jueves, 30 de mayo de 2013

Cap. X - Beso 1ra parte

Voces en el Silencio

A eso llevan la existencia de 7 a mil años, desaparecer frente a nosotros y eliminar por completo su presencia de nuestra percepción, había pasado más de una hora de infructuosa búsqueda    

- aun no puedes encontrarla – engroso la voz Maharet
- no puedo ver por donde se fue, porque ella no veía por donde iba – contesto en tono de preocupación Cristóbal mientras yo lo llevaba por los cielos - pero ahora no puedo sentirla pero si a Tiaho al parecer esta vivo pero muy débil – dijo Cristóbal en un susurro
- Es que acaso esas criaturas iban a asesinar al anciano – pregunte incrédulo sabia que el sabia defenderse no veía la razón por que ella reacciono así  
- tal vez, pero no tengo idea como lo encontraron, Tiaho es muy huraño por naturaleza
- no entiendo, ¿porque ella reacciono así? – Pregunto Maharet al igual que yo no reconciliaba la idea de que a ella le interesara tanto en el anciano chaman
- no es por don Tiaho, susurro Cristóbal - ella no se arriesgara a perder algo mas de…
- ese hombre – termino la frase a mi lado Maharet apretando la mandíbula y no por el viento.

- ya estamos cerca – se encrespo en mis brazos el jovencito cuando sobrevolábamos un área de selva tupida descendimos y grande fue nuestra sorpresa al encontrar una pequeña cabaña de juncos rodeada un lugar teñido con sangre fétida el piso eran rastros de miembros y partes de Gohuls.

Cuando intentamos entrar en la triste covacha, el hombrecillo se tenso dando un lamento al vernos entrar por la entrada frontal que ser demolida.
- cállate- dijo una voz temblorosa el anciano chaman – si serás cobarde
- somos nosotros le grito Cristóbal tratando de calmar el ambiente  
- si lo sé mocoso y con esos dos demonios que traes contigo, pensé que ya me había librado de todos ustedes – escupió el anciano tratando de levantarse del piso donde estaba tendido sus ojos sangrantes y su cuello también…

- ella fue…- no logro terminar Cristóbal al verlo en tan penosa situación  
- si ella, el peor de los monstruos, afortunadamente no morí y doy gracias que se fue y se llevo su maldición con ella.

No pude evitar sentirme enojado por sus palabras, salí de la choza ya que el viejo que no tenía información vital nada más que el ataque, tan débil estaba que pude ver a través de sus pensamientos y no hubo nada de ayuda en ellos, afuera en los restos de aquellas criaturas me preocupaba que ella pudiera haberlos mordido, era poco probable ya que si dejo vivo al anciano tendría la mente lucida pero ahora, esa era la pregunta, que estaría pasando ahora ella, dolor, incertidumbre… un atisbo de esperanza se produjo en mi al contemplar el follaje frente a mi, me la imagine pasando a través de el, se que ella carecía de un olor en particular pero esta vez ella tenia impregnado la sangre de Tiaho en su cuerpo; cuando ella se alimentaba de mi, su olor era como el mío, así que con los humanos debería ser igual.

Respire hondo y profundo, sentí un delicado olor era su esencia devorando el olor del viejo; camine despacio por temor de perderlo, siguiéndola través de los árboles, no había avanzado mucho cuando encontré partes del vestido de seda blanco que vestía esta mañana estaba sucio de la sangre de esas criaturas lo tome estrujándolo en mi mano mientras caminaba por los arboles de mi alrededor estaban dañados, ella era muy precavida con su rastro, mi corazón latió con fuerza al caer en la suposición de que ella estaría ciega temporalmente, desorientada, camine más rápido y llegue a una pendiente la luna apenas se asomaba por el horizonte frente a mi, abajo en lo profundo escondido entre la espesura se escuchaba un riachuelo… y la vi, Mekare descendiendo por la pendiente como una sombra sin problemas hasta alcanzar el fondo
Suspire, de alivio tal vez, ella estaba en su elemento lo salvaje, lo indómito…

- Marius – escuche mi nombre tras de mí, volteé era Maharet que me miraba extrañada por mi comportamiento, me había hablado varias veces sin que yo pudiera darme cuenta de su presencia.   

