domingo, 31 de marzo de 2013

Cap. IX – Obsequios 1ra Parte


Voces en el Silencio



  
Mientras corría a una velocidad inimaginable a penas si podía pensar claramente, lo único que me impulsaba era que no podía perderlo, no nuevamente, que seria de mi. Escuchaba en mi mente el eco de las criaturas que trataban imperiosamente de poder pasar aquella barrera que el viejo chaman había impuesto alrededor de una desvencijada casa, el lugar donde supuestamente se iba a llevar a cabo el traspaso, acelere mas llegando justo cuando ellos entraban destrozando todo a su paso.

Criaturas sin espíritu, despojos de algo que fue humano pero no pudo ser inhumano,  solo un primitivo instinto ha quedado en esas cáscaras de vampiro, “gohuls”

El primero que intento tocar al hombre viejo lo tome por el cráneo que era tan frágil que se deshizo en mi mano el resto lo lace afuera atravesando la puerta, me lance hacia fuera haciéndome una herida profunda en mis brazos todos cambiaron de objetivo y me siguieron enloquecidos por el olor de mi sangre. 

Cuantos eran, eso era lo de menos, mi corazón estaba latiendo aceleradamente encegueciendo cualquier teoría o estrategia, llamar a Drevon para que ocupe mi cuerpo, no, aun no. Con ellos solo tenia que golpear, desbaratar y aplastar aquellas criaturas sin pensamiento racional que se abalanzaban hacia mi en todas direcciones, pero eran lentos, sentí mordeduras o arañazos tal vez, les di una pequeña ventaja, empecé arrancando brazos que trataban de tomarme por el cabello, destruí mandíbulas como si fueran queso para que dejaran de morderme, demolí pechos alcanzado sus corazones con mis manos, sentía el olor pestilente de esa sangre que me alcanzaba con cada movimiento mío pero no había hambre, afortunadamente porque sabían asqueroso.

Hubiera sido más fácil incendiarlos pero aun no podía utilizar ese don, en algún lugar de mi cerebro no se había conectado aun para hacerlo,  aunque no puedo evitar sentirme emocionada en medio de este pandemonio, hace tiempo no tenía una batalla que me hiciera temblar de emoción. Como pude si quiera juzgar a Drevon, esto era algo tan emocionante algo que podía hacerte cambiar de dirección solo el hecho de querer existir.

Oh, el último, que acaso no pueden brindarme algo más divertido el ultimo lo destroce sujetándolo por los hombros y tirando de ellos hasta que quedo hecho dos jirones en mis manos.    

Camine hacia la casa bajo mis pies estrujaban los restos de las criaturas.

El anciano expectante en la puerta observándome con esos ojos viejos que me despreciaban en lo más profundo de su ser quería ser como yo, pero ninguno de los dos esperarías más tiempo.       

._.

Canelo y Oso jugueteaban a mi la rededor impacientes y un tanto estresados por mi nerviosismo mientras que Cristóbal estaban parado junto sosteniendo mi manos dándome ánimos con esa sonrisa suya pero sobre todo apreciaba de sobre manera su gesto al estar conmigo dentro del agua sabiendo la aversión natural que el tenia por este elemento y la madrugada ya era bastante fría la bruma comenzaba a avanzar sobre la pequeña laguna los grandes bestias de granito comenzaban a perderse en medio de la bruma matutina     

Mi corazón saltó violentamente al sentir a Marius a la distancia y junto a él, mi hermana Maharet, sentí la sangre fluir dentro de mi cuando iba aumentando la temperatura de mi cuerpo; Drevon me hacia sentir su presencia cosa que agradecía.

