE
- NO FUE SU CULPA, EL NO PUEDE CONTROLAR EL VÍNCULO
QUE TIENE CONMIGO
- JA!!! CLARO Y ESPERAS QUE ME COMA ESE CUENTO,
TIENE DOS MIL AÑOS, Y DICES QUE NO TIENE CONTROL!!! Y LA DICHOSO VÍNCULO NO ES
MAS QUE LA LUJURIA QUE LE PROVOCAS
- QUIEN LO DICE: TU Y TUS ESTUPIDOS CELOS
- NO, ES LA VERDAD HASTA ESTE CHICO LO RECONOCE –
dijo apuntándose a así mismo
- NO METAS A CRISTOBAL EN ESTO, QUE TAMBIEN…
- ESO NO ES CIERTO – le interrumpió el acercándose a
ella- FUE UN ACCIDENTE Y NO TUBE NADA QUE VER, ADEMÁS ESE VAMPIRO NO MORIRA POR
UNA MISERA QUEMADA EN SU MANO SI HUBIERA QUERIDO MATARLO YA LO HUBIERA HECHO…
Marius miró el vendaje que tenia en su mano derecha
mientras colocaba un libro en el librero, podía escuchar perfectamente los
gritos que se estaban lanzado Mekare y Drevon como si estuviera frente a ellos,
pero ellos estaban en el tercer piso mientras que el estaba el la biblioteca a
puertas cerradas, desde hacia ya media hora, no es que sintiera culpable o que
realmente le molestara que Drevon hubiera atentado contra su vida, porque según
supo al momento de despertar un pequeño rayo de luz solar había entrado a la
habitación por un pequeño agujero hecho en la ventana y la cortina tocado su
mano derecha la mano que sostenía Mekare haciendo una enorme llaga en su piel,
no, no era eso lo que le molestaba en ese momento.
- SI TANTO TE MOLESTA PORQUE
- PORQUE, QUE
- TE PARECIO GRACIOSO O ES QUE TE GUSTA MOLESTARME
- SIGUES SIENDO UNA MOCOSA PETULANTE
- Y TU UN BARBARO SIN CEREBRO..
Hubo silencio después de esto…
- Mekare estas bien – pregunto Cristóbal mientras Teresa
se sentaba en la orilla de la cama vencida por una fuerza invisible atrás de
ella el cuerpo vació de Mekare descansaba
- No, no lo estoy… ¿Por qué me haces esto Drevon?
- no te hecho daño - dijo el en tono de
disculpa
- si lo haces…
- no se a que te refieres
Una sonrisa sarcástica se formo en el rostro de la
joven
- de todos los posibles candidatos que mi hermana
pudiera escoger para esta empresa tu decidiste a Marius y ahora te enfadas, le
atacas porque me siento cómoda a su lado, confiada…
- eso es porque el se parece a mi – termino la frase
con tono frío Cristóbal – sabia que solo podrías confiar en mi.
- eres conciente de la situación que me pones a mi y
a el
- lo lamento, pero en ese momento me pareció lo
mejor para ti
No hubo respuesta solo silencio
El se arrodillo frente a ella tomo sus manos entre las suyas y las beso
con ternura
- porque me amas, porque te amo, lo siento perdí lo estribos como
siempre
- no vuelvas a lastimarlo en ninguna forma
- es una orden mi hechicera
- si, es tu culpa el que él este aquí y no intentando regresar con las
personas que ama, así que trátalo con respeto
- lo que tu quieras – contesto haciendo que su mano
acariciara el rostro de la jovencita atrayéndola hacia su rostro y le beso con pasión
siendo correspondido de la misma forma aunque solo fueran unos segundos porque
de inmediato los chicos se separaron de un brinco dejando sus rostro colorados,
a sus espaldas Mekare se levantaba de la cama y con velocidad asombrosa salio
de la habitación dejándoles solos.