- que te sucede, encontraste el rastro de mi hermana –  pregunto mientras veía como sostenía en mi mano el fragmento del vestido perteneciente a Mekare, fue un atisbo de hace unos minutos atrás lo que había visto, pero ahora veía algo más en sus ojos, en su expresión, algo que no me gusto. 

- No – mentí como una réplica de lo que debía de hacer, ya no fue un deyabu fue en plena conciencia la vi y sabía dónde estaba ella se había ido, pero debía de ir yo solo -  solo es un fragmento de su vestido – continúe -  ella ya no está aquí.

- Que hasta visto Marius – le pregunto Cristóbal al ver su expresión nos había alcanzado con sus habilidad de juventud, el era un niño demasiado inocente en ciertas cosas, como para esconder  ciertos detalles a Maharet

- No mucho pero se dónde estará
- a que se refieren
- el entorno natural de Mekare es la selva así que la conocemos lo suficiente como para llegar a unos de sus escondites 
- Iremos contigo
- no, iré yo solo
- Marius, no era una pregunta  - objeto Maharet
- siento contradecirte, Maharet pero es mejor así, te lo aseguro
- Marius tiene razón – convino Cristóbal - si ella hubiera querido vernos se hubiera quedado aquí pero decidido irse está lo suficientemente lucida para detenerse al beber de un humano, pero si fuera un va... bebedor de sangre, ella podría alterarse  tal vez se fue por usted Maharet

- como no podemos dejarla iré yo solo, no es la primera vez que me enfrento a ella y como tu sabes ella no me haría daño, me parezco demasiado a él, regresen a la casa, les prometo encontrarla antes del amanecer, ¿Maharet?

- Parecen que ustedes ya lo decidieron, esta bien vete pero encuéntrala y tráela a salvo Marius 

Salí lo más rápido que pude por la pendiente desapareciendo por el mismo lugar en el que ella se fue hacer unas horas mientras que la luna estaba en el cenit  

>_<

Mientras el agua del manantial caía en mi cara refrescando el dolor en mis ojos y cabeza, me sentí mal al recordar que por un momento creí que lo había matado pero Tiaho solo estaba inconsciente debí de ser mas gentil con alguien tan mayor... hasta ahora podía analizar lo que había sucedido: el fulgor absorbiendo la oscuridad que fue creciendo hasta convertirse en luz que lo cubría todo, cerré mis ojos y los cubrí con mis manos; un reflejo inútil por evitar su avance, atravesó mi piel, mi carne hasta llegar a ellos sin dificultad a crear un tormento… como un hierro incandescente penetrando hasta llegar a mi cerebro, perdí el equilibrio como si un ser invisible me hubiera envestido… quería gritar, tenía que gritar para desahogar una milésima parte del dolor pero de mi garganta solo salía sonidos guturales, gritos ahogados que no me alivian el suplicio que aumentaba creo que perdí la conciencia, cuando desperté a su lado estábamos solos dentro aquella desvencijada casa…  lo sabía a pesar de no estar segura si mis ojos seguían abiertos o cerrados; pero era aquel lugar solitario, exceptuando por ese joven aprendiz de lengua de serpiente… así que gatee por el suelo de tierra tratando de hacer uso de mi supuestamente infinito control que resultaba ineficiente ya que el dolor no disminuía y confundía mis otros sentidos hasta que encontré apoyo en un pilar de un tronco desdichadamente lo destruí, al aferrarme a él para poder levantarme, justo allí  escuche un pequeño y silencioso gemido de terror atravesó el campo hasta legar a mis oídos, instintivamente gruñí, era el aprendiz, trate de esquivarlo lo mejor que pude en mi huida,  no podía gritarle que no se acercara, aunque el no lo haría; no es la primera vez que he sentido un dolor de tal magnitud ya que no es fácil físicamente abrir tus sentidos al otro mundo de golpe, así que sabia que lo superaría en un par de horas, días o semanas… me dirigí lo mejor que pude en sentido opuesto a ese humano adentrándome a la selva dejando atrás la casita mas y mas.