Mis canes salieron a su encuentro…con curiosidad utilice sus ojos como si fueran los míos, ellos los esperaban en la puerta del muro perimetral al abrirse la gran puerta de metal corrieron emocionados a lado del gran transporte metálico rojo que él conducía, se detuvo frente a la caserona mientras que mis pequeños se sentaron respetuosamente en espera expectantes a la visita

El salio y abrió la puerta de Maharet; ella era tal y como la recordaba hermosa dulce e inteligente sus ropas muy bonitas y su cabello tan bien peinado agarrado en un elaborado moño en su mirada había madurez y fuerza  a pesar que esos ojos no le pertenecían se notaban no iban a durar mucho en sus cuencas, tendría que decirle que si usaba unos inmortales su efectividad seria superior, su reacción fue de curiosidad  al verlos me sentí asustada sabia que no me miraba a mi sino a mis dos preciosos debido a su peculiares y sobrenaturales características

- que son esas cosas – pregunto demandante
- mascotas… -  contesto Marius tranquilamente, mientras sentí la excitación de mis canes al mover sus colas al escuchar que se referían a ellos
- Mekare y Cristóbal gustan mucho de su compañía y realmente son excelentes guardianes… uno se llama Canelo y el otro Oso – cada uno ladro alegremente en contestación
- interesante… a caso…    
- si Mekare los transmuto, es que tiene una curiosidad infinita – Marius me estaba justificando a mi
- ¡Oh! Ya veo – parecía incomoda por la respuesta  
- por aquí por favor – dijo Marius mostrándole una vereda que iba aun lado de la casa mis bestias regresaron a mi y alcance a escuchar
-  ella le espera con impaciencia, y recuerde actuar lo mas humana posible
- por su puesto     

Marius camino a su lado, calmadamente como siempre me pregunto que pensaba el, pero había prometido no interferir con su mente, mientras que yo deseaba tanto este encuentro

Marius fue el primero que pude apreciar con mis ojos y con excesiva lentitud vino a mi mientras que Maharet espero a una distancia prudente, no tengo idea de la angustia que estaba expresando mi cuerpo pero el me sonrió dándome esa tranquilidad que le emanaba por los poros al ver el reflejado mi rostro en sus ojos azules suspire: mis ojos eran verdes, debo estar eternamente agradecida por la sangre tan fuerte de Marius pero sabía que cualquier cosa podría salir mal si no me controlaba
- Todo estará bien – me dijo el en un mensaje silencioso estrechándome con delicadeza la mano libre
- Estaremos aquí – continúo Cristóbal sosteniéndome la otra

No pude responder con lógica así que solo moví la cabeza en señal de afirmación
- Puede acercarse – solicito Cristóbal

Maharet camino tan lentamente hacia mi, como cualquier humano, mi corazón parecía un martillo golpeando de nuevo cerré mis ojos y trate de enfocarme en el sonido del agua al abrirlos ella estaba ya un paso
- se que no me harás daño – dijo Maharet con una voz tan tranquilizadora – hermana –  levanto su mano y alcanzo mi rostro sentí su caricia refrescante suspiro salio de ella al sentir mi rostro febril   

Le ofrende mi mejor sonrisa, ella estaba tan inquieta como yo, en respuesta me rodeo con sus brazos con ternura mientras comenzó a sollozar
- mi amada Mekare, estas aquí, al fin te he encontrado   
Mi cuerpo se tenso por su cercanía, Cristóbal se alarmo al ver sus lagrimas escarlata pero Marius acaricio mi mano tuve la sensación que el sabia que todo iría bien. No, no tenia sed de ella jamás la desearía de esa forma así como no he tocado a nadie de su sangre hasta en mis peores momentos, ella era mi otro yo
Solté las manos de mis caballeros y con mis brazos envolví el cuerpo de Maharet, cuanto la quería, cuanto la había añorado, en mi mente débil solo su recuerdo había estado lo mas intacto posible

- Aun eres una chiquilla llorona – dije usando la voz de Cristóbal, mientras enjuague sus lagrimas con mi cabello ella miro desconcertada, al chiquillo y a mi, creo que la tome de sorpresa ella no esperaba que pudiera comunicarme aun. Me pareció gracioso al ver sus pobres expectativas en mi y no pude evitar reírme de ella
- No te rías de mi – frunció el ceño con un puchero

Eso me impulso a reírme más la arruga que aparecía cuando se disgustaba arriba de su nariz estaba aun allí la alise con mi dedo, eso le daba como 10 años mas de edad 

Fue en ese momento que Cristóbal que había estado a mi lado en todo momento se relajo, aunque según sus pensamientos, nunca se le había ocurrido que algo malo pasaría… 
 
