domingo, 11 de agosto de 2013

Cap. X - Beso 2da parte


Voces en el Silencio



La hora del desayuno era la hora favorita de Cristóbal quien comía vorazmente su segundo plato de huevos, tortilla y frijoles fritos, comida que había aprendido a preparar su esposa de su país de origen su inusual apetito no era extraño para sus compañeros de mesa pero esta mañana no era como las otras una ambiente de preocupación se extendida por cada uno de sus ocupantes exceptuando a Cristóbal y el pequeño Antonio que también comía tratando de igualar a su hermano mayor (Cristóbal le había dicho que le dijera así) que parecían no notar a la veintena de hombres armados que custodiaban la  casa.

Después de media noche estas “personas” habían invadido la casa, personas sin lugar a dudas paisanos del dueño y su compañera quienes habían literalmente aparecido frente a la casa seguido tiempo después de un pequeño ejército de hombres armadas hasta los dientes, quienes literalmente habían ocupado la casa dejándolos a Antonio a su esposa encerrados en su habitación ordenándoles no salir, en sus épocas de juventud cuando fue militar Antonio conocía muy bien la mirada de hombres que no les importaba matar si esa era su orden y estos eran así, después de una noche de incertidumbres por el bienestar de su esposa e hijos había aparecido Cristóbal tocando la puerta con su esposa para que ellos desayunaran con el como todas las mañanas    

- podrías darme más café -  solicito Cristóbal a su esposa, ella tomo la cafetera y deslizo el líquido negro hasta la tasa de el quien al estar llena bebió dos grandes sorbos  

Un hombre algo rubio de unos treinta y tantos trajeado formalmente con lentes oscuros  entro a la cocina era quien lideraba al grupo de mercenarios

- ya ha podido encontrarlos – pregunto con voz gruesa
- no quiere desayunar aquí mi esposa cocina muy bien – dijo Cristóbal con una sonrisa 

- no, gracias 
- …contestando su pregunta lo he hecho, Marius encontró a Mekare como lo prometió y ambos están perfectamente bien pero me temo que como usted sabrá no es conveniente que vallamos de día ya que están… durmiendo igual que sus jefes así que tendremos que esperar hasta el crepúsculo

- Esta completamente seguro
- por supuesto, me juego un as con usted si así lo prefiere – bromeo el chiquillo
- puedo pedirle un favor Sr.
- Smith
- si Sr. Smith en esta casa como podrá ver solo somos nosotros podría al menos levantar esa ley marcial del encierro ya que ellos tienen sus deberes en esta casa y no quiero que se asusten solo por vuestra visita
- no veo a dónde quiere llegar

Ante las miradas sombrías de Antonio y su esposa Mercedes quienes apenas había probado bocado, que habían seguido la corta conversación ellos sabían que esas personas buscaban a los patrones de la casa, no se explicaban que podría querer este tipo de gente con ellos dos

- bueno, al señor de la casa le gusta mucho la pulcritud, no es verdad Antonio
- si es cierto – dijo Antonio lo más tranquilo que pudo tratando de imitar a Cristóbal
- y esta casa no se limpia sola podría al menos dejar que ellos
- está bien pero solo ellos dos usted y su esposa
- si, si, lo se – dijo riendo el – no se preocupe – después de este comidon y la develada lo único que queremos es dormir y Teresa también verdad amor –
- esta bien… – dijo ella en tono dulce
- y no se preocupe que ellos se mantendrán alejados de los pisos superiores, verdad – pregunto Cristóbal
- si lo que ustedes nos digan, no interferiremos con los huéspedes – dijo Antonio con voz serena

- Entonces Sr. Smith
- muy bien pero serán vigilados si no les molesta
- por su puesto que no verdad
- no claro que no – contestaron al mismo tiempo la pareja de esposos
- bien, nos escolta nuestro cuarto señor Smith

Los tres se retiraron dejando a la pareja en la cocina ambos se relajaron, mientras que Mercedes encontró en el bolsillo de su delantal la siguiente nota de Cristóbal
“no se preocupen amigos míos por su seguridad y la de su hijo, ellos no les harán nada y todo pronto todo volverá a la normalidad, solo les pido un favor cuando limpien la casa, recuerdan los arañazos que Mekare suele hacerle a los puebles a las paredes y a los pisos… ha si a las vigas también podría limpiarlos por favor, yo solía cubrirlos con pintura pero creo que se ven mejor así. Gracias nos veremos más tarde para la hora de comer”