No me arrepentí de haber salido como bólido ignorando la preocupación de Cristóbal, Marius y mi hermana Maharet,  sabía que esto no sería un mar de rosas y no podía imaginarme a ese pequeño niño compartiendo esta clase de infierno conmigo, que quería hacer, ni yo misma lo sabía, me había dejado ir por un impulso… como siempre;

Sentí un sonrisa en mi rostro, era una mueca retorcida por lo cómico de la situación ciega y atontada por el dolor, poniendo mis manos hacia al frente tratando de avanzar lo mas rápido destruyendo casi todo lo que había frente a mí, así es como había llegado hasta aquí,  trate de despejar mi mente de nuevo con cosas: como por ejemplo la regañiza que me daría Cristóbal por haberme ido así, trate de reír de la expresión que tendría su rostro pero por alguna razón no era gracioso, Maharet no me imagino regañándome pero si muy preocupada me pregunto si estará considerando lo de las cadenas y el infinitamente paciente de Marius… estará molesto conmigo… mi corazón escoció dentro de mi pecho “Calma estoy bien” quise decirle pero sabía que era imposible que me escuchara. Era su manera de decirme que estaba preocupado por mí, imagino que quería ocupar mi lugar en este momento pero no lo dejaría por más que insistiera no le haría pasar por este dolor solo por mi cobardía.

El fuego  aumento en mi pecho tanto que empezó a competir con el dolor de mis ojos CÁLMATE, quise gritarle al idiota cuando me detuve agitada sosteniendo mi pecho con mis manos que algo andaba muy mal.

>_<

Cristóbal por alguna extraña razón no se sentía a gusto en los brazos de Maharet, no por lo gélidos que estos eran, Marius era igual de frio pero el en si era muy cálido debía de ser por el tono sombrío que se abrigaba en la expresión de ella aunque no podía verla sabía que aun la tenía, debido tal vez a  la negativa de Marius de que ella lo acompañara ya que el insistió  en traerla a casa él solo, o el hecho de que él no fue tan apto como todos creían, por lo que guardo silencio todo el camino

Cuando  se acercaban a la caserona Cristóbal sintió saltar su corazón
- Maharet, hay, hay vampiros en la casa – grito en tono de agonía

- No te preocupes por ellos – le contesto ella, sin dirigirle la mirada
- pero, pero son muchos, son 9 no 10 y creo que la mayoría muy viejos  usted sola no podría con todos ellos…

Ella le miro a los ojos muy extrañada
-   Como lo sabes
- yo… puedo sentirlos y están…temerosos

Ella aterrizo en la terraza de la habitación de Mekare dentro le esperaba un hombre alto de cabello liso y ojos negros azabache, su nombre Kayman
- todos estamos aquí

Cristóbal viendo la triste  realidad
-  ¿usted… usted los llamo, porque?

- Esto se ha vuelto incontenible – le aclaro un vampiro alto moreno de cabello corto y ojos color escarlata
- lo lamento Maharet -  dijo Kayman – en repuesta solo hubo una mirada triste mientras se dirigía a Cristóbal
-  Cristóbal llévanos donde están ellos
- me niego, no lo hare, no es justo, ustedes no pueden intervenir ella aún no está lista y usted quiere enfrentarla con estas criaturas ¿qué le pasa? pensé que quería su bienestar, y ellos que tienen que ver, no, no lo hare, si ellos intervienen podría caer y no volver, pensé que usted lo sabía

- niño silencio – le dijo el vampiro ojos rojos – no nos fuerces a obligarte a hacerlo
-  no les tengo miedo, con razón ella los odia tanto, que tienen que ver con ella déjenla tranquila, ella solo quiere recuperar su paz y ustedes intervienen ¿porque? ¿Qué tiene que ver con ustedes? ¿Por qué tienen miedo?
- no preguntes – dijo Maharet engrosando al voz dejando ver ese brillo fantasmal en sus ojos de vampiro – solo llévanos donde están
- no puedo lo siento, ella se desconectó de mí y pueden hacerme lo que quieran vampiro

- Sera mejor que busques la forma, humano – le gruño un recién llegado de cabello negro liso, Cristóbal averiguo poco su nombre Santino

Maharet lo miro seriamente dejando un pensamiento libre a su acompañante mientras Kayman estaba silencioso salió al balcón al parecer ignorando por completo la conversación