- Esta amaneciendo – tubo que decir Marius – ambas lo sabíamos pero tuvimos la idea de prolongar mas nuestro abrazo 
- Tengo tanto que contarte, y saber de ti – inquirió Maharet aun en mi pecho  

Mi estomago dio un vuelco, aunque asentí con la cabeza y no pude evitar mi deseo:  bese su frente y sus mejillas aun rojas por su sangre, a penas si sentí deseo por su sangre como podría, ella era la razón por la que aun vivía  
- Duerme tranquilamente, te esperare al anochecer mi amada Maharet – esta vez use la voz de Marius, no quería que Cristóbal se sonrojara al utilizar ese tipo de palabras   

Cristóbal le mostró el camino ha su habitación a mi hermana, no puso mucha resistencia porque sus ojos parecían tener mucho sueño, lo perezosa nunca se le quito, siempre dormía de mas 

Sentí la mirada de Marius sobre mi ya la había visto antes y eso me animo aun mas
- ¿que? – le pregunte mientras los miraba pederse camino a la caserona
- esta hermosa
- ella siempre ha sido preciosa, se parece a mí  

No pude evitar hacerle una mueca, si, se refería al vestido incomodo que andaba demasiado suave, era como si no tuviera puesto nada y demasiado largo agradecidamente tenia una abertura sino ya se hubiera roto al primer paso y mi cabello la pobre de Meche se había quedado hasta muy tarde arreglándome el nido que tenia por cabello aunque parecía disfrutarlo a muchos les agrada mi cabello, Pero, esa mirada se volvió diferente de pronto mas profunda, supe porque, pero no quería tocar ese tema 

- no esperes que me coloque zapatos porque ni loca lo haré 
- lo se, pero aun guardo la esperanza – me contesto - por eso el vestido largo  
- será mejor que regreses a tu habitación – le dije – el sol esta despuntando,  eres talentoso… pero no tanto
- Usted…
- yo me quedare por aquí, y prometo no hacer ninguna travesura Cristóbal esta exhausto como para cuidarme de día
- por su puesto de todas maneras XXX la cuidara a la distancia – miro al cielo el fulgor de los primeros rayos solares pintaban de rosa el cielo - buenos días 

Cuando le vi irse no pude evitar llevarme la mano a mi corazón y decirle 
- Lo lamento

El no se contesto solo me dio una sonrisa y con una caravana se marcho antes que los primeros rayos solares tocaran la copa de los árboles del jardín

Los tres eran demasiado buenos con migo y me concentre mucho en portarme bien todo el día mientras esperaba que el regalo de mi hermana estuviera listo me quede observando las nubes que pasaban lentamente a través del cielo azul mientras que brisa tibia tocaba mi piel… desde que desperté no podía dejar pasar un día soleado, y mucho menos un amanecer, este día no me iría a vagabundear por la propiedad que Maríus había comprado para nosotros aunque siempre que salía encontraba algo interesante, Cristóbal decía que era solo basura pero a mi me gustaban sus formas texturas y colores; siempre terminaba desapareciéndolas, aun no me dejaban salir al exterior y yo le había prometido no irme sin ninguno de ellos, por un estupido momento quise distraerme no debí de hacerlo ya que el tiempo pasa demasiado de prisa… porque… debería estar feliz mi hermana esta aquí conmigo tan cerca que podría ir a ver como duerme… pero no era prudente, aun no… era una visión eso era claro pero era imposible a menos… no eso no pasaría jamás… si pudiera verlo ahora…  

En mi cabeza los susurros cobraban mayor volumen me concentre mejor en los sonidos a mi alrededor la brisa que rozaba con las hojas del los árboles, el rascar de las hormigas mientras desmembraban un escarabajo moribundo, el sonido de una maquina dentro de la casa, al pequeño niño que jugaba feliz con su pelota de plástico… mmm plástico, no me gustaba nada ese material era funesto igual que nosotros…

- Y el No. 18 el delantero Pablo aprovecha una ausencia de un defensa y entra, tira y anota Gooooooooooooooooool  de 7  Pabloooooooooooo