- Esta todo
bien – pregunto Marius a Mekare mientras el la miraba bajar por la escalera aun
llevaba la ropa que le habían dado los aldeanos, había negado vestirse
diferente, peor, aun así ella se veía hermosa - todo bien – le comunico ella su
mente
Pudo notar que sus dedos tocaban disimuladamente sus
labios mientras sus ojos parecían apagados, se preguntaba donde estaba la luz
que emanaban de sus ojos había regresado la tristeza
- ha prometido no molestarte mas – dijo
- no era necesario
- si que lo es, no quiero que te lastime – termino
mientras se dirigía al puerta principal
- quiere que la acompañe - pegunto él no quería
dejarla sola con su angustia
- no Marius, gracias.
- hay algo
que quiero decirle
- no es el momento, prefiero estar sola necesito un
poco de viento frío
- es importante insistió el
Ella se dio la vuelta mientras Cristóbal los alcanzo
parecía aun poco aturdido y aun un colorado
- Arreglo todo con el tipo
- Lo siento mucho Cristóbal, debí evitar que el..
- Noooo. Bueno eso… no importa… este solo quería
saber si
- parece que llegaron a un acuerdo – intervino fríamente
Marius
- que bueno
Hubo un silencio molesto en el lugar acompañado de
un viento frío que abrió una de las ventanas cerradas
- vaya este lugar si que es interesante - dijo el Cristóbal de siempre, pero Mekare ya
no estaba
- ni lo
piense, Marius es mejor dejarla sola de vez en cuando
- fue tu
primer beso – Pregunto Marius a Cristóbal con un tono agrio y cómico a la vez
- no se a que se refiere – se defendió mientras los
colores subían a su rostro de nuevo
- espero que como buen caballero que eres, hayas
dejado contenta a la dama
- hayyh con usted no se puede hablar – dijo el
caminando enojado hacia la biblioteca cerrándola de un portazo.
Marius pareció divertido pero su sonrisa desapareció
muy rápido
- Señor Marius – le llamo Meche – tiene una llamada de la Señora Maharet
- Gracias Mercedes la tomare en el estudio
Meche regreso a la cocina en la mesa estaba su
pequeño Luís y su esposo cenando
- ja esos chiquillos si que tuvieron una rabieta de
enamorados, si hasta aquí se les escuchaba
- Mamá ya no tengo hambre – dijo el pequeño Luís
alejando el plato de si puedo ir a jugar, todavía es temprano – dijo el
mientras su madre lo miraba un tanto contrariada
- esta bien pero no quiero que andes lejos, te
quiero aquí en media hora – le indico mientras le acomodaba una pequeño
medallón de madera en la muñeca de la mano
El niño se fue feliz como un rayo por la puerta que
conducía al jardín llenado consigo una una pelota de fútbol
- haaa, como si no tuvieras curiosidad a ver dime la
verdad que son los patrones mas extraños que hemos tenido - dijo casi entre susurros
como si las paredes escucharan - los señores Marius y Mekare durmieron casi
tres días cuando llegaron y casi se incendian su cama no te parece extraño y no
me refiero al incendio porque ambos sabemos lo que pudo ocurrir, sino a la
reaccion de todos ellos, no les pareció raro que su cama sufriera una
combustión espontánea
- deja de parlotear Antonio que no es de nuestra
incumbencia – le reprocho Meche pero el la ignoro
- pero lo que me parece interesante es la dama
pelirroja siempre parece distraída y ni pío dice además parece no querer vestir
lo que el señor Marius le compra y ni zapatos usa
- Vasta ya Antonio – le reprocho ella con enojo – a
caso eres bobo, ella no habla porque no puede y con respecto a lo otro son
cosas de ellos y nada mas
- lo siento
no sabia, fue solo un comentario… - dijo el un poco apenado – pero creo que
ellos si van a durar en esta casa tal vez les sienta bien, dueños extraños para
una Caserona embrujada –
rió Antonio a viva voz, pero a Mercedes no le hizo
gracia este comentario.
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