Un vampiro conocido Mael, el tipo grande de nariz aguileña y ojos azules centrinos acompañado con otro muy pequeño de estatura de cabello rizado, este fue muy fácil de leer se llamaba Erick aunque era más viejo que Mael detrás de ellos unos hombres, humanos traían consigo una jovencita que gimoteaba, al verla Cristóbal su espíritu se resquebrajo aunque en su rostro trato de contener la tranquilidad inexistente
Teresa lo abrazo con fuerza aquellas criaturas a su alrededor la aterraban aunque aún no estaba consciente de la situación en la que estaban

- todo está bien amor mío -  le dijo el en su susurro al oído
- ¿Por qué hacen esto? – grito a sus mentes
- no te incumbe, hechicero – le contesto el hombre de nombre Santino

Si ese nombre trajo a su mente una conversación que había tenido con Marius, ese era el enemigo de Marius aquel que hacía pensar en la venganza más de una vez a la mente de su querido amigo por todo el daño que él le provoco hacía ya cientos de años atrás, Cristóbal se dio por vencido, quería a Mekare con todo su corazón, y expondría su bienestar por el de ella, pero no, el de su esposa.

- Hasta que Marius no la calme yo no podré sentir su presencia
- Marius, que tiene que ver en eso – pregunto Santino
- mucho - contesto Cristóbal lo más tranquilo sin dejar de estrechar la mano de su esposa en la suya – creí que él ya les había contado – dirigiendo una mirada al Mael que estaba recostado en una pared muy callado y silencioso  - no se preocupen él puede hacerlo, estaré vigilante cuando él lo haga, podré llevarlos donde estén
- y que garantías hay que él pueda hacerlo – pregunto Mael con una voz muy baja
- todas, no es la primera vez que lo hace
- está bien – esperaremos hasta esta noche – dijo Maharet – puedes retirarte con tu esposa Cristóbal gracias por tu cooperación

>_<

Avance por la rivera del rio como lo hubiera hecho un humano buscando la forma de sobrevivir para salir de aquel inmenso mar verde, había encontrado rastro de ella en el camino, ella tenia razón la ropa que le poníamos era demasiado frágil, esperaba encontrarla, siguiendo sus pasos, dándole tiempo de poder superar lo que debería estar pasando en estos momento, o peor por alguna extraña razón no podía evitar no pensar en la mirada de Maharet había algo que cambio en ella y no  podía imaginar que, una lluvia intermitente comenzó a caer… aunque yo ya sabia que llovería, lo importante ahora era alcanzarla se donde la había visto, pero no podía adelantarme a mi visión, o si,  no sabia como funcionaba esto del futuro, había visto el pasado de mas de una persona a mi alrededor, el pasado relacionado con mi vida, inclusive la del pequeño fantasma que me acompañaba pero sabía por lógica que no podía influir en él, porque ya había sucedido era como ver una película pero dentro de ella, en mi mente ya lo racional lo físico no podía funcionar de la misma manera no después de ver lo que había visto así que tuve que recurrir a lo que parece ser que estaba mas cerca de esta realidad: había leído muchos libros de ciencia ficción como para saber que no tienes que apresurar las cosas… yo siguiendo los consejos de una novela de ciencia ficción, no puede evitar sentirme avergonzado porque cuando le pregunte a Mekare respecto al tema una vez ella se limitó a sonreírme como si yo fuera un pequeño preguntando por el color de las nubes.

Al fin a la distancia podía ver las luces de la parte pobre de Rio pequeñas casitas que pasaban borrosas a mi lado  llegue frente a un mar de humanidad en trance por la música, olvidando todos sus problemas humanos, celebraban aún bajo la lluvia esta parecía reavivar sus ganas de seguir danzando al son de los tambores.