En celebración pateo con mucha fuerza su pelota volando por encima de  unos arbustos
- oh, no si pierdo otra pelota mi papá se va enojar – se lamento pude escuchar como entraba en medio de los arbustos por donde se había ido su pelota, pero por mas que buscaba no la encontró ya que no estaba allí

Supe que estaba molesto por su juguete por su respiración después  en voz alta grito
- Amanda
Pero nadie le respondió…
- se que estas allí, no puedo perder esta también, Amanda, ayúdame esta vez, te lo pido, si mi papá se entera no me comprara otra… prometo jugar contigo con esas odiosas muñecas tuyas, pero devuélvela…

Pude verme llamándolo… no puedo permitirme ser débil o egoísta tengo que evitar que suceda, debo detener…

- esta triste – me preguntaron
Levante el rostro y mire al el pequeño Pablo menudo trigueño muy parecido a su padre pero con los ojos de su madre, sonreí, y negué con la cabeza

- pero parece que fuera a llorar…

Me sorprendió que la razón y el deseo hicieran una lucha en mi cabeza fuera tan obvia 

- he perdido mi balón de fútbol creo que me lo han escondido y el niño moreno que anda con el señor Marius me dijo que usted podía encontrarlo

-  Itza – pensé con fuerza tratando de sacar las musarañas de mi mente
- si ese mismo

Le mire asombrada ante este doble descubrimiento
- puedes escucharme
- si porque no lo haría – dijo le niño tan extrañado
- ¿un balón? es lo que buscas
- si, es así – dijo el haciendo un circulo con sus manitas, torcí mi sonrisa, claro que sabia que era un balón - pero no veo como puede encontrarlo una señora como usted
- a Itza siempre le encontraba las cosas cuando se le perdían – le dije a su mente, que no notaba la diferencia de los pensamientos y las palabras en el aire  - quieres darme tu mano

El pareció interesado pudiendo ver desde sus ojos como trataba de preguntar como lo haría, encontrar sus tesoros,  me  extendió su pequeña manita color canela, la tome y la acerque a mi nariz aspirando su esencia dulce
- que fría – dijo el niño cuando un escalofrió le corrió por el cuerpo al contacto de mi gélida y duras manos – esta enferma

Me aleje de el un poco y con toda mi control, estaba sola, el se había ido, donde, era por lo que le había escrito después de ver la visión de Marius, el estaba enfadado, furioso tal vez…

- No, estoy bien – le conteste, me pare aspire profundamente llenando mis pulmones - tienes razón alguien la escondió muy bien de ti…. - Pablo se entristeció por un segundo - pero no de mi – le guiñe un ojo- ven se donde están

Le extendí mi mano y el la tomo a pesar de mi frialdad, nos dirigimos hacia la casa
- creo que se quien fue – dijo el chiquillo mientras subíamos por las escaleras aprovechando que su madre se dirigía a otra parte de la casa – ella ha estado muy enojada conmigo por no jugar con ella… se llama Amanda una niña mas grande que yo, como de nueve años siempre anda con una muñeca fea, si no le gustaran tanto jugar esas tonterías le aseguro que no me molestaría jugar con ella

Sentí el olor de sus pertenencias dentro de una de las habitaciones cerradas del tercer piso cuando la abrí el se detuvo
- sucede algo malo – pregunte
- mamá me ha dicho que no entre allí
- también te ha dicho que no te quites el brazalete – le insinué
- si es cierto - dijo apenado escondiendo su bracito izquierdo
- me imagino que cuando lo llevas puesto no puedes ver a la niña Amanda o a otras personas que viven en esta casa
- si es cierto, aunque Amanda es la única que me habla los demás me ignoran y otros le tengo miedo
- es por eso que no me habías hablado hasta ahora 
- Es que ese hombre tan grande que esta a su lado me da miedo
- si a veces Drevon da esa impresión – le convine sentí de nuevo esa sensación de abandono en mi pecho
- mama me ha dicho que me aleje de ellos si me da miedo y donde esta
- tu mama tiene razón así que para no contradecirla espérame aquí, te traeré tus cosas – yo también quería saber donde estaba