Mercedes y Antonio se quedaron atónitos con la nota, se esperaban al menos que él les pidiera otra cosa más importante que no sea “limpiar la casa” como llamar a la policía o al ejercito; Mercedes guardo el papel en su delantal muy prudentemente reprimiendo a su esposo con una mirada de cualquier comentario al respecto.
- bueno será mejor que empecemos ahora si queremos terminar para el anochecer
- ¿cómo?  
- que no entendiste, Antonio
- hacer limpieza se ha dicho
- que vamos hacer mami – pregunto el pequeño
- limpieza, amor, limpieza y no quiero que te acerques a ninguno de esos hombres entendido

- si lo sé -  dijo el niño mientras jugaba con su brazalete - Cristóbal me dijo en la comida que me portara bien muy bien hoy y dijo que me daría un regalo muy bonito cuando esas personas se fueran hoy en la noche.

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“Decide que rumbo tomar sin importa cuál sea yo lo aceptare”  sus palabras rondaba en mi cabeza como un eco; una voz angelical me llamo

- Vamos a jugar a la playa Mekare hace un día muy bonito - 
Tuve que negarme a la invitación del pequeño Itzá con la cabeza

- que aburrido, Marius esta dormido y no creo que despierte pronto, vamos Mekare, por favor, el no se dará cuenta y hay que aprovechar que  Drevon no esta, si, si.  – me pidió de nuevo mas juguetonamente sentándose a mi lado señalando a Marius que dormía en mi regazo y no puede evitar sentirme abatida al escuchar su nombre, trate de sonreír lo más natural que pude y con mi dedo dibuje en la arena.

“perdóname, no puedo alejarme de Marius necesito estar aquí cuando despierte, a cambio te prometo jugar contigo todo el día de mañana”

El leyó atentamente lo que escribí y cuando termino me hizo un puchero y levantando su manita me mostro su pequeño dedito 
- Lo prometes por tu dedito

Lo imite, levantando mi mano y mostrándole mi dedo pequeño, y asintiendo con mi cabeza

- Por tu dedito entonces, pero yo si voy a jugar a la playa mírame desde aquí y salió corriendo dejando sus huellitas en la arena dejándonos a ambos debajo de los arboles frondosos cerca de la playa; la brisa era refrescante porque el sol estaba quemando todo lo que tocaba, la lluvia de anoche había dejado el cielo tan limpio, tan azul ni una nube se miraba en el horizonte, igual que sus ojos.

Desde que amaneció estaba pasando horas en un abismo de incertidumbre dolor y miedo: Drevon, mi Drevon ahora podría verlo claramente pero él no estaba,  me sentía tan sola sin él y me dijiste que no te importaba, que aceptarías mi decisión… porque siempre haces eso deberías odiarme por lo que te hice, pero no lo haces, en cambio pierdes tu calor, casi desapareces por utilizar todas tus fuerzas para acoplarte en el cuerpo de Marius… y tu en que estabas pesando, eres el sabio Marius, el inmortal que ama tanto la vida sobre todas las cosas pero le teme aún más que a la soledad que lo aprisiona; le mire con enojo pero el seguía dormido, hubiera deseado que abriera lo mas rápido posible sus ojos, esta muy muriéndome de la angustia.

Su rostro era hermoso aún más ahora que estaba bronceado no por el sol sino por fuego de Drevon el había quemado casi toda mi sangre que entraba a su cuerpo, casi toda porque el sol del amanecer no le afectó había asimilado mas de lo que hubiera deseado de Drevon y de mi ahora se parecía aún más a mi esposo.

Porque no me dejaron, por su culpa ya no tenía mi caparazón de caos y aislamiento dejándome desnuda a mi razón y realidad exponiendo sus existencias por mi cobardía… por huir y no querer tomar la decisión de escoger entre las personas que más amo, casi los pierdo a los dos.


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Sentía mi cuerpo tan agotado como si hubiera llevado el peso de aquella montaña de hielo nuevamente, sentía que flotaba solo en la oscuridad trate de abrirlos y ella me miraba con esos ojos verdes que podían hacer que me olvidara de donde estaba, aunque no tenia idea de esto en verdad pero no me importaba ella estaba allí conmigo pero muy afligida por Drevon, como un eco creí escucharla llamarme por mi nombre insistentemente, me alegre que Mekare estuviera bien.

Abrí mi mente a lo que ella pudiera decirme pero no podía concentrarme, sentí sus manos por mi cabello, se había convertido en una costumbre suya, me gustaba que lo hiciera ya que siempre terminaba desordenándome hasta el último cabello pero esta vez era diferente

Trate de hablar y decirle que no estuviera triste, que él estaba débil pero bien, aunque no pude mi cuerpo no respondía era una estatua de piedra y no pude evitar caer de nuevo en la oscuridad.

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