Busque a mi alrededor pero ella no estaba aquí donde la había visto en mi visión porque, que había cambiado y en tampoco tiempo, mi preocupación volvió a manifestarse aún más que antes. Hasta que un hombre negro al aparecer ebrio se me acerco y me grito:
- se te va enfermar ese chaval con la tormenta, lo hubieras dejado en tu casa imbécil

Lo mire a los ojos y este al verme claramente se santiguo tres veces y se perdió en la multitud

No le puse atención con lo que me siguió murmurando hasta que le escuche las palabras “niño fantasma” me detuve a analizar la situación, en este lugar no había un tan solo niño… rápidamente me puse las gafas sobre mis ojos  cerca de mi agarrado de mi chaqueta estaba el pequeño Itza empapado por el agua, aunque no parecía tener frio pero sus ojos denotaba tristeza y enfrente de mi estaba él; no me gusto lo que vi, Drevon tenía una mirada de preocupación tan grande que temí por Mekare, pero el a diferencia del pequeño príncipe, era apenas un reflejo traslucido de su imagen y su voz apenas si podía escuchar lo que decía

- el mar… ayúdala… - y su cuerpo desapareció transformándose en una luz de color rojo que se elevó por los aires en dirección al océano y yo sin pensarlo le seguí en mi desesperación no me importo los humanos aunque dudo que a mi velocidad me hubieran visto, volé tras la luz y a la distancia pude verla; Mekare lloraba inconteniblemente, entraba en el mar cuyas olas era fuertes pero no lo suficiente para poder arrástrala.

Baje en la playa lo suficientemente lejos para que el viento, la lluvia y el océano se llevara el olor de su sangre, pero si quería ayudarla tenía que acercarme más a ella, la luz roja se detuvo tintineando a su alrededor y ella se detuvo, no tenía mucho tiempo, cerré mi boca y contuve el aliento confiando que  la lluvia que se había vuelto una tempestad diluyera sus lágrimas me coloque delante a ella pero no parecía estar consiente de mi presencia y rápidamente me di un mordisco en la muñeca vertiendo mi sangre en su boca pero esta vez no funciono. Mi herida se cerró y ella seguía en el mismo estado de shock  lo hice de nuevo una y otra vez pero no funciono a la distancia en la playa el pequeño Itzá  nos miraba con lágrimas en sus ojos mientras que sentí el amanecer muy cerca tras de mi, que podía hacer ella quería sepultarse en el océano, alejarse su cuerpo y su mente desaparecería, moriría, y el sol saldría en unos minutos no supe que hacer no quería perderla  
- lame una de sus lágrimas – escuche la voz de Drevon en un susurro   
- no puedo – le dije  a la luz que estaba en su pecho y el en respuesta tomando su forma original me grito tan fuerte como pudo
- HAZLO, YO TE PROTEGERÉ, LO JURO, PERO HAZLO O LA PERDEREMOS PARA SIEMPRE 

Cristóbal me había advertido de nunca beber de su sangre ni una gota, igual Maharet y la misma Mekare, inclusive Drevon, todas las criaturas que probaban su sangre acababan arrastrados por la locura y la muerte, pero mi cuerpo avanzo un paso viendo como las lágrimas escarlatas que salían incansablemente por sus ojos cerrados se diluían por las olas salvajes y aun así escocían mi garganta de sed.

No entendía ¿por qué el que yo hiciera semejante estupidez podría ayudarla? Que tenia de diferente de los otros, pero el hombre que me veía con esos ojos tan vivos piensa que no habría otra oportunidad y al parecer Itzá tampoco que nos miraba mientras sollozaba en la orilla, sabía que para ella caer de nuevo en otra crisis sin Cristóbal cerca era lo mismo que su muerte espiritual eso era lo que ellos creian, pero yo no, nunca he creído en eso, pero si sabia, era que no volvería escuchar su voz en mi cabeza diciendo mi nombre… me incline… solo una gota escarlata recorriendo su mejía, mis colmillos crecían en mis encillas ansiando alcanzar el dulce y tibio líquido, pero solo sería una gota, sola una… me acerque lo suficiente mente rápido para evitar que una ola o la lluvia me la arrebataran para que mi lengua acariciara su piel y que se quemara antes de poder sentirla resbalarse por mi garganta…     

  >_<

- el hechicero nos podría engañar – tercio el vampiro XXX
- el no es un hechicero, es un shaman, no está en su naturaleza el engaño, o el poder dañarnos es muy joven, y él nos llevara con ellos aunque no quiera, no puede darse el lujo de ser caprichoso con todas las personas que están aquí le importan demasiado,
- pero está por amanecer va pasar un día completo sin saber de ellos
- si lo se,
- y ese muchacho
- Santino  para tu tranquilidad coloca unas guardias y no insistas, al atardecer iremos por ellos
- muy bien le colocare guardias como has dicho, que descanses