Entre a la habitación cerrando la puerta tras de mi, era grande como las otras pero las ventanas estaban tapiadas con fuertes maderos habían muchas cosas juguetes toque alguno sentí en la habitación un aire frió exhale aire a mis pulmones era lo único que podía sentir de ellos al menos por el momento, la madre del niño tiene razón de prohibirle entrar aquí ellos son demasiados, afuera Pablo se empezó a impacientar deambulo frente a la puerta como un pequeño soldadito iba y venia busque a través de la enorme habitación allí estaban sus pertenencias regadas 

- que haces por aquí – escuche que le preguntaron
- fue culpa de el – le contesto niño señalando hacia la nada junto a Cristóbal hablando muy rápidamente – Itza me dijo que la señora de cabello rojo podría ayudarme a encontrar el balón que me escondió Amanda por no querer jugar con ella
- ya veo – dijo Cristóbal alzando las cejas ante la extraña pero creíble explicación del niño

Abrí la puerta de la habitación llevando conmigo tres balones entre otras cosas interesantes, al verlas Pablo dio saltitos de alegría diciendo
- GRACIAS, GRACIAS
- será mejor que regreses donde tu madre – le pidió Cristóbal – creo que te anda buscando en el jardín un poco molesta
Tomo los juguetes como pudo y salio disparado
- no corras o te caerás – le pedí – y recuerda ponerte el brazalete o tu madre te castigara si no lo ve

Pablo sonrió picarescamente y bajo la velocidad bajando las escaleras lentamente    

- Puede ver a Itza
- si
- Puede oírla
- si
- guao es mas fuerte de lo que creí esta casa siempre tiene una nueva sorpresa, no cree
- porque se lo atribuyes a la casa, o será sus ocupantes  

Cristóbal rió a pecho
- y a propósito donde esta ese señor
- … no lo se…  - otra vez el vació
- Es bueno que la deje respirar de vez en cuando creo que el es una mala influencia para usted  y no me mire así… de todas maneras nunca se ausenta mucho… pronto estará de vuelta molestando…

- has dormido bien – le pregunte para cambiar de conversación, porque él solo podía ver esa parte de mi Drevon – no quiero que te enfermes
- claro que estoy bien -  me dijo apretando los puños con fuerza porque no le gustaba que nadie cuidara de el – soy tan fuerte como un caballo además lo único que le tiene que preocupar es la visita de su hermana, no pudieron conversar mucho por el amanecer, dentro de poco será de noche así que tiene que estar muy bien

Marius venia por el pasillo desde su habitación y sol le tocaba directamente en la piel no se que cara puse al verlo bajo la luz de los rayos del sol que entraban por las enormes ventanas ignorando por completo lo molesto que era ese nuevo ropa que me había puesto Meche hacia un par de horas atrás

- Las ventanas son a prueba de luz ultravioleta -  dijo con la quijada suelta Cristóbal la ver mi expresión
- No se preocupe las ventanas están hechas de un material muy especial que evita que mi piel la dañe la luz   - me aclaro él tan dulce como siempre me sentí mal por un momento pero su sonrisa suavizo cualquier incomodad  que le pude haber causado

Me acerque a el y toque su rostro tenia algo sobre su piel como un ungüento o un crema la olfatee y sentí su sangre mezclada con ceniza  

- es maquillaje para pasar desapercibido entre los humanos – me explico –    no todos podemos engañarlos con una ilusión en sus mentes como usted lo hace
- yo no lo hago aun - le corregí – es Cristóbal quien lo hace no tengo suficientes habilidades cómo para hacerlo por mi misma así que el lo hace por mi

El me miro y luego a Cristóbal que se había sonrojado como es su costumbre cuando se le halagaba

- el sol se esta poniendo e iremos a recibir a Maharet o tendrá que alimentarse antes – dijo el tratando de cambiar de tema -  o usted tiene planeado salir con ella – pregunto a Marius  
- Maharet no necesita alimentarse estoy seguro que solo querrá hablar con Mekare y yo necesito salir por unas horas esta noche
- no, no puede – le reclamo Cristóbal -  no nos puede dejar solos 
- viste algo – le pregunte – mientras dormías
- si – me contesto – no pasara nada malo y tengo que arreglar unos asuntos de los que le platicare después, con su permiso me retiro – me dijo dándome un beso en el dorso de la mano 
 
- regresa con bien – le dije