Los demás vampiro se habían alejado cada uno a dormir durante el día exceptuando a Kayman quien se quedo con ella, estaba muy preocupado

 - Maharet no estas lista, para hacerlo -  Kayman le dijo en tono de preocupación mientras sujetaba sus manos entre las suyas 
- no, pero no tengo opción
- ella no tiene control de sí misma y lo que vi en los pensamientos de ese hombre, la actitud de Marius, sobre todo ese espectro -  sollozo ella mientras se acurrucaba en los brazos de el – su silencio

- no digas eso, por favor, no tienes que lastimarte de esta forma ni a ti ni a ella, tendrá que haber otra manera

- Otra manera, quería creerlo pero ahora no lo se, ella no es la misma persona que conocimos Kayman, ella … ella, no se que es… y esa cosa que esta con ella ese espíritu… espectro el controla todas sus decisiones, él la ha cambiado  
- todos hemos cambiado pero su cambio no tiene que ser tal malo, Maharet
- es que tu no entiendes
- que no entiendo explícamelo
- en que se ha convertido ella, todo por mi culpa, si no hubiera estado sola ella nunca hubiera sucumbido a… hacer eso… nuestra madre no los advirtió que nosotras nunca… pero no importa yo lo voy a arreglar aunque ella me odie por esto pero no puedo lo permitir, me desharé de eso de una vez por todas  

  >_<

Era una sensación muy extraña, era como estar dormido pero yo estaba despierto, muy despierto pero diferente, era como estar rodeado de oscuridad y luz al mismo tiempo, estar y no estar allí… no puedo explicar con palabras esto… mi cuerpo no me movía a mi voluntad pero seguía siendo mío, mientras sosteníamos sus brazos que trataba de alejarse de nosotros pero ella no era tan fuerte ahora, rápidamente nos pusimos detrás de ella y la rodeamos encerrándola en un abrazo dejándola inmóvil, podía sentir el calor dentro de mi interior, era agradable demasiado para provenir de él.

Escuche mi nombre en su voz mental mientras nos miraba con esos ojos verdes que parecían sufrir angustia interminable y sus lágrimas no cesaban, o fue un eco, pero eso no nos detuvo mi boca beso sus hombros desnudos que resultaban refrescantes a mis labios hasta su cuello sentí su cabello mojado rozándonos la cara mientras que mi lengua sentía su piel empapada de agua de mar y lluvia sabia tan dulce… y mis dientes habían encontrado su objetivo ese manantial indomable de tristeza poder y oscuridad    

Su resistencia empezaba a ceder luego de los primeros sorbos, se había rendido a nuestra voluntad, mientras que nuestros sentidos comenzaron a enloquecer sentíamos todo y nada a nuestro alrededor, pero el estar con ella hacia que ambos perdiéramos la cabeza la estrujáramos más y más perdiéndonos en la pasión que nos hacía sentir, mientras que nuestro cuerpo se llenaba del éxtasis de su sangre milenaria y el suyo de la mía, nos entregábamos completamente sin reservas, por un instante parecíamos partes de una mismo ser, las imágenes en mi cabeza eran borrosas, preferimos dejarnos guiar por el instinto y sumergirnos en sus brazos y en sus labios, pero cuando mi cuerpo se sintió pesado tanto que me deje caer con ella en la arena, ambos queríamos seguir acariciándola pero los brazos pesaban toneladas.

Ella nos miró con preocupación y rogo a Drevon que era suficiente que se detuviera ya

- no importa déjame que llegue hasta el límite – hable, pero no eran mis palabras - solo uno más, uno más, esposa mía dame un beso más ahora que ya  he quemado tu desesperación déjame ahora embriagarme de ti

- Vas a desaparecer
- tonta, no lo hare nunca, siempre estaré allí para ti, aclara tus ideas y decide que rumbo tomar sin importa cuál sea yo lo aceptare     

Sentí sus labios sobre los míos dándome recios besos de fuego que eran como el batir del mar embravecido contra las costa, en contra de mi voluntad y la de él nos desvanecimos cuando el sol se habría paso entre las nubes de lluvia.